David Marí
Los trabajadores que acabamos de entrar en el mercado laboral nos enfrentamos a una serie de adversidades económicas sin precedentes: la mitad de nuestro sueldo se va en una habitación de un “zulo” compartido por otros jóvenes en la misma situación, la cesta de la compra en supermercados ha aumentado un 15.3 % de media (El Periódico, diciembre de 2022), no nos podemos plantear comprarnos un coche o pedir una hipoteca para tener una casa, etc. En una situación tan hostil como esta, se hacen más palpables las contradicciones entre trabajo y capital. Debido a esto, la ausencia de lucha en el movimiento obrero es aún más evidente.
Muchos jóvenes de hoy en día crecimos en un ambiente en el que no era común que nuestro entorno hablara de sindicatos o comités de empresa. Después de la transición, el movimiento obrero fue atenuándose mientras los sindicatos adoptaban posturas cada vez más conciliadoras y dando concesiones a los propietarios del capital. Los jóvenes hemos normalizado en nuestras vidas la ausencia de una lucha obrera organizada. Presenciamos huelgas generales, pero no dejaron de ser actos institucionales en los que se pedía, al Estado que nos oprime, reformas insuficientes y humillantes. También acudimos al 15M que fue rápidamente copado por oportunistas, dejando el movimiento completamente desarticulado.
Nos gana la propaganda burguesa cuando nos convence de que aceptemos las tareas de nuestro lugar de trabajo con unas condiciones inhumanas y sin rechistar. Se pueden permitir amenazarnos con despidos, ya que podemos ser reemplazados en un segundo. En un país con un 27.82% de paro juvenil (datos del tercer trimestre de 2023, según el INE), no es de extrañar que los jóvenes tengan miedo a la hora de pedir una subida de sueldo o una mejora de condiciones laborales.
Sin embargo, la crisis económica hace que las prácticas abusivas de las empresas sean cada vez más comunes. En mi puesto de trabajo en un año han denegado la subida de sueldo que nos prometieron durante la entrevista, no han aplicado la jornada intensiva en verano, han echado a tres compañeros simultáneamente sin previo aviso y nos hacen pagar los viajes por trabajo.
Si bien es cierto que todas estas situaciones desmoralizan a los trabajadores a la hora de organizarse, al mismo tiempo se crean las condiciones idóneas para la creación de un comité de empresa. Conforme se acentúan las contradicciones entre explotador y explotado, las demandas de la plantilla organizada son mucho más claras y concisas, más fáciles de consensuar entre todos los trabajadores. De esta forma, se llegan a acuerdos sobre cómo comenzar el proceso sindical y qué demandas traer al programa, por ejemplo, al igual que se vuelve sencillo reunir las firmas necesarias para el preaviso.
Es importante informar a los compañeros de que mientras la dirección de la empresa y sus propietarios tienen un equipo legal que les soluciona toda clase de pleitos, es imprescindible que nosotros dispongamos de una representación en ese ámbito. Concienciemos a los compañeros de que el trabajo es una lucha constante entre los intereses de la empresa que nos ha contratado y los nuestros. Insistir en que no son intereses que salvar entre ambos, sino que los nuestros son los que deben prevalecer. Hacer hincapié sobre los beneficios de estar organizados debe ser la piedra angular de las conversaciones con nuestros compañeros de trabajo: hablar de qué hubiera pasado con los compañeros que despidió la empresa si hubiésemos tenido representación legal, la defensa de las subidas de salario, viajes por trabajo pagados, etc.
No debemos permitir que los abusos perpetrados por la empresa se queden en anécdotas. Debemos de actuar y encaminar la frustración hacia la lucha trabajadora. Hablar constantemente con nuestros compañeros de trabajo. Preguntar por el estrés que llevan, qué tareas son más pesadas, comentar situaciones que no nos parezcan adecuadas. Es decir, llevar la lucha adelante sin dejar que nada pase desapercibido, creando un tejido social entre los trabajadores de la empresa en el que discutir las próximas demandas de la plantilla. No debemos tener miedo a la hora de comenzar la creación de un comité de empresa, sobre todo los más jóvenes. Debemos empezar pronto. No sabemos cuánto duraremos en la empresa en un mercado laboral en el que se usa el contrato indefinido y los periodos de prueba para emular la naturaleza de uno temporal. Son estas las empresas que más abusos pueden cometer y también son las que más mano de obra joven buscan.
Como comunistas, debemos atender a la necesidad de organizar y dirigir el movimiento obrero y sindical. Es crucial que la juventud entendamos nuestro papel en nuestros puestos de trabajo y comencemos a reunir experiencia y compañeros de trabajo en la lucha por laemancipación de nuestra clase.
Referencias
El Periódico. (14 de diciembre de 2022)
INE. (septiembre de 2023, https://ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=4247)