A. Torrecilla
El azar hace que un pequeño pueblo castellano descubra un tesoro enterrado en sus montes: un poblado de época celtíbera. Sin embargo, el tesoro simbólico (cultural, histórico), queda eclipsado por el tesoro material (una tinaja repleta de monedas y joyas de oro y plata), que despierta la imaginación y la codicia de los vecinos frente al equipo arqueológico llegado desde Madrid para hacer las primeras investigaciones, que es visto como un grupo de saqueadores «forasteros» del tesoro local, llegando a un punto crítico de tensión y enfrentamiento entre dos mundos: el urbano y académico frente al mundo rural y pragmático.
A partir de esta tan concreta, Miguel Delibes (1920-2010) hace gala de su estilo austero y casi parco (muy castellano, como corresponde a un autor vallisoletano), para escribir una novela breve pero profunda en la que hace un retrato de gentes y de época (la novela está ambientada en los primeros años de la democracia postfranquista), que deja una sensación agridulce y una poderosa invitación a la reflexión.
«El tesoro», junto con otras novelas precedentes del autor («Las ratas», «El disputado voto del señor Cayo», «Los santos inocentes»), formaron una particular campaña de denuncia de la situación de abandono y decadencia que sufría, ya a mediados del siglo pasado, el mundo rural. Delibes había comenzado esa campaña en forma de artículos en el periódico para el que trabajaba («El norte de Castilla»), pero las autoridades franquistas le prohibieron seguir publicándolos en un medio oficial, por lo que comenzó a reflejar esas situaciones en forma de novelas.
Sin embargo, las inclinaciones sociales de Miguel Delibes tienen un fuerte contraste con su propia biografía: provenía de una familia de tradición conservadora (su abuelo materno era un ferviente carlista) y él mismo participó en la Guerra Civil Española como voluntario en el acorazado Canarias, uno de los que perpetraron la masacre de «La desbandá» en abril de 1937. Esto, por otra parte, no le libró de sufrir la censura franquista en sus libros, sus artículos y en las clases que impartía en la Escuela de Comercio, pues no trataba de ocultar ni los crímenes del bando fascista durante la guerra, ni la miseria y el abandono que trajo la dictadura, especialmente al mundo rural. En 1963 llegó a dimitir de su cargo de director en «El norte de Castilla» por los continuos enfrentamientos con el ministro de Información del régimen, Manuel Fraga.
Tanto «El tesoro», como muchas otras de sus novelas, ha sido adaptada al cine como largometraje. En este caso se adaptó en 1988, solo cuatro años después de su aparición como novela, con Antonio Mercero en la dirección, José Luis Garci como coguionista, y José Coronado en el papel protagonista.
Tres enigmas para la Organización, de E. Mendoza (Barcelona, Seix Barral, 2024)
C. Hermida
Una organización secreta fundada en los inicios del franquismo que, de forma precaria y casi fantasma, mantiene su actividad en la segunda década del siglo XXI; unos agentes variopintos y grotescos –El Jefe, Jorobado, Buscabrega, La Boni, Monososo, Pocorrabo…– y tres sucesos ocurridos en Barcelona en la primavera de 2022 (un cuerpo sin vida en un hotel de las Ramblas, la desaparición de un millonario propietario de un yate fondeado en el puerto de la ciudad y las finanzas de Conservas Fernández). Esos son los mimbres con los que Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) construye su última novela, en la que se suceden los episodios rocambolescos narrados con humor e ironía.
Tres enigmas para la Organización es una divertida novela de detectives donde nueve estrafalarios agentes secretos, que nos recuerdan a la TIA de Mortadelo y Filemón, la inolvidable tira cómica del genial dibujante Ibáñez, protagonizan hilarantes situaciones para intentar buscar un nexo que relacione los tres hechos citados.
El lector encontrará en esta obra el inconfundible estilo narrativo de Eduardo Mendoza, capaz de combinar la comedia de enredo con la sátira social, a la vez que describe un conjunto de personajes caracterizados por una existencia gris y mediocre, unidos por su condición de agentes que realizan una disparatada misión al servicio de una organización que se mantiene en los márgenes del aparato del Estado.
Eduardo Mendoza, autor, entre otras novelas, de La verdad sobre el caso Savolta (1975), El misterio de la cripta embrujada (1979), El laberinto de las aceitunas (1982), La ciudad de los prodigios (1986), La isla inaudita (1989), Sin noticias de Gurb (1991), El año del diluvio (1992), Una comedia ligera (1996), El asombroso viaje de Pomponio Flato (2008) y Riña de gatos. Madrid 1936, es uno de los mejores escritores españoles y más galardonados. Con Barcelona como telón de fondo, la escritura de Mendoza es rica en múltiples registros literarios que combinan la fabulación y la memoria histórica, el pasado y la actualidad.
Recomendamos a nuestros lectores esta novela en la que encontrarán, una vez más, la maestría literaria del autor unida a la divertida aventura de los protagonistas.