Los trabajadores no pagaremos la guerra imperialista
El Gobierno de España lleva décadas asumiendo posiciones políticas frontalmente contrarias a los intereses estratégicos de nuestro pueblo, siguiendo la línea marcada por el imperialismo estadounidense para establecer un orden internacional favorable a su mantenimiento y expansión como potencia mundial.
Una de las contradicciones más llamativas del Régimen del 78 es su combinación de un discurso nacionalista hacia el interior, que le lleva a chocar con las nacionalidades históricas y a intentar crear cierta “paz social” en base al discurso nacional, y la completa sumisión en el exterior, especialmente hacia los Estados Unidos de América, que le obliga a seguir decisiones que perjudican gravemente la posición económica y política de nuestro país. El caso de la guerra en Ucrania no es una excepción.
Años de propaganda y promesas alentando el nacionalismo ucraniano surtieron el efecto deseado en 2014 al sustituir a la oligarquía prorrusa establecida en Ucrania desde los años 90 por otra oligarquía, nacionalista y pro-OTAN, a través de un golpe de Estado respaldado por el movimiento presuntamente popular conocido como “Euromaidán”. En ese escenario España, como el resto de satélites estadounidenses de la UE, no dejó de apoyar ese movimiento golpista, destinado a desequilibrar el flanco occidental ruso para beneficio de EEUU, sin tener en cuenta las consecuencias que tendría, principalmente en la propia Europa.
Desde entonces, los engranajes del imperialismo no han dejado de moverse a ambos lados de Ucrania. La OTAN siguió susurrando promesas futuras, ignorando cualquier violación de derechos fundamentales por parte del gobierno ucraniano, y Rusia no dejó de recordar a sus vecinos que no permitiría cambios en su “patio trasero”, aprovechando la vieja cuestión de las minorías nacionales en el exterior para advertir de una futura y “humanitaria” intervención militar.
Hoy la guerra es un hecho y clarifica muchas cosas. El clima de censura y crispación política que estamos sufriendo y que busca generar sumisión al Poder y justificar la escalada bélica en Europa (en el que los medios de comunicación están dejando clara su postura como simples engranajes del Poder) manifiesta la existencia de un abismo que separa a los distintos gobiernos europeos, desde Lisboa hasta Moscú, de la posición de clase instintiva, natural, del proletariado. La clase trabajadora en general y el proletariado en particular no quiere la guerra porque no la necesita. La imposición de relaciones económicas y militares entre países es inseparable de la lógica irracional del capitalismo (y más concretamente, de su fase imperialista), pero los trabajadores no tenemos necesidad ni obligación de enfrentarnos mutuamente para obligar a nuestros vecinos a comprarnos o vendernos tal o cual mercancía.
El Gobierno de España no tiene la menor intención de defender los intereses de las clases populares dentro de sus fronteras, pero tampoco puede satisfacer las demandas de la antigua burguesía nacional, cuya fuerza económica es incapaz de resistir el empuje de las alianzas multinacionales que deciden la geopolítica al más alto nivel. Como resultado de ello, la crisis del capitalismo se extiende sobre cada vez más capas y clases sociales; las contradicciones entre oligarquía dominante y clases populares salen a la luz, y la única salida posible va tomando la forma de una guerra mundial de proporciones inéditas.
En este contexto, la organización del proletariado como vanguardia de las clases populares es urgente y necesaria. Únicamente podemos terminar con la guerra como instrumento político si terminamos con el capitalismo como sistema económico, y únicamente el proletariado está en una situación de explotación tan profunda que puede rebelarse contra todo el modelo económico sin miedo a perder nada en el intento.
Trabajador, trabajadora: ¡organízate y lucha contra el capitalismo y sus sangrientas consecuencias!
¡NI GUERRA ENTRE PUEBLOS, NI PAZ ENTRE CLASES!
Partido Comunista de España (marxista-leninista)
Juventud Comunista de España (marxista-leninista)