Secretariado del C.C. del PCE(m-l)
Desde ayer, según informa la prensa, hay entablada una pelea en Rusia entre las distintas facciones de la oligarquía de gansters que gobiernan ese inmenso país, cuna en su día de la primera república socialista de la historia.
Poco más de un año después de que el sátrapa Putin iniciase una guerra contra Ucrania, hoy también dominada por turbios oligarcas alineados con las tesis agresivas del imperialismo yanqui, una guerra que ha llenado de sangre aquella tierra no hace tanto defendida contra el común enemigo nazi fascista por los dos pueblos: el ruso y el ucraniano, integrados en el glorioso Ejército Rojo, Rusia encara una probable guerra civil, tras el levantamiento del grupo Wagner que enfila sus armas contra el ejército ruso.
El grupo Wagner, un cuerpo militar privado, formado por mercenarios al servicio de la oligaquía rusa que se apropió de la URSS cuyos intereses ha defendido a cañonazos en Mali, República Centroafricana, Sudán, Mozambique, Libia…y, últimamente, también en Ucrania, toma partido en la pelea interna entre los diversos sectores de la oligarquía rusa.
Habrá quien quiera ver en esta cruel pirueta de la historia la confirmación de una supuesta inevitabilidad de los procesos; habrá quien defienda a uno u otro rival en esta pelea criminal entre mafiosos, queriendo ver en los criminales el vestigio de la gloria soviética; habrá incluso, quien se alegre porque este enfrentamiento bananero entre el Estado ruso y los mercenarios hasta ahora a su servicio, supone el debilitamiento de Rusia y, por tanto el refuerzo del imperialismo occidental. Mas solo representa la degradación final del enemigo de clase, incapaz de garantizar otra cosa que sangre, sufrimiento y miseria al pueblo; su descomposición y la de sus lacayos.
A pesar de que el lider de este siniestro grupo de mercenarios, Yevgueni Prigozhin, anunciara horas después el fin de su rebelión, para, según decía cínicamente “evitar un baño de sangre rusa”, tendremos que esperar, probablemente poco, para determinar las consecuencias de este enfrentamiento en Rusia y en el tablero internacional de guerra entre los imperialistas; pero, lo que si confirma esta nueva escena de la tragedia, es adonde lleva el abandono del internacionalismo y de la ideología leninista, el triunfo del capitalismo; el resultado de no poner nombre a las guerras, de confundir la guerra del presente con la del pasado. Y es que, como dijera Lenin, frente a la guerra de la burguesía, solo cabe enfrentar la guerra popular.
Esperemos que los pueblos de Rusia y de Ucrania, sean capaces de dirigir de nuevo la guerra contra sus verdaderos enemigos, para recuperar la paz entre sus pueblos.