En la mañana del domingo 7 de abril, un centenar de personas nos hemos juntado en la plaza Islas de las Azores (antiguo ayuntamiento de Fuencarral) para celebrar este IV Paseo Republicano hasta el cementerio de Fuencarral.
El trabajo previo para organizarlo, de forma lo más amplia y unitaria posible, ha dado como resultado que, prácticamente todas las organizaciones de izquierda y progresistas de la zona se hayan sumado a participar.
El camino hasta el cementerio ha transcurrido con consignas por la República, una pancarta unitaria abría el marcha y numerosas banderas republicanas participaban en el cortejo, con ellas, la pancarta de la Asamblea Popular Republicana del Barrio del Pilar, bandera de la juventud y del PCE(m-l)
En el cementerio, ante el monumento memorial a las Brigadas Internacionales habló el historiador y el miembro de nuestro Partido, Carlos Hermida. En su intervención dijo: «…muchas gracias por invitarme a este acto. El próximo 14 de abril conmemoraremos el aniversario de la proclamación de la II República en España. Hace 93 años se instauró el régimen más democrático que ha tenido nuestro país en toda su historia contemporánea. Una república que no sólo amplió los derechos democráticos, como el divorcio y el sufragio femenino, sino que entre 1931 y 1933, y durante el período del Frente Popular, llevó a cabo reformas con el objetivo de modernizar el país, mejorar la situación material de las clases populares y fomentar los servicios públicos mediante la acción del Estado.
Y por eso las clases dominantes –los terratenientes, la oligarquía financiera, la Iglesia católica y un sector del Ejército– intentaron destruir desde el primer momento el régimen republicano. Y para no perder sus privilegios organizaron y planificaron la guerra civil, una guerra de exterminio. Hoy, aquí, rendimos homenaje a todos los hombres y mujeres que defendieron la República; a todos los combatientes de las Brigadas Internacionales, que vinieron a España a luchar contra el fascismo nacional e internacional. Y también expresamos nuestro agradecimiento y homenaje al gobierno de la Unión Soviética, que envió armas, material sanitario y alimentos a la República durante los tres años de guerra. Sin esa ayuda el gobierno republicano no hubiera podido resistir al fascismo.
Han pasado 93 años y España es un país muy diferente al de 1931, pero los problemas que hoy tenemos son muy graves, profundos, estructurales. La privatización de los servicios públicos, la corrupción, la pérdida de soberanía nacional, las crecientes desigualdades sociales, el aumento de la pobreza, la cuestión de las nacionalidades históricas, son algunos de ellos. Y no es posible solucionarlos con un cambio de gobierno. Eso solo son parches. Es imprescindible un cambio de régimen, es necesaria la ruptura republicana. Hay que romper con el régimen del 78, porque esta monarquía y la Constitución son la clave de bóveda de un régimen al servicio de la oligarquía, cuyos intereses son antagónicos a los de las clases populares. Necesitamos una República de carácter popular y federal, capaz de afrontar las reformas estructurales que España necesita. Para conseguir esa República la izquierda real debe dejar a un lado sus diferencias y unirse en torno a un programa republicano. Pero también es necesario crear tejido republicano, conciencia republicana y para eso es necesario organizar asambleas republicanas a lo largo y ancho de todo el país. Existe indudablemente un sentimiento republicano en determinados sectores de la población, pero mientras ese sentimiento no se concrete en organización, no habrá República.
Hace 10 años que se produjo la abdicación de Juan Carlos I y fue proclamado rey Felipe VI, pero nada ha cambiado, porque el problema no tiene que ver con las personas que ocupan el trono (aunque los niveles delictivos del denominado Emérito son difíciles de superar), sino con la esencia del régimen. La Constitución de 1978 y todo el aparato institucional del Estado son la expresión del dominio político de las mismas clases sociales que tenían el poder en la dictadura franquista. Mientras se mantengan la monarquía, la Constitución y el actual aparato estatal, es absolutamente imposible solucionar los graves problemas de nuestro país.
Si no conseguimos derribar esta monarquía, heredera directa de la dictadura fascista de Franco, la frustración, el miedo y la desesperación van a aumentar, y ese es el caldo de cultivo que facilita el crecimiento del fascismo. Poseemos recursos humanos y económicos suficientes para que todos tengamos trabajo, vivienda y unos servicios públicos de calidad. El obstáculo, el problema, es esta monarquía y quienes la sustentan.
En los últimos años, la derecha se ha quitado definitivamente la careta, ha traspasado todas las líneas rojas de la decencia política, insultando groseramente a los líderes históricos de la izquierda, como Largo Caballero; tergiversando la Historia y ensalzando abiertamente al fascismo. Pero más allá de sus exabruptos ideológicos, en las Comunidades Autónomas en las que gobierna ha deteriorado los servicios públicos básicos, porque ese es su objetivo fundamental: destruir lo público.
Nuestro futuro y el de las jóvenes generaciones pasa por la proclamación de la III República. Necesitamos acabar con este régimen. Una lucha que es difícil, que es dura, que conlleva sufrimiento y sacrificio, pero vamos a recorrer ese camino y vamos a vencer.»
A continuación, la compañera Carmen, de la Asociación de Vecinos Valverde, explicó la historia del Memorial a los Brigadistas Internacionales, que desde los más diversos países, acudieron a defender la República española, porque comprendieron que defender la República, era hacer frente al fascismo internacional, cuyo primer exponente fue la sublevación fascista.
En el cementerio de Fuencarral fueron enterrados, durante la guerra, los brigadistas que murieron en los frentes de Madrid, esos enterramientos estaban debidamente identificados. Con el triunfo del régimen de Franco, fueron exhumados sus restos y llevados a una fosa común, de la que todavía no se tiene la referencia.
A finales de los años setenta se levantó este memorial, que se ha ido completando con las placas de los distintos batallones y procedencia de los brigadistas.
Eduardo Andradas, poeta, hizo referencia a los combatientes republicanos, hombres y mujeres que empuñaron las armas en defensa de la República y leyó un poema dedicado a las milicianas combatientes. El Himno de Riego puso fin al acto en este lugar.
Caminando hacia la salida del cementerio, nos detuvimos en el Monumento a los voluntarios soviéticos en la Guerra Civil y en el Monumento a los republicanos que participaron en la Segunda Guerra Mundial.
Un hermoso homenaje que nos va a servir también, y debe de servirnos, para estrechar lazos y colaboración para abordar los problemas de las clases populares en nuestro distrito de Fuencarral El Pardo y para poner en valor, de una forma más amplia, la importancia del cementerio de Fuencarral, quizá el único que tiene un conjunto monumental de gran contenido político, histórico y cultural, que recoge tanto la solidaridad antifascista con la República española, como la solidaridad de los republicanos españoles con la lucha antifascista durante la Segunda Guerra Mundial.