Buenos días, amigos y amigas:
En primer lugar agracerle al Partido Comunista de España (marxista-leninista) el habernos invitado a su Tercer Congreso que consideramos es un congreso histórico para vuestra organización, para la lucha por las libertades en el estado español; y también felicitaros que lo hagáis coincidiendo con el 50º aniversario de vuestra organización.
Amigos y amigas, la cuestión del Sáhara es una cuestión conocida a nivel del estado español. Sois de las organizaciones que nos han acompañado en estos largos cuarenta años.
Esta es una lucha larga y lo que quiero dejaros claro es que seguimos pensando lo que pensabámos en el 73: un Sáhara independiente del colonialismo, un Sáhara independiente de cualquier tipo de anexión, en un momento en el que seguimos tendiendo la mano a los hermanos de Marruecos, a los hermanos de Túnez, a los hermanos de Argelia, a los hermanos de Mauritania, a los hermanos de Libia, a los hermanos del Magreb árabe, a los hermanos de América Latina… Y aquí aprovecho para saludar a la revolución bolivariana, a la revolución cubana, que francamente, han sido uno de los grandes sostenes de la lucha de los saharauis.
A los hermanos del mundo árabe, porque somos una organización panarabista; pero, como dice un dicho español, “cada uno en su casa y dios en la de todos”, aunque estemos en un partido… [risas], en el congreso de un partido, pero es así: los sarahuis en su casa, los marroquíes en la suya, los tunecinos en la suya, los argelinos… Pero salgamos todos a construir el Magreb árabe, todos juntos, desde el respeto, por la unidad, por la solidaridad, ecónomica, social y política; pero desde el respeto. No aceptamos las imposiciones, no aceptamos la unidad por los cañones ni por los fusiles; llevamos estos cuarenta años luchando por este ideal de tener un estado en el Sáhara, pero un estado unionista, un estado abierto al Magreb árabe, un estado abierto al mundo árabe, a África y a Hispanoamérica; porque los saharauis somos árabes, africanos, pero también somos hispanos.
No me extenderé mucho: deciros que estamos en un momento delicado, pero prácticamente desde abril de este año, [después] de estos veinte años de lucha diplomática, de negociaciones, con el gobierno de Marruecos, con el régimen monárquico de Marruecos, para que se nos reconozca lo mínimo, que es el derecho de decidir nuestro futuro en las urnas. Supongamos que los saharauis sean marroquíes: que nos dejen democráticamente decirlo en las urnas. Pero si en las urnas decimos que somos saharauis y que queremos estar independientes en nuestra tierra, que eso se nos respete.
Quiero deciros que desde abril pasado prácticamente empieza una etapa nueva: una etapa nueva que esperemos que en el año próximo veamos más claramente dónde va encaminado este proceso de paz. La vía de la guerra no es una vía que descartemos, pero la tenemos alejada. Mientras exista el mínimo atisbo de paz, seguiremos tendiendo la mano a la paz. Y, llegado el momento de un acuerdo con Marruecos, queremos un acuerdo de valientes: que cada uno reconozca lo que tenga que reconocer y que los saharauis tengan ese estado por el cual han derramado mucha sangre (ustedes conocéis la historia). Y decirles a los hermanos palestinos que su lucha es nuestra lucha; y mientras siga Palestina en la situación en que está, nosotros consideramos que nuestra independencia, en el caso de alcanzarla antes, es menor, o es pequeña, o es incompleta.
Gracias a todos.