Comisión Movimiento Obrero y Sindical del Comité Central
La lucha que llevaron a cabo los trabajadores del metal de la bahía de Cádiz en 2021 fue ejemplar. Pero el conocimiento general que se tiene de ella va poco más allá de lo que en su día nos mostraron los grandes medios de comunicación del capital.
Creemos que es necesario profundizar en el conocimiento de esa movilización, extraer enseñanzas de la misma, porque dichas enseñanzas deben servir al conjunto de la clase obrera y porque en el actual momento en el que hay entablada una dura lucha entre capital y trabajo adquieren mayor relieve.
A esto obedece la presente entrevista a los compañeros de la CTM, que estuvieron en primera línea en esa huelga.
¿Qué es la CTM?
Coordinadora de Trabajadores del Metal. Sindicato de la Bahía de Cádiz del sector del metal formado por trabajadores, sobre todo, de subcontratas. Nuestra idea de sindicalismo no es cambiar unas siglas por otra sino hacer un sindicalismo en la que los trabajadores tengamos el protagonismo y en la que quepamos todos. Trabajo de hormiguita y repercutiendo en el día a día.
¿Cuál fue el motivo de su creación? ¿Cuáles son las necesidades que surgieron que no supieron resolver los sindicatos de clase?
Los trabajadores no nos sentíamos representados por los comités y sindicatos existentes y vimos que era necesario la creación de un sindicato que respondiera a este problema.
Todas. No resolvían ninguna necesidad. Solo recibíamos desprecios. Apenas había comités o delegados en las contratas que nos representaran y los que habían eran personal afines a las empresas. Las empresas incumplían, aún incumplen, el convenio y ni siquiera se denunciaba. La acción sindical no existía, la actuación de los sindicatos era meramente protocolaria y de frenar cualquier atisbo de movilización que tampoco es que existiera.
¿Por qué se convocó la huelga de 2021? ¿Cómo se desarrolló y qué papel cumplió la CTM durante esta movilización?
La huelga la convocan los Sindicatos mayoritarios porque en la negociación del Convenio no se llegaba a un acuerdo. Durante las negociaciones de otros convenios anteriores, los últimos 30 años o más, se habían firmado sin apenas incidencias. Los sindicatos mayoritarios presumían de conseguir el mejor convenio estatal del metal y la patronal lo firmaba porque sabía que iba a ser papel mojado en la realidad.
A partir de la aparición de CTM, se empieza a denunciar los incumplimientos del convenio y la Inspección de Trabajo actúa. Ante esta situación, la patronal no solo no firma el convenio sino que pretende rebajarlo: creación de un contrato por debajo del ayudante, no control de las horas extras, congelación del sueldo y suprimir una paga.
Ante la negativa de la patronal, los Sindicatos mayoritarios convocan la huelga. La participación y el éxito de las movilizaciones en los primeros días, hace que la patronal se olvide de rebajar el convenio y todo se centra, oficialmente al menos, en la subida anual del salario. Aunque el motivo para la mayoría de los trabajadores era que el convenio se cumpliera.
Nuestro papel fue más bien anterior a la huelga, con las denuncias y la huelga del 2020 y posterior a ella intentando crear organización y visibilizar lo que ocurría y ocurre en el metal de la Bahía de Cádiz.
¿Jugó algún papel la izquierda institucional? En su caso, ¿cuál?
Estaba en el poder, parte de ella, y ya se vio la actuación policial. Hubo apoyo público del ayuntamiento de Cádiz y desde Cataluña la CUP también apoyó.
¿Qué valoración hacéis de esa lucha?
Fue importante por muchas cuestiones: Se dejó claro y ahora lo sabe la patronal, a lo que estamos dispuestos los trabajadores. Se denunció, y visibilizó la situación y sirvió de impulso a otros conflictos; acabada la huelga en Cádiz, se dieron varias huelgas del metal por todo el estado. Aprendimos lo importante de la organización que no la hubo durante la huelga: es muy difícil organizarnos en “tempestad” y vimos, acabada la huelga, que era el momento de incidir en la organización. Se unieron lazos con colectivos de todo el Estado. Fue muy importante oír la palabra Clase Obrera en esos días, puede que fuera, el tiempo lo dirá, un renacimiento en este sentido.
¿Cuál fue el trabajo que llevasteis a cabo los sindicalistas de la CTM hasta el momento en que estalló la huelga de 2021?
Llevábamos varios años como colectivo y algo menos como sindicato, intentando organizar y hacer sindicalismo de verdad. Asambleas, denuncias, información y agitación a través de las redes, trabajo con otros colectivos sindicales de todo el Estado. Y sobre todo mucho trabajo de concienciación.
Los trabajadores del metal y, en concreto, vosotros habéis sufrido represión. ¿En qué ha consistido y desde que ámbitos o instituciones ha venido?
La represión sobre todo vienen de las grandes factorías del metal, la pública de Navantia o privadas como Dragados off Shore. Obligan, a algunas no es necesario obligarlas, a que las empresas auxiliares no nos contraten. Las listas negras existen aunque nadie la reconozca. La semana pasada hubo una sentencia a nuestro compañero Jesús Galván que le ha dado la razón aunque queda muchísimo al respecto. La imposibilidad de que tenemos para trabajar en el metal la mayoría del equipo de organización de CTM, es la que nos pone muy difícil hacer el sindicalismo que pretendemos.
¿Cuál es vuestra labor en la actualidad para seguir la lucha sindical y cómo responden a ella los trabajadores?
Trabajo de concienciación, información y organización. Sumando como se pueda a través del trato directo individual o colectivo con los compañeros. Visibilización y denuncia de la situación de manera directa o por redes. Asambleas, reparto de panfletos y agitación.
Participamos en conflictos de otros sectores e intentamos unir lazos. El conflicto de Acerinox, por ejemplo, que se está dando ahora, tenemos relación continua con ellos.
Hay que ser muy pacientes con los compañeros. 40 años de sindicalismo inexistente y de traiciones son difíciles de salvar. Cuando empezamos sabíamos que no íbamos a hacer una convocatoria y la gente iba a reaccionar. Es un trabajo lento, más sin apenas poder entrar en las factorías, pero vamos repercutiendo poco a poco. Y los trabajadores saben quiénes formamos CTM y nos respetan.
¿Habéis recibido apoyo por parte de los trabajadores de las empresas matrices/tractoras, o se han mantenido al margen de vuestra situación?
Muy poco. Existe la idea que a más perjuicios para los trabajadores de la auxiliar, más beneficio para los de la principal. Las plantillas de las empresas principales son minimizadas y conformadas por, cada vez más, jefes y personal técnico. El Csif ha ganado las elecciones en Navantia a nivel estatal y nos es por casualidad. Aún así, los pocos compañeros de la principal que colaboran, ayudan mucho. Especialmente los compañeros del SAT Navantia de San Fernando, con los que compartimos un delegado en el comité de la principal. La unión de los trabajadores de la auxiliar y de la principal, sería la mejor manera de defender la calidad y la cantidad de carga de trabajo.
Además del trabajo estrictamente sindical, sabemos que desarrolláis actividad en los barrios obreros y en institutos de Formación Profesional. ¿Nos podéis hablar de ello?
La recuperación de la actividad en los barrios es fundamental, sobre todo porque las factorías son dictaduras, además de que no podemos ni entrar en ellas. Estamos yendo a institutos, los que nos dejan, intentando explicarles a los alumnos lo importante de conocer sus derechos y de que sepan con que se van a encontrar en el mundo laboral. En general intentamos hacer trabajo de concienciación fuera de las factorías porque de alguna manera influyen dentro sino ahora, sí de cara al futuro. Llevamos unos meses valiéndonos del documental de Mercedes Moncada: la Bahía de Metal para acercarnos a los barrios y a otros sectores y explicar la situación. También celebramos actos no sindicales: competiciones deportivas, actuaciones musicales y actividades de todo tipo. La cuestión es estar y ocupar un lugar que debemos ocupar si o si los colectivos sociales de izquierda.
Los estudiantes y jóvenes de esos institutos, ¿reciben positivamente vuestra lucha? ¿Se interesan por ella o participan en ella de alguna forma?
Hay de todo. Chicos que lo reciben con curiosidad y otros con apenas interés. Es lógico, no hay costumbre. Tenemos que incidir en ello. Hablar de clase obrera o mejor dicho, que se hable, no es trabajo de un día para otro.
Sobre la actividad en barrios, ¿contáis con más organizaciones o colectivos para llevarla a cabo? ¿Cómo y por qué decidís participar con otras asociaciones?
Nosotros formamos parte de la Confluencia Sindical de la Bahía de Cádiz. Casi todo lo que hacemos tenemos ayuda de la confluencia y al revés. Aparte trabajamos con colectivos no sindicales de manera continuada o puntal. Una parte obligatoria de los colectivos es saber trabajar con otros. Debe ser parte de la organización funcionar de manera individual y también con otros grupos. Hablamos siempre de lo importante de lo colectivo pero parece que todo se queda dentro del nuestro. Los sindicatos y demás grupos tenemos una obligación celular propia y otra, puede que más importante, de sumar con otras células para ser un órgano mayor que se llama clase obrera. Para eso es fundamental no mirar solo a corto plazo y ser muy generoso. La unión de la izquierda no es darnos la mano para hacernos una foto o firmar un pacto que nos lleve a un ayuntamiento o comité o lo que sea, es ser capaz de trabajar juntos por nuestras ideas.
¿Disponéis de medios de difusión para repartir en los barrios? Por ejemplo, alguna revista, panfleto, periódico, etc. ¿Tenéis actividad de este estilo en redes sociales?
Tenemos o estamos creando una asamblea DE barrio que de momento es más bien una serie de asambleas EN EL barrio. De momento es una idea que vamos tratando poco a poco. Estamos sumando colectivos pero es un trabajo complicado. Complicado pero posible. El trabajo de barrio y en las calles es clave y es uno de los caminos que no podemos abandonar. CTM apostamos por este trabajo.