Scintilla nº 122, órgano de Piattaforma Comunista -por el Partido Comunista del Proletariado de Italia
El fuego imperialista iniciado en Ucrania ha colocado a todas las organizaciones que reclamamos el socialismo y el comunismo frente a decisiones inaplazables. ¿Qué análisis de la situación? ¿Qué actitud hacia la guerra? ¿Qué consignas? ¿Qué iniciativas políticas? ¿Qué tipo de cooperación y en base a qué criterios?
La Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas (CIPOML), que desde 1994 se encuentra en una lucha ininterrumpida contra todo tipo de revisionismo y oportunismo, ha expresado clara y explícitamente la posición y actitud marxista-leninista ante los acontecimientos actuales, con dos declaraciones: la primera europea y la posterior internacional.
En estas declaraciones, adoptadas al estallar la guerra, la CIPOML expuso sin tapujos la naturaleza de la guerra al reconocer sus causas en los antagonismos imperialistas e identificar sus principales responsabilidades, analizó la situación y los problemas existentes, denunció las mentiras y sofismas de las clases dominantes, defendió el principio de la autodeterminación de las naciones oprimidas, llamó a los pueblos proletarios y oprimidos de todos los países a unirse en la lucha contra la guerra, contra sus dirigentes y artífices, contra las clases dominantes, en el conocimiento de que el principal enemigo de cada pueblo está en su propio país y que la lucha contra la guerra, por una paz duradera, debe estar ligada a la necesidad de la revolución proletaria y a la construcción del socialismo, única salida del capitalismo-barbarie imperialista.
Por parte de partidos y organizaciones revisionistas, hemos visto patrañas y piruetas ideológicas para justificar y legitimar la agresión del imperialismo ruso a Ucrania. Quienes defienden esta guerra injusta y reaccionaria dicen que se trata de una «acción defensiva» de Rusia «ante la ampliación de la OTAN». Pero esta «defensa», un viejo argumento utilizado por todos los estafadores burgueses, significa ante todo negar el carácter imperialista de Rusia (un debate que los marxistas tienen cerrado desde hace más de un siglo).
¿Cuáles son las acciones de los revisionistas y oportunistas? Pálidas posturas hacia los gobiernos, peticiones y webinars para sembrar esperanzas de paz entre los trabajadores, acompañadas de la constante predisposición a apoyarse en un imperialismo para combatir a otro.
El rasgo común es el de negar cualquier relación entre guerra y revolución, así como el de negar la relación entre la lucha de liberación de las naciones y la lucha por la liberación del imperialismo. Nuestro deber es desenmascarar esta comedia de engaño e ilusión, no fomentarla. No todo el circo revisionista, sin embargo, ha montado el espectáculo al unísono. Las profundas contradicciones ideológicas y políticas que existen en su seno en temas cruciales como el concepto de imperialismo, la naturaleza de Rusia y China hoy, la cuestión de la participación en gobiernos burgueses progresistas, el apoyo al llamado «socialismo del siglo XXI» , la naturaleza de la UE, etc., se han agudizado con el estallido de la guerra.
Diferentes partidos comunistas y componentes dentro de los partidos revisionistas en diferentes ocasiones se han posicionado en contra de la guerra imperialista, declarando inaceptable la invasión de Ucrania; argumentando que la guerra se hace a favor de los monopolios y no de los pueblos; condenando el nacionalismo granruso de Putin; quitándole la máscara antifascista y defendiendo la justa política bolchevique; señalando con el dedo la ambigüedad de Rusia, que vende la lucha de los trabajadores del Donbass contra los fascistas, y el carácter burgués y reaccionario de las «repúblicas populares»; llamando a los trabajadores a no caer en la trampa de la alianza con uno u otro de los imperialismos en conflicto entre sí y a luchar contra la participación de sus propios países en la guerra, dejando las alianzas belicistas como la OTAN.
Frente a la acción de conquista de la guerra de bandoleros lanzada por Putin, han surgido actitudes, declaraciones y respuestas prácticas en conflicto con las de los socialchovinistas y las diversas corrientes oportunistas. A pesar de las debilidades, las incertidumbres y los vaivenes, a pesar de la falta de claridad sobre todos los aspectos de la situación, esto representa un hecho nuevo que debe alentarse, porque estos partidos y componentes se oponen a la guerra, reconocen que la naturaleza de Rusia es imperialista, mientras las otras grandes potencias critican la política belicista de Putin, distanciándose de ella.
Por supuesto, este posicionamiento es positivo a condición de no quedarse a medias; de poder definir más claramente la irreconciliabilidad con el revisionismo y el oportunismo, con el socialimperialismo, para precisar los medios de oponerse a la guerra imperialista, para contribuir a la unión y para emprender una acción común de todos los comunistas coherentes.
La evolución objetiva de los acontecimientos delimita el campo; la guerra, con sus crímenes y las estridentes injusticias que pone de relieve, cataliza a los grupos de oposición al matadero imperialista dentro del movimiento obrero internacional, los empuja a encontrar un denominador común, una acción común. Aquellos que todavía forman parte, o incluso quisieran entrar en citas anuales, conferencias, encuentros y redes internacionales en las que aparecen los partidos revisionistas de China, Rusia, India, Brasil, Sudáfrica, Vietnam, Francia, Portugal, etc. deben notar que estos son de hecho cadáveres, muertos no tanto por la guerra como por la traición, por la ambigüedad, por las medias palabras de los revisionistas y oportunistas que se suben al carro de las potencias imperialistas, del capital monopolista, sacrificando los principios del comunismo y la conciencia de clase, abandonando el internacionalismo proletario en nombre de la «solidaridad nacional», para salvaguardar su poder, sus organizaciones, sus vínculos con el gran capital, sus «patrias» imperialistas.
Los principales perpetradores de este atropello son los dirigentes revisionistas rusos y chinos, que en Italia encuentran el apoyo del PCI de Alboresi y del PC de Rizzo y de otros grupos menores y revistas, sobre todos los cuales recaen serias responsabilidades, al hacer del socialismo un instrumento del imperialismo. Reconocer la quiebra y el fracaso de estas áreas, comprender sus causas, es tarea de todo comunista honesto, para que la más sólida unión de los proletarios de todos los países pueda avanzar y afirmarse.
Es completamente ilusorio, peligroso y engañoso pensar en reconstituir un poderoso movimiento comunista y obrero internacional, una nueva internacional comunista, sin una completa separación ideológica y organizativa del revisionismo y el oportunismo modernos, que pretenden desviar al proletariado de la lucha revolucionaria por el socialismo. No se puede combatir al imperialismo, no se puede cumplir con las tareas que exige la coyuntura, no se puede construir una unidad internacional efectiva del movimiento obrero y comunista, sin romper abierta, decidida y enteramente con el oportunismo y el revisionismo y sus organizaciones nacionales e internacionales, sin aclarar a la clase obrera y a las masas trabajadoras la inevitabilidad del fracaso de las quintas columnas de la burguesía. Esto es muy diferente a actuar a la izquierda o intentar desbancar a algunos partidos revisionistas para ocupar su lugar, manteniendo la unidad con los revisionistas y los declarados oportunistas. La unidad con los revisionistas y oportunistas significa el sometimiento de la clase obrera a la burguesía, la unión con ella para someter y saquear a los pueblos y naciones oprimidos; significa, por lo tanto, la división del proletariado revolucionario de todos los países.
La clase obrera no puede cumplir su función histórica sin librar una lucha despiadada contra los agentes de la burguesía en sus filas, y contra cualquiera que se arrodille ante la traición, el oportunismo, la falsificación teórica y práctica del socialismo científico. Hoy es más necesario que nunca mantener una completa independencia teórica, política y organizativa, adhiriéndose firmemente a los principios del comunismo. Esto significa desprenderse, sin demora y definitivamente, del oportunismo, del revisionismo, de los socialchovinistas, que en todos los países han renunciado al marxismo-leninismo y al internacionalismo proletario; significa la unión de los internacionalistas proletarios de todos los países. Esta separación, favorecida por el desarrollo de los acontecimientos, es históricamente inevitable y necesaria para desarrollar la lucha revolucionaria del proletariado al nivel superior del internacionalismo proletario: los partidos y organizaciones que luchan por la revolución y el socialismo, contra la burguesía, el oportunismo y el revisionismo, por la formación de un poderoso movimiento comunista internacional marxista-leninista, con organización propia y clara línea ideológica, política y organizativa, que se proyecte en la reconstrucción de la Internacional Comunista, fortaleciendo sus secciones en cada país.
¡La Internacional Comunista volverá a vivir, y serán los sectores más avanzados, conscientes y organizados del proletariado internacional los que la crearán!