José Pedro Castillo Terrones, maestro y dirigente sindical, llegó a la Presidencia de Perú el 28 de julio de 2021, tras derrotar en la segunda vuelta electoral a la candidata de la derecha Keiko Fujimori. Aunque el resultado fue muy ajustado en el porcentaje de votos ( 50,13 % del candidato de “Perú Libre” frente al 49,87% de su oponente derechista) el triunfo electoral de Pedro Castillo fue completamente legal y legítimo. La victoria de Castillo se produjo en un clima de profundo descontento social, con la mitad de la población en estado de pobreza, tremendas desigualdades sociales, 43% de desnutrición infantil y altísimas tasas de paro.
Ya durante la campaña electoral, Pedro Castillo fue objeto de virulentos ataques por parte de las fuerzas políticas derechistas, la burguesía y el imperialismo estadounidense, que no dudaron en calificarle de “peligroso comunista” para impedir que alcanzase la presidencia del país. Sin embargo, el deseo de cambio de las comunidades campesinas, los mineros, los estudiantes, las mujeres de las clases populares, los maestros, etc.; en fin, de todo un amplio espectro social popular, hizo posible la victoria de la izquierda.
Tras su proclamación como presidente, los ataques de la oligarquía peruana se hicieron más fuertes, acusando a Castillo de fraude electoral y llamando directamente a su asesinato. La única salida para el presidente era cumplir su programa electoral –nacionalizaciones, aumento del presupuesto para Sanidad, convocatoria de una Asamblea Constituyente, entre otros aspectos –, y de esta manera reforzar el apoyo de las masas, pero optó por incumplir sus promesas electorales en un intento de mantenerse en el poder respetando el statu quo económico. El resultado fue la desmoralización de las masas que lo auparon al poder político y una creciente radicalización de la derecha, que apostaba claramente por la destitución del presidente mediante un golpe de estado.
En este contexto, el Presidente propuso el cierre del Congreso y la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Argumentando que esa decisión era ilegal, la oposición derechista, con el apoyo de las Fuerzas Armadas y el consentimiento del gobierno estadounidense, destituyó y detuvo a Pedro Castillo el 8 de diciembre de 2022, nombrando Presidenta a Dina Boluarte. Se consumó de esta manera un golpe de estado que venía preparándose desde hacía meses.
A partir de ese momento las protestas populares se sucedieron y decenas de personas han sido asesinadas por las fuerzas policiales. Nuestro Partido condena la brutal represión ejercida sobre el pueblo peruano y el golpe de estado perpetrado por las fuerzas oligárquicas peruanas con el apoyo de la administración estadounidense, así como manifestamos nuestra solidaridad con las luchas de las clases populares para derribar el régimen oligárquico del país y convocar una Asamblea Constituyente
Queremos insistir una vez más en que el reformismo populista que se ha ensayado, y se sigue practicando en varios países de América Latina, conduce necesariamente al fracaso político y a la desmoralización de los trabajadores, abriendo las puertas a la derecha. La supresión de la miseria, la explotación y la dependencia imperialista no se pueden superar dentro del marco del sistema capitalista. Mientras las clases dominantes mantengan la hegemonía económica, política y cultural, los intentos de transformar el orden establecido están condenados al fracaso. El reformismo populista puede tener buenas intenciones, pero objetivamente conduce a un desastre político cuyas víctimas siempre son los trabajadores y los campesinos.
Llamamos al pueblo peruano y a todos los pueblos de América Latina a unirse en torno a una verdadera alternativa socialista que garantice la soberanía económica y política, rompiendo definitivamente con la dominación de las oligarquías locales y la subordinación imperialista.
¡¡¡VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO PERUANO CONTRA EL GOBIERNO GOLPISTA!!!
¡¡¡ POR EL SOCIALISMO, LA LIBERTAD Y LA SOBERANÍA POPULAR!!!