Partido Comunista Revolucionario de Bolivia
El 28 de julio fue posesionado como Presidente de la República del Perú, el profesor campesino Pedro Castillo, luego de una reñida segunda vuelta en la que la oligarquía fujimorista luchó con uñas y dientes para aferrarse al poder estatal controla desde hace más de tres décadas. La esperanza del pueblo peruano hartado de neoliberales y corruptos se expresó en la figura de un maestro con trayectoria de dirigente sindical.
Hoy en Ecuador el magisterio organizado en la Unión Nacional de Educadores junto a organizaciones estudiantiles y populares protagonizan una huelga de hambre en defensa de las conquistas consagradas en la Ley Orgánica de Educación Intercultural ante los ataques del gobierno banquero de Lasso.
En Bolivia uno de los ejes articuladores de la resistencia anti-golpista en 2020 fue la lucha por el derecho a la educación, fueron los maestros junto a padres de familia y estudiantes quienes concretaron las primeras movilizaciones unitarias en julio, que desembocaron en las movilizaciones masivas de agosto que obligaron
Con el retorno a la democracia representativa el magisterio boliviano no se ha quedado callado, es más el Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajador, fueron maestros quienes tuvieron la audacia de presentarse con carteles de protesta en el acto oficial de la burocracia COB-Gobierno, demandando condiciones dignas de vida, trabajo y estudio. Asimismo el magisterio a lo largo y lo ancho del país ha sido partícipe de las luchas por una mejor atención en la Caja Nacional de Salud.
No cabe duda alguna de que el magisterio organizado en América Latina juega un papel de primer orden en las luchas en defensa del derecho a la educación, por la justicia social y por la transformación de nuestra sociedad. Que las lecciones de las maestras y los maestros no se limitan a aquellas que imparten frente a la pizarra (o a la computadora, ahora en tiempos de pandemia); sino que dejan enseñanzas importantísimas de dignidad y coraje en las calles de todo el continente. Urge generar una reflexión honesta y profunda en torno al papel del maestro en la lucha social y en la construcción de una alternativa revolucionaria.
¿Puede el sindicalismo por sí solo resolver los problemas sociales? ¿Cuáles son y cuáles deben ser las propuestas concretas desde el magisterio para el movimiento popular? En Bolivia tenemos una riquísima tradición de unidad sindical bajo el principio del pluralismo ideológico que se expresa en las principales organizaciones de maestros y maestras a nivel nacional: la Confederación de Trabajadores de Educación Urbana de Bolivia (CTEUB) y la Confederación de Maestros de Educación Rural de Bolivia (CONMERB). Tanto en las Confederaciones, Federaciones y Sindicatos de maestros existen diversas corrientes internas con posiciones ideológicas anarco-sindicalistas, reformistas, revisionistas, e indigenistas entre otras que disputan entre sí los espacios de dirección sindical, sin perder la unidad del espacio sindical. En medio de esa disputa ideológica tenemos un deber los comunistas marxista-leninistas de exponer nuestras posiciones ideológicas, buscar la más amplia unidad con sectores democráticos y progresistas, sin plantear de forma abierta y honesta nuestras críticas a las tendencias ideológicas pequeño-burguesas y oportunistas que intentan poner el movimiento sindical al servicio del gobierno de turno o de la oposición burguesa.
El oportunismo y el llunkerio (servilsimo) que durante muchos años ha caracterizado a las altas dirigencias sindicales hoy se expresa en los bochornosos escándalos de corrupción que envuelven al Ministerio de Educación al mando del revisionismo. La lucha del magisterio no debe ser una escalera para alcanzar puestos de autoridades y reproducir las viejas mañas de la derecha.
La lucha del magisterio parte de una demanda concreta de mejorar las condiciones de vida, trabajo y de estudio – es decir mejorar la educación boliviana. Para una mejor educación es fundamental un mejor financiamiento, que se cumpla el mandato constitucional que establece que la educación es la función suprema del Estado y su primera responsabilidad financiera. Se debe transformar la infraestructua escolar, se deben garantizar condiciones tanto de bioseguridad como de conectividad (internet gratuito y dotación de equipos), se debe mejorar la formación profesional del personal docente – todos estos elementos económicos aportarán a una educación digna para Bolivia.
Pero existe un elemento que es aún más importante – la transformación real del modelo educativo. Decidir qué tipo de ciudadanos se quiere formar, con qué valores, con qué visión de país. ¿Seguiremos formando a jóvenes dóciles, acríticos y sumisos, funcionales al modelo neoliberal? ¿O nos atrevemos a proyectar una educación que fortalezca las capacidades críticas, reflexivas y creativas, que transmita un hondo sentido histórico y compromiso social, que forme a hombres y mujeres íntegros e integrales?
El reto que nos planteamos no es novedoso pero es actual y urgente, los aprendizajes de pedagogos comprometidos como Makarenko, Freire y Ponce, y las experiencas educativas populares de todo el mundo, incluyendo la Escuela-Ayllu de Warisata nos dan pautas importantes al pensar en cómo avanzar hacía una educación liberadora.
Luchamos para que el magisterio, construya junto a los trabajadores de la ciudad y del campo, sea artífice en la construcción de una nueva sociedad.
“No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política.”