P. Recife
Hablábamos en el anterior artículo, en relación con la caída del muro de Berlín, de los muros físicos que el capitalismo ha levantado (algunos incluso antes que el de Berlín) y aun hoy mantiene en diversas partes del mundo en los que a diario son represaliadas, heridas o mueren miles de personas, incluidos niños, con el sólo fin de mantener protegidos sus ignominiosos intereses y rapiña, aunque los disfracen y justifiquen mediáticamente con otros relatos.
Pero terminábamos el artículo diciendo que “existen otros muros que no se ven y que nos afectan a diario”que vamos a ver seguido, porque los anteriores no son los únicos muros que se encuentran la clase obrera, los inmigrantes, los hombres y las mujeres de todos los pueblos del mundo, sean de la raza que sean.
Estos muros invisibles los vivimos a diario y todos, sin excepción, los genera, apoya o tienen su origen en el capitalismo y en el imperialismo. Estos “muros” se construyen desde el poder y afectan a los comportamientos y actitudes que tomamos, pero que por ser tan sutiles llevan a muchas personas a la confusión, la xenofobia, al patriotismo vacío y al fascismo. Aquí sólo vamos a señalar algunos de los más relevantes someramente (que nos afectan en España pero que, con que con ligeras variantes, son idénticos en todo el planeta) para que sirva como base para dar una justa respuesta.
Discriminación/Xenofobia
Dice Amnistía Internacional que “La discriminación ataca el corazón mismo de lo que significa ser humano. Es tratar a alguien de forma distinta sólo por ser quien es o por sus creencias. Todos tenemos derecho a ser tratados por igual, con independencia de nuestra raza, etnia, nacionalidad, clase, casta, religión, creencias, sexo, lengua, orientación sexual, edad, estado de salud u otra condición. Y aun así, con demasiada frecuencia oímos historias desgarradoras de personas que sufren la crueldad sólo por pertenecer a un grupo «diferente» de quienes están en el poder«.
La discriminación es cada día más patente en nuestra sociedad y crea una desigualdad laboral y social de grandes proporciones que conducen al fascismo. La discriminación colectiva, ocurre cuando se da un trato diferenciado de un grupo a otro, negativo e inferior sin que exista una razón contextual diferenciada. Y existe una discriminación estructural que surge de políticas institucionales. Hoy, ejemplos de esto sería no aceptar a una mujer en un empleo por el hecho de ser mujer o se margina a las personas por su raza o sexo
Pero la discriminación es el primer paso a la xenofobia.Es la discriminación en función de la raza o la etnia a la que la persona pertenece. En la actualidad es patente la discriminación hacia los migrantes o refugiados y en ello se basa el ascenso que están viviendo muchas fuerzas xenófobas en Europa o la victoria de Trump en EEUU. En España, paradigma de esta discriminación y xenofobia es VOX (pero también esa derechona disfrazada del PP o C`s) que despotrica en cuanto tiene ocasión contra las mujeres que defienden sus derechos, los MENA o contra los refugiados y migrantes.
Corrupción
Según Transparencia Internacional, España se sitúa en el desagradable nivel de los considerados bastante corruptos. Según los datos de esa ONG, España ha alcanzado su peor registro (2017) en la clasificación mundial y se ha situado en el puesto 21 de los 32 países europeos por detrás de Lituania o Eslovenia y a nivel mundial en el 41 entre Costa Rica y Georgia. El 47,5% de los españoles considera la corrupción el segundo mayor problema del país y de ella no se libran ni la monarquía, ni los partidos institucionales ni las grandes empresas.
La corrupción trae graves consecuencias para una sociedad más justa. Estos son algunos aspectos: se asume como parte de la vida diaria y del desarrollo normal de las instituciones y empresas, produciéndose una amplia tolerancia social hacia una cultura de la ilegalidad generalizada o reducida a grupos sociales que consideran que “la ley no cuenta para ellos”; creencia, que termina formando parte de la cultura de un país u organización en la que se resta importancia al fenómeno. La impunidad es una de las principales y más claras causas de corrupción. Aunque se castiga la corrupción, especialmente después de la proliferación de tratados internacionales y del avance en la concienciación política y social de la necesidad de combatirla, existen aún ordenamientos como el nuestro, heredero del franquismo, en los que o no se castiga, o son muy benévolos o no persigue activamente. La desigualdad social contribuye a la creciente pobreza y al aumento de la corrupción. Mal funcionamiento de las instituciones públicas por la burocracia lenta e innecesaria, los procedimientos administrativos demasiado complejos y la falta de leyes de transparencia. Podemos concluir que dónde hay corrupción falla el sistema, por lo tanto la injusticia, la falta de solidaridad y la brecha social es tan amplia como lo sea la corrupción.
Riqueza
El 10% de los españoles acumula el 52,8% de la riqueza del país, según datos publicados por el Banco de España. Más de la mitad de la riqueza pertenece, por tanto, a unos pocos. Mientras, de manera global, la riqueza de las familias descendió un 22,1 por ciento entre 2011 y 2014. Todos un poco más pobres, pero con un reparto absolutamente desigual. La recuperación económica, de la que tanto han presumido desde el Gobierno de turno, ha aumentando la desigualdad: ha favorecido cuatro veces más a los ricos que al resto de la población.
Entre 2016 y 2017, el 1% más rico capturó el 40% de toda la riqueza creada en ese período, mientras que el 50% más pobre apenas consiguió repartirse un 7% de este incremento. Solo en el último año, cuatro nuevos multimillonarios españoles entraron a formar parte de la lista creada por la revista Forbes, que ya incluye 25 multimillonarios españoles en la lista. En cuanto a los salarios, el estudio de Oxfam Intermón refleja que mientras que la remuneración de los trabajadores no ha recuperado todavía los niveles de 2009, los beneficios empresariales lo hicieron dos años antes y se situaron, en el segundo trimestre de 2017, un 8,3% por encima de lo registrado en el primer trimestre de 2009. De esta forma, desde el primer trimestre de 2012 la productividad por hora trabajada ha crecido diez veces más que el salario promedio por hora trabajada. El sistema fiscal español también contribuye a generar desigualdad, entre otras razones porque son los asalariados los que soportan principalmente el sistema tributario, frente a empresas y capital. En detalle, el 83% de la recaudación fiscal en 2016 provino del IVA, el IRPF y otros impuestos pagados fundamentalmente por familias, mientras que el impuesto de Sociedades aportó el 12% de la recaudación total, diez puntos menos que en 2007 (datos publicados en El Diario).
Internet/Información
La “brecha digital” sigue existiendo en nuestro país. Según un estudio de Telefónica, más de 22 millones de españoles acceden a Internet a diario y el número de internautas de entre 55 y 64 años ha superado el 60 por ciento. La sociedad de la información no es solo la del teléfono móvil o las redes sociales sino también la que exige habilidades para acceder a la información o a la Administración de Estado, por ejemplo. Destruir ese muro es imprescindible para que funcione la igualdad de oportunidades. La falta de una educación digital transformadora que oriente sobre el uso de internet y el manejo de la información a la que se tiene acceso está creando analfabetos digitales de gran calado que aumenta la discriminación y desigualdades sociales. Las televisiones y medios de comunicación son otra variante de este muro. Sus programas y artículos, películas y opiniones, documentales y anuncios, tienen el sesgo que el poder necesita en cada momento. En ninguna ocasión cumplen su papel informativo o cultural si no es para imbuir a la sociedad de ciertas ideas o prejuicios para que se cumplan los objetivos del poder o las empresas. Un buen ejemplo de ello ha sido toda la maquinaria propagandística montada con respecto a la conferencia del cambio climático realizada en Madrid y que pocas soluciones, por no decir ninguna, se han dado.
Como vemos son “muros” sutiles pero a los que nos enfrentamos cotidianamente. De todos ellos el capitalismo saca provecho y en momentos como los actuales de gran confusión (propiciada por todo lo anterior desvirtuando incluso el lenguaje) son terreno abonado para las bestias fascistas. Derribar esos muros, transformar la sociedad y hacerla mas justa es ya tarea ineludible.