Comunicado del Comité Revolucionario Benigno Álvarez
La salida del capitalismo para su propia crisis es el fuerte desempleo, la destrucción de fuerzas productivas, y un aumento de la violencia estatal. Ni con las
elecciones en sí mismas, por muchas listas abiertas que existan, ni con la participación en estas por parte de la mayoría social sometida a una minoría, vamos a conquistar el poder. Sólo construyendo una democracia de nuevo tipo, basada en el poder popular, llevaremos las justas demandas democráticas de las naciones y pueblos ibéricos hasta sus límites, hasta el Socialismo.
15M, Pablo Iglesias Turrión, al rojo vivo, Elecciones al Parlamento Europeo, Izquierda Anticapitalista, Grupo promotor… A todos a día de hoy nos suenan estos conceptos, y es que la irrupción en la palestra política estatal, y nacional gallega, de este nuevo fenómeno llamado Podemos, cuya cima es expresada con los cinco escaños conseguidos en las votaciones del 25 de Mayo para el proyecto imperialista de la Unión Europea, vino a definir un proyecto de continuidad para la oligarquía, en medio de la convulsión social generada por un profundo malestar proveniente de una crisis sin precedentes en el plano económico y en el institucional.
Es curioso que cuando aparecen elementos subversivos para el capitalismo, que cuando se puede consolidar un poder contrahegemónico, con huelgas generales exitosas e indefinidas como las de Coca Cola, mostrando nuevas experiencias de organización de la clase trabajadora estatal, el poder financiero crea medidas preventivas o de transición como las de Podemos en pleno siglo XXI, un ejemplo certero de la socialdemocracia inspirada en los ideólogos de las Revoluciones Bolivarianas y auspiciada por reconocidos medios de información, economistas, etc. (Y así también había sucedido, con matices coyunturales, en las elecciones que levantaron al poder al PSOE de Felipe González en los 80. Cuando los camaradas del FRAP, casi en exclusividad, se posicionaban con la quiebra de esa
constitución pactada en el 78, las clases dominantes preparaban una tercera vía, con una imagen bonita, un líder carismático y un programa que prometía
mejorar las condiciones de los trabajadores, pero sin ahondar en el núcleo del problema, las miserias de las reglas del libre mercado).
Nos situamos pues ante algo no tan nuevo, que salpicó mismo a organizaciones que consideramos muy próximas (se vea todo lo sucedido con la Juventud
Comunista de España marxista-leninista), y a otras más alejadas en lo ideológico (las idas y venidas de ciertos dirigentes con «prestigio» del PCE ), pero donde también hay compañeros loables atrapados en unas siglas que no responden a los principios marxistas que dicen defender o manifestar estos mismos.
Por lo tanto, el debate ya no se centra sólo en Podemos (ni en izquierda ni derecha, los comunistas no nos expresamos en estos términos, sino en los de clase), sino en una cuestión de franqueza ideológica.
De la lectura histórica actual, y una vez más, emana la clásica dicotomía entre revolución y reforma, entre ruptura o reforzar el sistema.
El ataque continuado por parte de los reformistas (ahora con Pablo Iglesias de líder y guía espiritual) a los fundamentos del marxismo, es una de las muestras más palpables de sus intentos neutralizadores de cualquier forma de rearme ideológico obrero, popular. Nosotros, los que defendemos a las organizaciones de clase, no vamos a renunciar a atacar directamente al modelo imperialista, fase superior del capitalismo,el cual sigue provocando guerras, destruyendo los recursos naturales y condenando a los trabajadores a condiciones paupérrimas y al desempleo.
En una sociedad basada en la explotación del trabajo asalariado no hay más salida que organizar al proletariado, movilizándolo contra la misma explotación, es decir, construir un partido comunista único que eleve a la clase obrera como dirigente de un proceso emancipador.
La salida del capitalismo para su propia crisis es el fuerte desempleo, la destrucción de fuerzas productivas, y un aumento de la violencia estatal. Ni con las
elecciones en sí mismas, por muchas listas abiertas que existan, ni con la participación en estas por parte de la mayoría social sometida a una minoría, vamos a conquistar el poder. Sólo construyendo una democracia de nuevo tipo, basada en el poder popular, llevaremos las justas demandas democráticas de las naciones y pueblos ibéricos hasta sus límites, hasta el Socialismo.
La delicada coyuntura pone en evidencia la necesidad de que todas las organizaciones del Movimiento Comunista en el Estado Español rememos cara una misma dirección, sim dogmatismos, y limpiando cualquier vestigio revisionista, oportunista, izquierdista, que desvirtúa los debates de fondo en meras cuestiones burocráticas. Una vez más, expresamos nuestra más sincera voluntad cara la confluencia por la República Popular y Socialista, como objetivo indiscutible para la superación de la barbarie capitalista.
Comité Revolucionario Benigno Álvarez
Ourense, 2 de enero del 2015