A. Torrecilla
Entre julio y octubre de 1920 el semanario España publicó por entregas esta original obra de teatro en la que Valle-Inclán presentó su particular género, el esperpento, y que tomó su forma definitiva en 1924, ya bajo la dictadura de Primo de Rivera. Sin embargo, no sería representada en ningún teatro español hasta 1970.
La obra relata la última noche de vida de un poeta arruinado y ciego, Max Estrella, recorriendo diversos lugares del Madrid nocturno y tabernario acompañado de su cómplice y lazarillo don Latino de Hispalis, otro intento de poeta fracasado.
Ambos representan la caricatura de los artistas de la Bohemia parisina de finales del siglo XIX pero, cual Quijotes, lo hacen fuera de contexto, en el Madrid de las primeras décadas del siglo XX, cruzándose en su deambular con buena parte de la fauna nocturna de Madrid; prostitutas, proxenetas, borrachos, serenos, guardias y taberneros de dudosa moral, frente a los que no dudan en lanzar discursos poéticos totalmente fuera de lugar.
Bajo la apariencia de una historia caótica y delirante se esconden reflexiones políticas y culturales de una profundidad sorprendente. No faltan las críticas al «Gobierno largo» de Antonio Maura (1907-1909), y a la agitación social que se produjo alrededor de la Guerra de Melilla de 1909, cuyo máximo exponente es la conocida como «Semana Trágica» de Barcelona, que se menciona tácitamente a través del personaje del anarquista catalán con el que Max Estrella se encuentra en los calabozos, y varias referencias tanto a la Revolución Rusa como a Lenin.
Se da por hecho que el personaje protagonista se inspiro en la vida real del poeta, periodista y escritor Alejandro Sawa (1862-1909) que vivió la bohemia parisina a finales del siglo XIX y, de regreso a España, terminó arruinado, ciego y mentalmente trastornado.