El viernes 12 de febrero se presentó en el Club de Amigos de la Unesco (CAUM) de Madrid la Plataforma de Comunistas, en un acto de participación libre que sirve de salida a nuevas actividades de desarrollo de la Plataforma.
Desde la mesa intervinieron tres camaradas para exponer las razones de la constitución de la Plataforma, partiendo de la constatación de la actual hegemonía ideológica de las corrientes pequeñoburguesas en el campo popular y la debilidad de los comunistas.
En apenas dos años, hemos pasado de una situación caracterizada por la movilización general y generalizada contra las políticas de recorte aplicadas por el PSOE y el PP, y de incipiente politización de importantes sectores populares, a una completa desmovilización y confusión, aprovechada por el sistema para llevar a cabo una “renovación” de las caras que mantiene intactas las estructuras, instituciones y principios políticos que han permitido a un puñado de familias de la oligarquía empresarial y financiera imponer sus intereses a los de la mayoría trabajadora, y controlar desde los inicios de la transición el juego político de alternancia en el gobierno entre fuerzas abiertamente comprometidas con el régimen.
Señalaron también que las corrientes burguesas del ciudadanismo olvidan los objetivos de clase y la aspiración de superación del capitalismo que los comunistas aportan a la lucha popular; y olvidan la lucha contra la expresión política de la explotación burguesa en España, la monarquía continuista. Sin alcanzar estos objetivos, es imposible mantener las conquistas que nuestra clase ha logrado con grandes esfuerzos y luchas.
La burguesía, aplicando la máxima del oportunista Bernstein “El movimiento lo es todo, el objetivo final no es nada”, se limita a proponer dulcificar las formas de explotación, en unos momentos de crisis interna e internacional que amenazan con agravar más aún la penosa situación de millones de familias trabajadoras abocadas al paro y la penuria social.
La burguesía hace de la presencia en las instituciones el fin último de su política, y plantea cambiar las cosas desde ellas en lugar de cambiar de raíz las instituciones para asegurar que los avances se consoliden en favor de la mayoría trabajadora. El ciudadanismo condiciona todo al trabajo institucional y concibe la movilización y la organización popular únicamente como apoyos de aquel en un momento determinado. Las consecuencias de ello, además de la desmovilización y la renuncia a la participación política real por parte de los trabajadores, es la dispersión y la negación de las organizaciones permanentes (sindicatos, asociaciones de vecinos, juveniles, etc) a través de las que los trabajadores pelean por sus objetivos concretos en el tajo, el barrio, etc, sin olvidar el objetivo general de acabar con el capitalismo.
Se señaló también, como el surgimiento del ciudadanismo ha terminado transformando la pelea política en un juego de salón entre bastidores para la conformación del gobierno, entre las dos corrientes del bipartidismo, representadas por PP y PSOE, ampliadas ahora con la suma del populismo pequeño burgués.
Todo se limita a eso. Se olvida que millones de familias trabajadoras malviven con miserables subsidios, sin derechos sociales y políticos efectivos, se silencia la militarización que está adueñándose del panorama internacional impulsada por la agresividad creciente del imperialismo, se silencia la actitud criminal de los gobiernos frente a las oleadas de refugiados que malviven en Europa golpeados por la xenofobia de los grupos fascistas, se silencia la corrupción generalizada entre la oligarquía empresarial y financiera, se convierten los derechos políticos y sociales en una cuestión al margen de las clases, como si la dura realidad que vive la mayoría trabajadora fuera consecuencia únicamente de un desajuste del sistema causado por un puñado de políticos corruptos, como si fuera posible asegurar los derechos sin poner fin a un régimen hecho a la medida del bloque de poder económico, sin un instrumento que asegure una nueva correlación entre las clases a favor de los trabajadores: la República Popular y Federal.
También se señaló que, frente a esta situación, los comunistas debemos reconocer que no hemos estado a la altura, que mientras unas fuerzas se han dejado llevar por el reformismo pequeño burgués, otras han dado una respuesta doctrinal y alejada de la realidad. En cualquier caso, la confusión y dispersión características del momento político alcanza de lleno a los comunistas.
Esa es la razón de ser de la Plataforma: comenzar a trabajar por la unidad y la claridad en el campo de los comunistas. Hay sin duda muchas cuestiones a aclarar entre nosotros, pero lo realmente importante es “tomar tierra”, ligarnos a nuestra clase, reforzando sus organizaciones permanentes para impulsar las luchas concretas en el trabajo, en los barrios y centros de estudio, etc; empezar a coordinar nuestra acción en los distintos frentes de lucha en los que participamos, impulsar un debate sincero y fraternal entre nosotros para responder a las nuevas preguntas y analizar las experiencias de lucha de estos años.
Somos conscientes de que va a ser una tarea dura, en la que deberemos superar muchas dificultades, pero miles de comunistas organizados o no, dispuestos a pelear por ello, están reclamando de nosotros este compromiso. Es necesario apartar lo superfluo que nos pueda separar de lo esencial, para avanzar el camino: como señaló uno de los participantes: el roce hace el cariño.
Necesitamos dar cobertura a este proceso y ese es el papel de la Plataforma, partiendo de que los comunistas entendemos que nuestra acción política ve imprescindible la militancia orgánica, que permita canalizar las inquietudes individuales, garantice la participación efectiva de todos y el control de la actividad de quienes dirigen o representan nuestras organizaciones, frente al culto al individualismo, la dispersión y el elitismo apoyado en “lideres mediáticos” que promueve el ciudadanismo pequeño burgués.
Seguidamente se abrió un debate abierto, en el que intervinieron numerosos participantes en la asamblea. Todos saludaron la creación de la Plataforma de Comunistas como un instrumento necesario para coordinar los destacamentos hoy dispersos y trabajar por una futura unidad de los comunistas; insistieron en la necesidad de reforzar los lazos entre los comunistas en la acción en los distintos frentes de lucha, aportando propuestas comunes, tanto en las batallas concretas, como en los objetivos generales hacia la ruptura con la monarquía y la superación del capitalismo.
Se hizo también hincapié en reforzar el trabajo con la juventud, uno de los sectores de nuestra clase que sufren más duramente las consecuencias de la crisis capitalista y es objeto al tiempo de la presión ideológica del formalismo pequeño burgués radicalmente hostil a la organización, lo que unido a la falta de referencias y experiencias fruto de la debilidad de los comunistas, provoca una mayor desorientación y dispersión de fuerzas.
Fue común también la propuesta de intensificar los contactos entre las diversas plataformas y encuentros que buscan la coordinación entre los comunistas y se recibió con alegría el fraternal saludo del Encuentro de Marxistas de Galicia, leído desde la mesa, en el que se señalaba la identidad de planteamientos y se invitaba a la Plataforma de Comunistas a asistir a un próximo encuentro de comunistas a celebrar en Galicia.
Con el canto de la Internacional, en un ambiente emotivo y de fraternal camaradería, se dio por concluido el acto de presentación pública, que quiere ser el inicio de una serie de actividades encaminadas a desarrollar la Plataforma y sus objetivos.