El presidente de la Asamblea Nacional venezolana, J. Guaidó, se ha proclamado presidente interino de la república, en lugar del presidente elegido, Maduro. Esa proclamación tuvo lugar el 23 de enero durante una manifestación de oposición al régimen venezolano.
Esta tentativa de golpe de Estado está visiblemente preparada con el apoyo del imperialismo estadounidense: Trump y varios de sus ministros han «reconocido» inmediatamente a Guaidó y se han felicitado de ese cambio político, a lo que se han unido varios gobiernos de países latinoamericanos y Canadá. Los gobiernos de Francia, España, Alemania y la UE han considerado que la reelección de Maduro, en mayo pasado, fue «ilegítima» y exigen nuevas elecciones, lo que equivale a apoyar el golpe de Estado. Macron ha llegado a «saludar el valor de los cientos de miles de venezolanos en marcha por su libertad».
Nosotros, el PCOF, condenamos sin lugar a dudas esta nueva injerencia de los Estados imperialistas, concretamente de EE.UU., del imperialismo francés… que apoyan a la derecha y a la reacción en Venezuela para derribar un régimen que no es de su conveniencia.
Condenamos la pretensión del gobierno francés de tratar de imponer a los trabajadores y al pueblo de Venezuela una «solución» política que sirve únicamente a los intereses de los monopolios que quieren adueñarse de las riquezas de ese país.
Denunciamos toda intervención militar de las potencias imperialistas.
Ni Maduro ni su gobierno han dimitido. Por el momento cuentan con el apoyo de la alta jerarquía militar que no ha reconocido el presidente autoproclamado, y que «apoya los esfuerzos de los gobiernos que quieren favorecer una solución constitucional». Es decir, esa jerarquía que era una de los grandes apoyos del régimen, asume el papel de «arbitro» para proteger sus intereses económicos y políticos. La derecha, mayoritaria en el Parlamento, ya ha votado una ley de «amnistía» para los responsables militares y civiles que abandonen el actual régimen.
La derecha venezolana, dividida, deposita sus esperanzas en Guaidó, un joven político prácticamente desconocido quien, de hecho, no da la imagen del dirigente corrompido proveniente de las capas pudientes que solo trata de restaurar el Poder y sus privilegios. La derecha está persuadida de que ha llegado la hora de apoderarse de los negocios, con el apoyo de las potencias imperialistas occidentales y de los gobiernos reaccionarios de otros países de América Latina.
Maduro ha perdido el apoyo de las masas populares que padecen condiciones de vida cada vez más difíciles, ligadas a la penuria de productos de primera necesidad, a una inflación galopante y al incremento de la violencia en los barrios. No ven ningún futuro, ninguna solución a sus problemas con la continuación de la política del gobierno que hace recaer sobre las masas populares el peso de la profunda crisis económica. Los miles de venezolanos que han abandonado el país no son, ni mucho menos, personas de sectores acomodados o de capas medias de la sociedad. El hambre, la miseria, golpean amplios sectores de las capas populares en un país que posee grandes riquezas y en el que la corrupción de los círculos dirigentes tiene enormes proporciones.
Todo ello hace que los trabajadores, los jóvenes, el pueblo de Venezuela, no pueden confiar en ese régimen para defender sus intereses, tienen que tomar en sus manos el presente, luchar contra la injerencia extranjera y la reacción, reforzar las organizaciones revolucionarias.
Somos solidarios con su combate, concretamente con el que llevan a cabo nuestros camaradas del Partido Comunista Marxista-Leninista de Venezuela.
París, 26 de enero de 2019
Partido Comunista de los Obreros de Francia