M. Tardon
El próximo 28 de mayo, se celebran elecciones municipales y autonómicas en doce comunidades. No son unas elecciones más, se trata de unas votaciones en las cuales, nos jugamos mucho más que quienes van a ser las personas que van a estar al frente de los ayuntamientos o en los Gobiernos autonómicos. Se trata, sobre todo de parar el ascenso de la ultraderecha encarnada en Vox más la derecha más reaccionaria agrupada en torno al PP.
Es por ello, por lo que las clases populares y trabajadoras de los diferentes territorios del Estado español debemos meditar muy seriamente la papeleta que vamos a introducir en la urna. Una vez descartado que ningún voto de los trabajadores y de los sectores populares deben ir a engrosar las filas de la derecha y la extrema derecha, pues con ellos únicamente incidiríamos en aumentar los desequilibrios socioeconómicos entre las élites que ostentan el poder político y económico, con el resto de la población.
Dicho esto, debemos también hacer un serio esfuerzo de crítica, entre todas las opciones de izquierda que se presentan a las elecciones y pueden tener posibilidad de llegar a los gobiernos municipales y autonómicos, siendo realistas ninguna va más allá de tímidos esfuerzos reformistas, encaminados a paliar los efectos destructivos de las sucesivas crisis.
Ninguna y cuando digo ninguna es ninguna, piensa en metas más audaces, como podrían ser las encaminadas a devolver a los Ayuntamientos o a las CCAA los servicios públicos vendidos al mejor postor a cambio de pingues beneficios para las grandes fortunas o por incidir en otro aspecto que la izquierda institucional no quiere ni tocar, el cobro del IBI a todas las confesiones religiosas.
¿Quiere esto decir que no debemos votar o abstenernos? No, eso sería un craso error, sería dar más espacio a los enemigos del pueblo para que puedan acceder a los órganos de gobierno que están en juego. En estas circunstancias, sin querer asustar al votante, nos encontramos en una batalla decisiva, nos situamos en el momento preciso de derrotar o al menos parar las aspiraciones de la extrema derecha. Para ello no podemos actuar como infantiles militantes “izquierdistas” criticando y propagando por doquier que todos son iguales y que lo mejor es dejarlo como está. Insisto, sería el más grave error que podríamos cometer. Debemos ser conscientes por ello, que nuestro voto debe ir a la izquierda institucional que se presente en nuestro municipio y dentro de esta a la que tenga más opciones de formar gobierno, aún a sabiendas que no va a colmar nuestros anhelos políticos. Debemos actuar con templanza, con criterio, sabiendo que será más fácil nuestra labor de reagrupar fuerzas e incrementar nuestro trabajo con la izquierda institucional en las instituciones que con la derecha y la extrema derecha. También los recursos destinados a los mas desfavorecidos serán más generosos y al menos en algunos aspectos paliarán situaciones de vulnerabilidad.
Por ello meditemos y pensemos nuestro voto, nos jugamos mucho el próximo 28 de mayo.