El movimiento obrero europeo planta cara a las agresiones del capital
Declaración de la Reunión Europea de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxistas-Leninistas
[English]
En Europa, como en el resto del mundo capitalista, la clase obrera está siendo sometida a renovados ataques por la burguesía del continente. Después de sufrir las desastrosas consecuencias de la crisis económica iniciada en 2008, la situación de pandemia está siendo aprovechada por el capital, una vez más, para hacer recaer sobre las espaldas de la clase obrera los costes de la recuperación de la actividad y de su preparación para hacer frente a la competencia interimperialista. Así, a las ayudas aportadas a las empresas por los distintos estados en los meses precedentes, se suma ahora la inyección de más de ochocientos mil millones de euros aprobada por la Unión Europea, a través de los fondos Next Generation, que suponen una brutal transferencia de recursos para los monopolios capitalistas, con el pretexto de la transición “ecológica” y digital. Una vez más, los capitalistas privatizan los beneficios y socializan la deuda generada. Junto a ello, el salario mínimo establecido por las normas europeas, y una nueva Autoridad Laboral Europea que impondrá cualesquiera “estándares laborales” que la UE decida, son un ataque encubierto a los trabajadores de Europa, a sus sindicatos y al sistema de negociación colectiva.
Durante estos dos años, ha sido la clase obrera la que ha soportado los peores efectos de la crisis generada por la COVID. El paro ha superado el 15% en países como España y Grecia, golpeando de forma especialmente cruel a la juventud: uno de cada cinco jóvenes ha llegado a estar sin empleo durante este período; cerca del 50% en Grecia y España, y alrededor de un 30% en Italia, Suecia y Serbia. En la UE, un 10% de jóvenes como media no estudian ni trabajan, y en 2020 cerca de la décima parte de la población de la UE vivía en hogares con todos sus miembros en paro. También los contratos temporales y parciales han seguido empeorando la situación de nuestra clase, en particular entre las trabajadoras. Como consecuencia, en el peor año de la pandemia más de la quinta parte de la población de la UE se encontraba en riesgo de pobreza o exclusión social, y más del 6% en situación de privación material severa.
A este duro panorama se suma el incremento de los precios, en especial de la energía, debido a los conflictos entre las distintas burguesías y a su necesidad de reestructuración para enfrentarse por el control de los mercados mundiales. Entre abril de 2020 y enero de 2022, el precio de la electricidad en Europa occidental se ha multiplicado por diez, empujando la inflación del 0,3% al 5,3% en el último año.
En consecuencia, el aumento de los salarios ha cobrado una especial relevancia en la lucha de la clase obrera a nivel internacional, en relación con la crisis del COVID y con la forma en que la burguesía la ha utilizado para presionar al proletariado. Pero, a diferencia de los anteriores, en muchos casos el movimiento por el aumento de salarios no está controlado por las direcciones de los sindicatos reformistas y goza de una implantación profunda en amplios sectores de la clase obrera: es un movimiento de base el que está planteando la contradicción entre trabajo y capital y contra los escandalosos beneficios empresariales, que son los mayores en mucho tiempo. Los trabajadores no solo resisten, sino que muestran iniciativa para emprender la lucha.
La pandemia ha incrementado la presión sobre los servicios públicos y las profesiones relacionadas con la reproducción social que reciben menores salarios, en los que predomina la mano de obra femenina: sanidad, cuidado de los ancianos, limpieza, supermercados, etc. Por eso las mujeres, sobre todo las jóvenes, están asumiendo un papel cada vez más importante en las protestas, y la lucha por los servicios públicos y contra las privatizaciones se suma a la demanda de mejores salarios. El movimiento popular se reactiva también en diversos países para enfrentarse a los precios de la energía y reclamar su tratamiento como bien básico. La protesta contra el alza de los precios de los productos de consumo básicos, la vivienda, etc. es asimismo creciente.
Esta recuperación de las luchas pone al proletariado ante la necesidad de ir más allá de la reivindicación del aumento de los salarios, para exigir la supresión de los despidos, el control de los precios, mayor equidad en el reparto de cargas y beneficios, fortalecimiento de los servicios públicos, salud y seguridad laboral, etc. Se hacen más visibles las contradicciones del sistema capitalista-imperialista y la necesidad de desarrollar la conciencia y la organización de la clase obrera para abordar la lucha por el poder político.
Frente a las movilizaciones obreras, la burguesía europea llama a la “paz social” para dejar que la economía se recupere sin necesidad de hacer concesiones, a lo que se suman las consecuencias económicas de sus campañas belicistas. Pero todo indica que los precios de la energía continuarán siendo elevados, lo que seguirá promoviendo el descontento social frente a la inflación y la pérdida de soberanía en el control de la energía y sus precios.
Es necesaria, por tanto, que se desarrolle la unidad de acción de nuestra clase y que asuma un carácter internacional, en defensa de sus intereses económicos y políticos, y contra la ofensiva reaccionaria de la burguesía. Ello implica desarrollar la lucha política y sostener en los sindicatos las posiciones de clase y contra la colaboración con la burguesía.
¡No vamos a cargar con los problemas del capital!
¡Defender los salarios es defender nuestra vida!
¡Unidad, lucha y organización para abrir el camino al futuro socialista!
Febrero de 2022
Declaración de la Reunión Europea de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxistas-Leninistas:
Partido Comunista de los Trabajadores (Dinamarca)
Partido Comunista de los Obreros de Francia (PCOF)
Organización para la Construcción del Partido Comunista de los Obreros de Alemania
Plataforma Comunista – por el Partido Comunista del Proletariado de Italia
Organización Marxista-Leninista Revolusjon (Noruega)
Alianza Revolucionaria del Trabajo (Serbia)
Partido Comunista de España (marxista-leninista)
Partido del Trabajo (Turquía)
[English version]
No more attacks on wages and living conditions of the working class!
In Europe, as in the rest of the capitalist world, the working class is being subjected to renewed attacks by the bourgeoisie of the continent. After suffering the disastrous consequences of the economic crisis began in 2008, the pandemic situation is being taken advantage of by capital, once again, to place the costs of the recovery of activity and its preparation to face inter-imperialist competition. Thus, in addition to the aid provided to companies by the different states in the preceding months, there is now the injection of more than eight hundred thousand million euros approved by the European Union, through the Next Generation funds, which represent a brutal transfer of resources for the capitalist monopolies, under the pretext of the “ecological” and digital transition. Once again, the capitalists privatize profits and socialize the debt generated. Alongside this, the minimum wages imposed by European law, and a new European Labour Authority that imposes whatever “labour standards” the EU might decide, are a disguised attack on the workers of Europe, their trade unions and the system of collective bargaining.
During these two years, it has been the working class that has borne the worst effects of the crisis generated by COVID. Unemployment has exceeded 15% in countries such as Spain and Greece, hitting the youth in a particularly cruel way: one in five young people has become unemployed during this period; close to 50% in Greece and Spain, and around 30% in Italy, Sweden and Serbia. In the EU, an average of 10% of young people neither study nor work, and in 2020 around a tenth of the EU population lived in households with all its members unemployed. Temporary and partial contracts have also continued to worsen the situation of our class, particularly among female workers. As a consequence, in the worst year of the pandemic, more than a fifth of the EU population was at risk of poverty or social exclusion, and more than 6% in a situation of severe material deprivation.
Added to this harsh panorama is the increase in prices, especially in energy, due to the conflicts between the different bourgeoisies and their need for restructuring to compete for control of world markets. Between April 2020 and January 2022, the price of electricity in Western Europe has increased tenfold, pushing inflation from 0.3% to 5.3% in the last year.
Consequently, the increase in wages has taken on a special relevance in the struggle of the working class at the international level, in relation to the COVID crisis and the way in which the bourgeoisie has used it to pressure the proletariat. But, unlike the previous ones, in many cases the movement for wage increases is not controlled by the leaderships of the reformist unions and enjoys deep implantation in broad sectors of the working class: it is a grassroots movement that is raising the contradiction between labor and capital and against outrageous corporate profits, which are the highest in a long time. The workers not only resist, but show initiative to take up the fight.
The pandemic has increased the pressure on public services and professions related to social reproduction that receive lower wages, in which the female workforce predominates: health, elderly care, cleaning, supermarkets, etc. That is why women, especially young women, are assuming an increasingly important role in the protests, and the fight for public services and against privatization is added to the demand for better wages. The popular movement is also reactivated in various countries to confront the prices of energy and demand its treatment as a basic good. The protests against the rise in prices of basic consumer goods, housing, etc. are also growing.
This recovery of the struggles puts the proletariat before the need to go beyond the demand for increased wages, to demand the suppression of dismissals, control of prices, greater equity in the distribution of burdens and benefits, strengthening of public services, occupational health and safety, etc. The contradictions of the capitalist-imperialist system and the need to develop the conscience and organization of the working class to address the struggle for political power become more and more visible.
Faced with the workers’ mobilizations, the European bourgeoisie calls for «social peace» to allow the economy to recover without the need to make concessions, to which are added the economic consequences of its warmongering campaigns. But everything indicates that energy prices will continue to be high, which will continue to promote social discontent in the face of inflation and the loss of sovereignty in the control of energy and its prices.
It is necessary, therefore, that the unity of action of our class be developed and that it assume an international character, in defense of its economic and political interests, and against the reactionary offensive of the bourgeoisie. This implies developing the political struggle and sustaining class positions in the unions and against collaboration with the bourgeoisie.
We are not going to bear the problems of capital!
Defending salaries we defend our lives!
Unity, struggle and organization to open the way to socialist future!
February 2022
Declaration of the European Meeting of the International Conference of Marxist-Leninist Parties and Organizations:
Workers’ Communist Party – Denmark
Workers’ Communist Party of France
Organization for the Construction of the Communist Workers Party of Germany
Communist Platform – for the Communist Party of the Proletariat of Italy
Marxist-Leninist Organisation Revolusjon – Norway
Revolutionary Alliance of Labour of Serbia
Communist Party of Spain (Marxist-Leninist)
Labour Party (EMEP) – Turkey