P. Recife
Este Primero de Mayo, día internacional de la clase obrera, ha habido manifestaciones y concentraciones en todo el estado convocadas por sindicatos y organizaciones obreras y apoyadas por distintos colectivos obreros y populares, agrupaciones republicanas y partidos políticos.
Las manifestaciones en Madrid del 1º de Mayo, han dejado entre líneas algunas evidencias que debemos valorar, la clase obrera y el pueblo, para avanzar en la unidad del movimiento obrero y popular y obtener la fuerza necesaria para parar y revertir los ataques del capitalismo en nuestro país.
Madrid fue el 1 de mayo escenario de varias manifestaciones de todos los colores. Así, la mayoritaria convocada por CCOO y UGT, apenas reunió a 13 mil personas (50 mil según los organizadores) siendo, un año más, incapaces de remontar esa cifra que disminuye año tras año. Lejos quedan aquellos Primero de Mayo con cientos de miles de trabajadores en la calle.
No es de extrañar que suceda esto. Las centrales sindicales mayoritarias se han ido convirtiendo, cada vez más, en unos aparatos burocráticos al servicio de la gran patronal y de los intereses de ésta alejándolos de la clase obrera que no encuentra en ellos su herramienta de lucha y de reivindicación.
Esta manifestación, con presencia mínima de SUMAR, Más Madrid, PSOE, PCE, IU e incluso PODEMOS se caracterizó por parecerse más a una procesión que a una manifestación obrera combativa y reivindicativa. Con propaganda de los sindicatos (CCOO) en todas las pantallas externas de los cines y un gran despliegue de escenario que ocupaba los cuatro carriles de la calle, la manifestación comenzó en Gran Vía esquina con Fuencarral, un recorrido acortado expresamente para disimular la debilidad de la convocatoria.
Las declaraciones de los dirigentes de estos sindicatos dejaron claras sus verdaderas intenciones. Un comedido Unai Sordo (CCOO) habló de la reducción de la jornada laboral, del origen de la fecha y sobre el auge del fascismo en el mundo diciendo “tienen sus caballos de Troya en España, esa extrema derecha caníbal, que es el gran riesgo para la convivencia democrática de los próximos años” pero sin apuntar ninguna propuesta para combatirlo. Pepe Álvarez (UGT) soltó otras píldoras adornadas de progresismo y dijo, ese mismo día en una entrevista del diario Público, sin que se le cayera la cara de vergüenza: «La UE debería ponernos un impuesto a toda la ciudadanía para la defensa». Entiende el secretario general del sindicato vinculado al PSOE que así, pagando un impuesto pro militarización que engorde aún más los beneficios de las empresas de armamento, acabaremos con la absurda dependencia de Estados Unidos. Para acabar con esa dependencia de Estados Unidos habría que empezar por llevar a efecto la consigna del movimiento popular: OTAN NO, BASES FUERA y no haciendo que la clase obrera, las clases populares sigan siendo la carne de cañón del gran capital. La manifestación acabó sin pena ni gloria. Ha quedado patente, una vez más, que la brecha entre el movimiento obrero y los dirigentes de sindicatos comprometidos con el «diálogo social» que les pide el gobierno de coalición, es cada día mayor.
Los sindicatos llamados alternativos por su parte, contribuyeron a mantener la división del movimiento obrero, convocando varias manifestaciones separadas olvidando que el 1º de Mayo nació precisamente para avanzar en la unidad entre los trabajadores de todo el mundo. Con independencia de que se haya notado en sus convocatorias un crecimiento de asistentes, han demostrado estos sindicatos de trayectorias e influencia desiguales, que están lejos de poder unificar la lucha obrera en todo el estado por su fragmentación y falta de objetivos claros que aunen el movimiento obrero.
Concluyendo podemos decir que el movimiento obrero sigue buscando autoorganizarse al margen de quienes les venden (la huelga de ACERINOX es un buen ejemplo de ello), que cada día se producen miles de huelgas, paros y protestas obreras en todo el país pese a que los medios no informen de ello y que debemos ser solidarios con ellos, son nuestra clase. El camino a seguir es la unidad de todo el movimiento obrero frente a quienes les venden, luchando desde dentro de los sindicatos para expulsar a los bonzos amarillistas apoltronados y conquistar la dirección obrera de los mismos, luchando en los barrios junto a las capas populares por los derechos de nuestra clase, creando redes solidarias con quienes luchan. No hay otro camino. Nadie desde el Gobierno, sea el que sea, nos va a regalar nada, solo lo obtendremos con nuestra lucha y unidad de clase.
Video e imágenes de las manifestaciones en Madrid: