Si alguna vez la lucha republicana fue una simple cuestión de principios, hace ya mucho tiempo que ha pasado a ser un asunto de imperiosa necesidad para nuestro pueblo. Gobierno tras gobierno, los últimos 45 años han demostrado que el Régimen Monárquico del 78 no es capaz de garantizar unas condiciones mínimamente dignas para las clases populares. Mientras la oligarquía, encabezada por la corrompida familia Borbón, chapotea en el lujo más obsceno, la corrupción, inflación, el paro y los presupuestos militares asfixian cada día más a nuestro pueblo.
Los defensores de la Monarquía Parlamentaria ya no pueden ocultarnos por más tiempo la realidad; los hechos han demostrado que la presunta soberanía nacional que invoca su “sagrada” constitución del 78, está completamente sometida a los intereses económicos de la oligarquía financiera europea y a los intereses militares del imperialismo yanqui, y ambas nos arrastran hacia la miseria y la guerra en defensa de sus privilegios de clase. También es de sobra conocida la falsedad de la “separación de poderes” en nuestro país, así como la igualdad ante la ley que dice abanderar “nuestra” democracia parlamentaria al mismo tiempo que reconoce la inmunidad jurídica que Felipe (el “Preparado”) disfruta tanto como Juan Carlos “el campechano”
Sufrimos una inflación insoportable a causa de la avaricia de los empresarios que hacen pagar al consumidor el alza del precio de las importaciones con tal de mantener sus ganancias intactas; las empresas de suministros básicos se embolsan cantidades astronómicas mientras las familias trabajadoras apenas pueden hacer frente a las tarifas que les imponen; tenemos unos servicios públicos destrozados por la privatización, una tasa de paro juvenil a la cabeza de toda Europa, un problema gravísimo de acceso a la vivienda debido a la especulación inmobiliaria, unas pensiones de miseria bajo la amenaza constante de desaparición… y la lista podría seguir y seguir hasta el infinito.
Tampoco podemos olvidar que muchos de estos problemas son resultado de decisiones políticas y leyes creadas precisamente para legalizar y proteger esas prácticas dañinas, como la Ley 15/97, que ampara la privatización de la sanidad, el recorte de derechos y libertades que blinda la Ley Mordaza, los rescates a la banca nunca recuperados, o las distintas reformas laborales. Todos ellos son actos legales y aprobados democráticamente en los órganos de representación política del Estado.
Todo esto nos lleva a una única conclusión; no hay reforma posible dentro del estrecho marco del Régimen Monárquico del 78. Cada intento de avanzar democráticamente por ese camino se ha encontrado con la resistencia de las viejas estructuras de poder, como se vio recientemente ante la posibilidad de la reforma del Poder Judicial, o han sido asfixiadas por la burocracia estatal. Basta un ejemplo: desde 1977 se han presentado más de sesenta y seis Iniciativas Legislativas Populares al Congreso, pero solo una de ellas fue admitida.
La única alternativa a esta desesperante situación es la ruptura con la monarquía y con el sistema político hecho a su medida. Por tanto, las organizaciones convocantes de este acto expresamos nuestra voluntad de trabajar por la superación del Régimen del 78 y sustituirlo por un modelo político, económico y social al servicio del pueblo soberano; una democracia real donde cada funcionario (empezando por el Jefe del Estado) responda por sus actos; donde los derechos, libertades y necesidades colectivas estén por encima de los intereses privados; donde la solidaridad entre los pueblos sustituya a la competencia y la guerra como política exterior. Ese modelo es el de la Tercera República.
Una República que mira al futuro más que al pasado, que reconoce los errores de sus antecesoras y se compromete a no repetirlos, que se construye con la madurez y serenidad de una sociedad del siglo XXI, que trata a sus ciudadanos y ciudadanas como personas libres e iguales en lugar de súbditos tutelados. Una República que sea política y económicamente independiente de oligarcas internacionales y que renuncia a la guerra de agresión como política exterior. Una República del pueblo y para el pueblo, por fin.
Para ello, animamos a la constitución de asambleas, agrupaciones, colectivos o círculos republicanos de carácter popular allí donde tengamos oportunidad de organizar un movimiento serio, estable y comprometido con la imperiosa necesidad de superar este sistema agotado y en crisis permanente.
Llamamos levantar la bandera tricolor republicana en cada municipio, pueblo, ciudad, centro de trabajo o estudio; desde cada partido, sindicato, asamblea popular o desde cada colectivo de barrio, y en cada lucha vecinal, social o laboral o social. En ese camino nos encontraremos.
¡VIVA LA REPÚBLICA!
¡VIVA LA REPÚBLICA!
¡VIVA LA REPÚBLICA!
CONVOCAN: Agrupación Republicana de Alcorcón, Agrupación Republicana de Móstoles, Asamblea Republicana de Moratalaz, Asamblea Popular Republicana del Barrio del Pilar, Asamblea Republicana del Henares, Federación de Republicanos, Izquierda Republicana, Izquierda Unida, Juventud Comunista de España (marxista-leninista), Mujeres Republicanas, Partido Comunista de España (marxista-leninista), Partido Comunista de España en Madrid, Plataforma Contra la Impunidad del Franquismo, Unidad Cívica por la República