Redacción
Hoy tres de mayo, en el Cementerio Saint Georges de Ginebra, ha tenido lugar el homenaje a Julio Álvarez del Vayo en el cincuenta aniversario de su muerte.
Organizado por “L’Amicale des Anciens Guérilleros Espagnols en Francia” (F.F.I.), estuvieron presentes diversas organizaciones políticas y de memoria histórica, entre ellas nuestro Partido. Asistió su nieto, Diego Álvarez del Vayo, la nieta de Juan Negrín, el anterior alcalde de Ginebra, de origen español y el canciller de España en Ginebra.
Abrió el acto el representante de la organización convocante y tomaron la palabra las fuerzas presentes. Por nuestro Partido intervino el camarada Hermida (intervención completa al final de esta crónica), durante la misma, además de la bandera del Partido y republicana, presentes durante todo el acto, se desplegó la bandera del FRAP en homenaje al que fue su presidente.
Finalizadas las intervenciones, que en su mayoría destacaron la coherencia política e ideológica de Álvarez del Vayo durante toda su vida y su fidelidad a la República, se realizó una ofrenda floral (todas las flores con los colores republicanos, a excepción de la portada por el canciller, con una cinta con los colores de la bandera monárquica).
Fue un evento cargado de emotividad, de afirmación republicana, con el compromiso de mantener vivo el recuerdo del gran revolucionario y republicano que fue Julio Álvarez del Vayo y continuar la lucha por la III República.
Se colocó una placa con la inscripción: “Los antiguos guerrilleros españoles a su camarada”, y como colofón del evento, se guardó un minuto de silencio y mientras se inclinaban las banderas sobre la tumba en señal de respeto sonó el Toque de Honor, se entonó un himno guerrillero y se cantó el Himno de Riego.
Intervención del PCE (m-l):
«El 3 de mayo de 1975 falleció en Ginebra Julio Álvarez del Vayo. A su entierro asistieron, además de familiares y amigos, el presidente de la República española en el exilio. Desgraciadamente, como ocurre con tantos hombres y mujeres de nuestra patria, su vida y su obra son ignoradas por una gran mayoría de los españoles. Es también lamentable el desconocimiento de su importante producción ensayística. A esta desmemoria han contribuido una serie de factores y circunstancias históricas que pasamos a considerar brevemente.
En primer lugar, la dictadura franquista, cuyo objetivo desde el comienzo de la sublevación militar de julio de 1936 fue exterminar a todos aquellos que defendieron la República durante los tres años de guerra civil. El fusilamiento, la cárcel, el exilio y la depuración laboral fueron el destino que sufrieron cientos de miles de hombres y mujeres por defender la legalidad republicana. El genocidio republicano fue el objetivo trazado por Franco y sus compañeros de armas para acabar con lo que ellos llamaban la anti-España. Pero, evidentemente, los militares rebeldes no estaban solos. Contaron con el apoyo de los terratenientes, la Iglesia, la banca, los partidos de derecha y los empresarios industriales, entre otros. Los que sobrevivieron al holocausto franquista, fueron relegados, condenados al olvido, a vivir un trágico exilio interior.
Pero la larga dictadura fascista no ha sido el único elemento que explica el desconocimiento imperante entre las generaciones más jóvenes en relación con la vida de hombres y mujeres que tuvieron un papel relevante en la República, la Guerra y en la lucha antifranquista. Los pactos de la Transición (1975-1978), que no fue democrática, ni pacífica ni modélica, tal y como se nos vende desde hace decenios en libros, periódicos y todo tipo de medios de comunicación, y que nuestros escolares estudian en lamentables libros de texto, también han contribuido decisivamente a la desmemoria.
Los consensos entre las fuerzas franquistas y la izquierda oficial, sellaron un acuerdo para relegar y poner en sordina todo aquello, ya fuesen acontecimientos o personas, que interferían en el nuevo modelo político que conocemos como el régimen del 78. Quienes criticaron abiertamente la monarquía heredera del fascismo y la Constitución de 1978, diseñada en sus líneas maestras por los mismos que habían sostenido la dictadura no eran bienvenidos a la “fiesta de la democracia” y fueron objeto de una amnesia programada. A Julio Álvarez del Vayo no se le perdonó el que fuera nombrado presidente del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota, una organización que, en el colmo de la desvergüenza, es catalogada de “terrorista” no solo por la derecha, sino por ciertos partidos que se denominan de izquierda.
Finalmente, también ha influido en este desconocimiento la incuria de ciertos medios universitarios, en los que una parte del profesorado tiene como objetivo prioritario ascender en el escalafón de los departamentos y figurar en tertulias y medios de comunicación, mientras que el rigor académico, la docencia y la investigación han sido relegados al baúl de los recuerdos.
Tras la proclamación de la Segunda República, Álvarez del Vayo inició una activa y relevante vida política. Fue nombrado Embajador de España en México y resultó elegido diputado en 1933 y 1936. En1934 fue Presidente de la Comisión creada por la Sociedad de Naciones para restablecer la paz en El Chaco, región fronteriza entre Bolivia y Paraguay, cuya disputa había dado lugar a un enfrentamiento bélico entre ambos países.
Durante la Guerra Civil, provocada por el criminal levantamiento de un sector del Ejército en julio de 1936, Álvarez del Vayo fue Ministro de Estado (Asuntos Exteriores) durante el gobierno de Largo Caballero entre el 4 de septiembre de 1936 y el 17 de mayo de 1937, y de nuevo ocupó el mismo Ministerio en el gobierno de Juan Negrín, desde el 5 de abril de 1938 hasta el final de la contienda. Desde su ministerio denunció incansablemente la política de “No Intervención” y trató de modificar la posición de Francia e Inglaterra respecto a la República española. Pero no solo destacó en su actividad diplomática, sino que en el ámbito propiamente militar tuvo un relevante papel en el cargo de Comisario General del Ejército de la República.
Partidario consecuente de la línea de resistencia de Negrín, Álvarez del Vayo se opuso a la línea de capitulación que culminó en la traición de Casado y la rendición de la República. Finalizada la guerra, marchó al exilio y vivió en Francia, México, Estados Unidos y Suiza. Fuera de España desempeñó siempre una política en defensa de la República y claramente antifascista, lo que le llevó al enfrentamiento con el sector del PSOE encabezado por Indalecio Prieto. En 1946, junto con Negrín y otros significados dirigentes, fue expulsado del PSOE bajo la falsa acusación de ser poco menos que marionetas en manos del comunismo soviético. Fue, sin duda, una de las decisiones más vergonzosas adoptadas por el PSOE en toda su historia.
Incansable luchador antifranquista, en 1971 tuvo parte activa, junto con nuestros camaradas Raúl Marco y Elena Ódena, en la fundación del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota, del que fue nombrado Presidente. El FRAP, como ya es conocido, desempeñó, desde la lucha armada, un papel importante en la oposición a la dictadura de Franco. Y esa actitud no se le ha perdonado a Álvarez del Vayo. Cuando otros traicionaron los ideales republicanos y se prestaron a todo tipo de maniobras, poniendo en marcha la nefasta política de reconciliación nacional, Álvarez del Vayo reivindicó la lucha armada contra un régimen terrorista; una lucha necesaria y legítima.
En 1973, en el discurso final de la Conferencia constituyente del FRAP, afirmó;
“Realmente, la política de reconciliación nacional no sólo es un elemento de desmoralización de las gentes y de paréntesis de la voluntad revolucionaria, sino que no tiene sentido porque la reconciliación nacional con un régimen que a los treinta y tantos años sigue practicando las mismas costumbres fascistas que a raíz de la guerra, es realmente absurdo. No hay reconciliación nacional, no hay pacto para la libertad, no hay más que la lucha revolucionaria que proclama y recomienda el FRAP”.
En el año 2008, el PSOE decidió rehabilitar su memoria y readmitirlo en el Partido a título póstumo. Sin embargo, este hecho no se tradujo en acciones concretas para traer sus restos a España y ofrecerle un homenaje digno del incansable luchador antifascista que siempre fue. Hoy, aquí, en este cementerio de Ginebra, cuando se cumplen 50 años de su muerte, nosotros, militantes del PCE (m-l), reivindicamos su memoria y su lucha.
¡¡¡VIVA ÁLVAREZ DEL VAYO!!!
¡¡¡VIVA LA REPÚBLICA ESPAÑOLA!!!
¡¡ VIVA EL SOCIALISMO!!!
