P. Recife
Mucho podría hacerse y muy poco se hace, por ejemplo, por paliar los estragos de la desnutrición, lo que aporta una prueba de cargo abrumadora contra el sistema económico que nos rige. En frase de Jean Ziegler, “cada muerte de hambre en el mundo supone un asesinato”, y estamos hablando nada menos que de nueve millones de asesinatos todos los años.
Josué de Castro nació en Recife en 1908 y se graduó en medicina en la Universidad de Río de Janeiro. En los años 30, su experiencia clínica en su tierra natal le hizo ver las graves consecuencias de la desnutrición crónica y comenzó a estudiar esta lacra mientras se ganaba la vida como docente en diversas universidades. Así, en 1937 publica La alimentación brasileña a la luz de la geografía humana, y partir de 1940 logra desarrollar, con el apoyo del gobierno de su país, iniciativas para mejorar la alimentación de las masas populares.
Geografía del hambre, de 1946, aporta un análisis exhaustivo de la magnitud de la tragedia en Brasil, demuestra que ésta surge de circunstancias socioeconómicas concretas, y rechaza las interpretaciones que la presentan como inevitable. El paso siguiente era extender el estudio a todo el planeta y esto es lo que de Castro culmina en 1951con Geopolítica del hambre, al tiempo que continúa con su activismo social. Entre 1952 y 1956 preside el Consejo Ejecutivo de la FAO, tratando de dinamizar proyectos para el tercer mundo y criticando incansable la “acción tímida y vacilante” del organismo.
Su participación en la política, como diputado federal y representante de Brasil en instituciones mundiales, se vio truncada por el golpe militar de 1964, que lo condenó al exilio. Establecido en Francia, nuestro recifeño siguió colaborando en acciones internacionales a favor del desarrollo y ejerció como profesor universitario hasta su fallecimiento en París, en 1973, de un infarto de miocardio.