Mohamed Merabet, Vía Democrática
Carta a Paris
29/10/2021. Paris y su mito de capital de la revolución y de las luces es también de un imperio sin piedad con los condenados de la tierra.
Paris y la metrópoli, las colonias y las posesiones del ultramar es un recorrido histórico muy espantoso a la hora de abordar sus dimensiones en los contextos que han configurado esa espinosa relación histórica.
Paris que de manera elegante siempre ha procurado blanquear la obra colonial, impresionando sobre su misión civilizadora y universalista ha procurado discretamente cuidar su firme control sobre el destino de sus ex colonias y vigilando los intereses estrategicos de un estado capitalista y sangriento.
Revertir la descolonización en neocolonialismo y la independencia en dependencias no es sólo un juego de palabras, es una nueva y profunda desarticulación del continente africano.
Para mantener el expolio y el acceso a los recursos energéticos Francia asesoró detalladamente el desmantelamiento de las resistencias populares, la conversión de los ejércitos de liberación en aparatos policiaco-militares y las incipientes políticas públicas en gestiones técnico-burocraticas al servicio del clientelismo y desfigurando las sociedades, los territorios y sus realidades.
Nueva Caledonia, Argelia, la Martinica, Casablanca… persisten como identidades anticoloniales sin madre patria, sublimes en el universo de la humanidad.
Ben Barka como «alma errante» abandonó Paris el 30 de octubre de 1965 para volar alto en el cielo de la revolución mundial.