J. Romero
“Los partidos socialistas no son clubs de debates, sino organizaciones del proletariado en lucha, y cuando varios batallones se pasan al enemigo, se les debe tildar de traidores, sin “caer” en el lazo de los discursos hipócritas acerca de que “no todos” comprenden “de igual manera” el imperialismo”. VI Lenin La bancarrota de la II Internacional
Terminó 2024, un año de “tregua armada” entre las potencias; un año en el que se han celebrado elecciones “democráticas” en más de 70 países que agrupan a más de la mitad de la población mundial; entre ellos, alguna de las principales potencias: la Unión Europea, India, Rusia y EEUU. Por cierto, ya me dirán que tienen de democráticas unas elecciones en las que se gastan más de 16.000 millones de dólares en propaganda para manipular el sentir colectivo, como ocurrió en 2020 y en 2024 en EEUU o en la India en mayo pasado, aportados en gran parte por empresarios y propietarios de grandes fortunas.
Todos sabemos que, al final, gane quien gane, nada va a cambiar; que la política económica, la diplomacia, las principales medidas que implementen a lo largo de los próximos años las potencias en liza va a ser la misma, salvo, y limitadamente, en su intensidad. Ganara Harris o Trump en EEUU, la derecha o el social liberalismo en Europa, por ejemplo, las barreras comerciales continuarán, también las zancadillas y los cínicos abrazos entre ellos, lo mismo que la brutal política migratoria, cada día más inhumana y cerril y el rearme militar.
Termina el año, como el anterior, con decenas de conflictos abiertos en las áreas que se disputan las potencias, dos de ellos (Ucrania y la interminable matanza nazisionista en Gaza, Cisjordania, y Líbano) en la frontera “geopolítica” entre los dos bloque que, poco a poco, se van conformando en torno a China y EEUU.
Comienza 2025 con gobiernos recién constituídos para garantizar a la burguesía capitalista estabilidad durante un tiempo razonable que les ayude a desarrollar la política que interesa al gran capital. Al tiempo que se van definiendo los límites de cada uno, conforme se van fraguando las alianzas entre las potencias secundarias aún no suficientemente establecidas, aumenta la agresividad, cada vez menos formal, menos diplomática, entre los jefes de cada bloque, crecen los recortes, las privatizaciones de servicios y se pueden ver más claramente las áreas en las que el enfrentamiento adquiere paulatinamente un carácter más directo.
Entre cantos a la “democracia” y al progreso de las naciones, EEUU exige a sus socios con más precisión las condiciones para formar parte de la banda “occidental”; y China intenta conformar una nueva banda, con socios que acepten su control. Ninguna de las dos potencias tiene aún asegurados los apoyos; muchos de los actores del juego, como iremos viendo, juegan con dos barajas y siguen sus propias reglas, aunque, nadie lo dude, finalmente optarán por uno u otro “capo”.
Sobre el mundo “multipolar”
Los dos grandes enfrentamientos interimperialistas anteriores aportan importantes experiencias sobre las causas de las guerras en la època del imperialismo, la política de los estados burgueses, y la actitud de los social traidores. Experiencias todas que nos ayudan a analizar la fase actual del enfrentamiento interimperialistas y determinar también cual debe ser hoy la política de los comunistas frente al peligro de guerra. Y, como primera conclusión debemos decir que, la única alternativa posible frente a un sistema que nos lleva a la guerra es avanzar en la lucha por superarlo revolucionariamente y transformar la guerra entre los pueblos a la que nos aboca la burguesía en guerra entre las clases.
Esta cuestión pasa a ser uno de los elementos de diferenciación entre el campo revolucionario y el del nuevo revisionismo. A medida que se precisan más claramente las posturas de las fuerzas oportunistas, su política social chovinista se articula en torno a una serie de posiciones que intentan hacer pasar de matute como socialistas (incluso, como leninistas) lo que no son sino burdas copias y repeticiones de las viejas teorías de los social traidores de la II Internacional que Lenin fustigó sin tregua.
Algunas de estas tergiversaciones que estamos acostumbrados a oir de boca de los dirigentes de estas corrientes revisionistas, son: detrás de la política de China y sus aliados y de la constitución de alguno de los organismos (Brics, Foro China África, etc) que la impulsan, está la conformación de un mundo “multipolar” con organismos de gobernanza económica y política internacional más justos y equitativos; la intención de China al desarrollar su política de inversiones y alianzas, si bien tiene algunos aspectos contradictorios, solo busca ayudar al desarrollo de los países dependientes de modo que podríamos calificarlo como “imperialismo bueno”; únicamente existe un imperialismo, el occidental, y, frente a él, el “Sur Global” exige unas condiciones más “equitativas” con la ayuda de Rusia y China, que actúan como dirigentes de un “eje de resistencia” al que debemos apoyar frente al imperialismo occidental.
Hay fuerzas que deben hacer verdaderos equilibrios (luego lo veremos con más detenimiento) para hacer pasar por “leninistas” sus aberraciones teóricas: así, por ejemplo: la inequidad de los acuerdos entre las metrópolis de lo que ellos llaman “eje de resistencia” y los países que “vienen a salvar” es el precio a pagar por desarrollar en estos el capitalismo y una clase obrera que pueda en un futuro dirigir la revolución (a la espera de eso, parece ser necesario que los imperialistas “buenos” miren para otro lado al negociar con todo tipo de sátrapas y dictadores reaccionarios); incluso los hay que haciendo abstracción de cualquier criterio de decencia intelectual, vienen a decir: si la URSS firmó un acuerdo de no agresión con la Alemania hitleriana, ¿por qué razón no va a poder China reconocer la soberanía de Marruecos (el Marruecos del sátrapa Mohamed VI) sobre el Sáhara, por ejemplo, como ha hecho el régimen chino al invitar a este país a la última cumbre del Foro de Cooperación China-África, si lo que está en juego es el futuro de progreso del continente africano?. Hay de todo en esta ceremonia de la confusión a la que se apuntan las diferentes facciones del social chovinismo.
Como en nuestro país la mayoría de estas corrientes provienen del revisionismo carrillista, comparten una confusión común que conviene aclarar en primer lugar: la situación actual no tiene ningún parecido con la que llevó a la URSS a impulsar y formar parte de las potencias aliadas frente al nazi fascismo, con alguna de las potencias imperialistas del momento.
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“ En la Alemania de 1919 se produjo un fenómeno propio de los pueblos en crísis: apareció el fenómeno del curandero social. Formáronse gran número de sectas….Una de esas sectas, constituida por 40 individuos, era el Partido Obrero Alemán, que había formado un obrero tornero sin trabajo, Anton Drexler…Atrajo a Hitler el ambiente de este partido y acabó ingresando en él. Desde un principio se situó a la cabeza del pequeño grupo…Los ultraconservadores no podían aspirar a ganar a las masas con programas reaccionarios trasnochados…era forzoso prometer hondas reformas sociales, pero las reformas sociales, socialistas si fueran menester, habrían de realizarse, en el sentir de los reaccionarios, en un marco nacional, nacionalista…Les urgía, así, combatir al sociallismo, en el doble…aspecto de doctrina colectivista y movimiento internacionalista. La fórmula que comenzó a circular resultaba perfecta: socialismo nacional o nacional socialismo, por otro nombre, el fascismo...” Historia Política y Social de Alemania vol II. Antonio Ramos Oliveira.
Lenin señalaba que para el triunfo de la revolución es preciso que se den no solo unas condiciones revolucionarias, con un proletariado organizado y en lucha, sino que también es necesario que existan unas circunstancias excepcionales que impidan al capital controlar la situación y mantener el statu quo. El triunfo de la revolución soviética en Rusia, fue la muestra de que la destrucción revolucionaria del Estado burgués era posible a condición de que se dieran esos requisitos, además de uno aún más determinante: la existencia de una vanguardia política capaz de orientar la inevitable lucha en un sentido revolucionario.
Esa lección la aprendió el proletariado, abriendo la época de las revoluciones proletarias, pero también el gran capital que, tras el triunfo bolchevique, necesitaba impedir a toda costa la toma de conciencia política por parte del proletariado en momentos de crisis general, para evitar la revolución.
Las formas terroristas del Estado burgués (fascismo y nazismo) se han dado en momentos de profunda crísis económica, social y política, tanto en el terreno nacional como internacional, del capitalismo agonizante. Es entonces cuando la pequeña y media burguesías, rápidamente empobrecidas e incapaces de acceder al control del Estado, reclama de éste una mayor protección. Para evitar el peligro de revolución, el capital fomentó todo tipo de corrientes irracionales y la idea de una “comunidad nacional” que aune los intereses de las diversas clases y sectores (explotadores y explotados) en un objetivo común frente a los demás países; por eso, la burguesía ha intentdo siempre romper el sentido internacionalista de la lucha de los trabajadores. Eso ocurrió en la Alemania derrotada en la I Guerra Mundial, cuando la clase obrera, desbordando a los dirigentes de la socialdemocracia, intentaba avanzar por la senda revolucionaria. Pasado el peligro inmediato, derrotados-con el concurso decisivo de los dirigentes traidores de la social democracia- los intentos del proletariado de alzarse con el poder, el capital precisaba desviar al movimiento proletario del objetivo de acabar con el estado burgués como habían hecho sus hermanos de clase en Rusia y utilizaron para ello a fuerzas surgidas de la podredumbre política creada por la crisis y de la confusión general provocada por la traición de los revisionistas; esas fuerzas se encargaron, con el apoyo del gran capital y de los sectores más reaccionarios de las instituciones burguesas, de la tarea sucia, transformando la “democracia” liberal burguesa en un brutal estado terrorista que negó todo derecho democrático y preparó las condiciones para la guerra.
“… Disueltos los sindicatos obreros, abolida la legislación social, reducidos los salarios, los capitallistas vivían ahora en cierto modo en el mundo con el que habían soñado…el 19 de mayo de 1934 dictó el gobierno nazi una especie de “carta del Trabajo”…que comenzaba con este párrafo: “La base de la nueva constitución social es la fábrica. Su dirección recae en el jefe de la empresa. El jefe de la empresa decide frente al personal de la fábrica en todos los asuntos de la explotación. En esa fidelidad se funda la comunidad de la fábrica. En consecuencia, quedan abolidas todas las leyes de importancia básica como, la de los Consejos de Fábrica , la de Contratos Colectivos y Tarifas de Jornales, la de Arbitraje y la de Jornada”.
Dos meses antes, el 14 de Marzo, había entrado en vigor una ley por la cual se encomendaba la dirección de toda la indistria de Alemania a doce capitalistas de la Industria Pesada, entre ellos Krupp von Bohlen, Blohm, Röchlin, Enrich Hartkopf, Bruno Scüler y Albert Vögler…Análogo era el caso de Italia en el régimen de Mussolini. Un capitalismo en quiebra y amenazado por la revolución social se salvaba de la bancarrota y del “bolchevismo” creando el Estado – Banco, cuyo fín, aparte de destruir las organizacoones obreras, consistía en acudir con los fondos de la nación a salvar a las empresas privadas insolventes…” Ibidem, págs 83 y 87
Para el gran capital europeo, el enemigo a batir era la Unión Soviética, el primer estado proletario. Toda la política de la Alemania nazi iba dirigida, desde el primer momento a terminar con la experiencia soviética como expresión viva del peligro de transformación de la crisis derivada de la confrontación interimperialista en revolución y evitar la transformación de la inevitable guerra entre las potencias imperialistas en guerra civil revolucionaria que terminara con el estado burgués.*(1) Hasta el final, las grandes potencias occidentales (Inglaterra, Francia, EEUU) intentaron de la misma forma arrastrar a los dirigentes nazis hacia la guerra contra el Estado soviético y en todo momento trabajaron para debilitar las fuerzas revolucionarias que en otros países intentaban avanzar hacia la emancipación (bloqueando, por ejemplo, la ayuda a la República Española que peleaba en inferioridad de condiciones contra las fuerzas reaccionarias sublevadas apoyadas por el eje nazi fascista).
¿Y hoy? Hoy no existe ningún estado proletario que sirva de referencia para el resto del movimiento comunista. Hoy, la situación recuerda más a la que existía antes de la I Guerra Mundial; entonces, los dirigentes traidores de la socialdemocracia también hablaban de imperialismo bueno y daban argumentos muy similares a los de los socialchovinistas de nuestros días para tomar partido entre las potencias que preparaban la guerra. ¿No suenan las razones de los revisionistas de entonces a las de tantos y tantos “comunistas” que actúan objetivamente como propagandistas de Rusia, China y su “orden multipolar”.
¿Es China un país socialista?
Los revisionistas, que en el orden interno han contribuído decisivamente a la labor de desorganización y dispersión ideológica del proletariado y ahora hacen parte de un gobierno de coalición que sigue rehuyendo la adopción de una política revolucionaria frente al fascismo; que nos dicen que hay que evitar “el ruido” en la política y se debe priorizar el dialogo social; que aceptan el papel cómplice del militarismo imperialista asignado a nuestro país en la estructura del bloque comandado por EEUU; que aprueban con su voto en el Gobierno de coalición el constante incremento del presupuesto militar, etc, son también los más firmes propagandistas de la teoría del mundo multipolar.
El órgano central del PCE revisionista, Mundo Obrero, es uno de los altavoces de esta tesis, según la cual, no asistimos a una pelea entre las potencias imperialistas por imponer su control de la economía imperialista, sino al parto de un nuevo orden mundial más justo y democrático, en el que China y su “socialismo con características chinas”, sería el paladín del “Sur Global”.
En su edición del 18 del Septiembre de 2023, M.O. publica un artículo firmado por Miguel Manzanera, en el que se dice lo siguiente: “…Teniendo en cuenta que el capitalismo de estado chino está dirigido por el Partido Comunista Chino, controlando los sectores fundamentales de la economía, nos encontramos ante una nueva formación social, que podemos catalogar como capitalismo por el desarrollo industrial y tecnológico, fundamentado sobre la plusvalía arrancada a los trabajadores chinos; pero que no adopta la forma típica del capitalismo liberal fundada en la propiedad privada de los medios de producción. Por otro lado, aunque tiene rasgos monopolistas, no es un imperialismo al servicio de la burguesía financiera, ni su estructura de clases sigue la pauta de ese modo de producción (sic). La clase dominante es la burocracia del estado, que ha permitido el desarrollo de la burguesía china, hasta ahora siempre en una posición subordinada.” …” (Los subrayados a lo largo de todo el artículo son míos)
Claro está que a personas que razonan sin rigor dialéctico, les salen las cuentas y, al final, todas las contradicciones terminan cuadrando en un cambio cualitativo “virtual”. Algo parecido planteaban los dirigentes de la vieja social democracia, para justificar su renuncia a la revolución: el capitalismo ha cumplido su papel histórico e inevitablemente llegará a disolverse, por sí mismo, en el socialismo, pasando por una fase previa de “ultraimperialismo”. Dicho con la palabras de Miguel Manzanera: “…Una vez que el capitalismo de estado acabe asentándose como modo de producción dominante por la hegemonía china, estamos entrando en una nueva fase de la historia. El viejo mundo del imperialismo capitalista se muere de viejo. El nuevo mundo ya está naciendo. No es la dictadura del proletariado, pero tal vez sea el camino para llegar a ella..”
Entonces: ¿Es China un país socialista? Aunque ya he tratado en otras ocasiones de este tema, conviene volver sobre él. La República Popular China, nunca llevó adelante un proyecto claramente socialista, pero, a partir de 1978, con la llegada de Deng Xiaoping*(2), el PCCh impulsó un programa económico conocido como “Reforma y Apertura” que liberalizó la economía, fomentando el sector privado, desmanteló progresivamente las comunas y se abrió al exterior. El dirigente revisionista, viajó a EE.UU. y estableció firmes lazos con Washington, tras el histórico primer paso que dio Richard Nixon al visitar China, en vida de Mao. Fueron los años de la llamada “diplomacia del ping pong”, en los que China se convirtió en uno de los más firmes valedores de EEUU frente a la URSS revisionista.
Sus sucesores, Jiang Zemin, Hu Jintao y el actual mandatario, Xi Jinping profundizaron en el agresivo Capitalismo de Estado, eliminando las escasas formalidades “socialistas” que aún subsistían en el modelo chino *(3). El XVI congreso del PC Ch, celebrado en 2001, aprobaba una enmienda que permitía ser militante, además de a los campesinos, obreros, militares e intelectuales a “todo elemento avanzado de otras clases sociales de modo que el PC Ch se convierta en la vanguardia de la clase obrera china, del pueblo chino y de la nación china”. Se daba así entrada formal a los empresarios en el PC Ch que controla la estructura de poder estatal.
En definitiva, se puede jugar sin ningún rigor científico con las palabras, pero lo cierto es que los medios de producción en China están en manos de una potente burguesía que controla realmente la economía; se puede afirmar “ingenuamente” que la clase dominante en China es la burocracia del Estado, como si eso diera un marchamo socialista a su capitalismo de estado, pero la confusión entre propietarios individuales o militantes del PC Ch, no modifica en absoluto el hecho de que no existe un control social de la producción y que los medios de producción son propiedad de una minoría social que actúa coherentemente, como clase, al margen y en contra del interés colectivo.
La edición en español de XINHUA, la agencia oficial china, avanzaba en Junio de 2024: “…El número de entidades de negocios privadas en China, a finales de mayo pasado representaba el 96,4 por ciento del total nacional…China ha promovido desde hace largo tiempo el desarrollo del sector privado y ha trabajado consistentemente por la creación de un entorno empresarial orientado al mercado, basado en la ley e internacional…El número de empresas privadas chinas se cuadruplicó en la última década en medio de los esfuerzos para optimizar el entorno empresarial…El sector privado aporta más del 50 por ciento de los ingresos fiscales, más del 60 por ciento del PIB y más del 70 por ciento de las innovaciones tecnológicas. También proporciona más del 80 por ciento del empleo urbano y representa más del 90 por ciento de las entidades de mercado en China. *(4)
¿Es el chino un “imperialismo bueno”?
“…Desde el punto de vista de la justicia burguesa y de la libertad nacional…, Alemania tendría, sin duda alguna, razón contra Inglaterra y Francia, ya que ha sido “defraudada” en el reparto de las colonias y sus enemigos oprimen a muchísimas más naciones que ella; en cuanto a su aliada, Austria, los esclavos por ella oprimidos gozan sin duda de más libertad que en la Rusia zarista, verdadera cárcel de pueblos. Pero la propia Alemania no lucha por liberar a los pueblos sino por sojuzgarlos...Es preciso ante todo que los socialistas digan al pueblo la verdad, a saber, que esta es una guerra que tiende a consolidar la exclavitud de las colonias mediante un reparto más “equitativo” y una explotación ulterior más “coordinada” de las mismas;…que persigue el reforzamiento del yugo que pesa sobre las naciones extrañas en el seno mismo de las grandes potencias…; una guerra con vistas a intensificar y prolongar la exclavitud asalariada, pues el proletariado está dividido y aplastado, mientras que los capitalistas salen ganando, enriqueciéndose con la guerra, avivando los prejuicios nacionales e intensificando la reacción, que ha levantado la cabeza en todos los países, aún en los más libres y republicanos...”El socialismo y la Guerra”. VI Lenin.
Lenin escribía esto en 1915, en plena I Guerra Mundial, para dejar clara la posición de la socialdemocracia revolucionaria frente a los social traidores. No cabe duda que China hoy, como Alemania entonces, ha sido defraudada en el reparto de las colonias, que sus enemigos oprimen muchos más países que ella y que los esclavos por ella oprimidos gozan de más libertad que los esclavos de otros amos imperialistas; pero, los comunistas seguimos diciendo, y la historia nos viene dando la razón, que la política de China, lo mismo que la de sus rivales imperialistas, busca sojuzgar a otros pueblos y prolongar la exclavitud asalariada.
A principios del siglo XX, a las puertas de la I Guerra Mundial, los revisionistas hablaban también, como el autor del artículo publicado en MO, del “ultraimperialismo” como una posible nueva fase de acuerdo entre las potencias para repartirse pacíficamente el mundo. Esa teoría a la que también se acogen los revisionistas modernos para justificar su entreguismo, forma parte del arsenal de mentiras a la que recurren las potencias para embellecer su política criminal.
Los imperialistas, por supuesto, justifican su política con las mas bellas palabras y en los más altos ideales. Mientras incrementan sus arsenales militares, refuerzan las barreras comerciales, aumentan la explotación del proletariado en sus propios países y la opresión de los pueblos, todos proponen un acuerdo “amistoso” entre ellas para el reparto “pacífico” del mundo, que permita “ayudar” a los países dominados “a salir de la miseria”, a la que su política les condena; un acuerdo que, por supuesto, sea ventajoso para “todos” y responsabilizan a sus rivales de los obstáculos que unos y otros ponen al “libre mercado”. Y China no es una excepción.
Recientemente, Wang Huiyao, asesor del Gobierno chino y fundador del Centro para China y la Globalización (CCG), un think thank cuyo objetivo es, según su propia definición: “ofrecer recomendaciones para China desde una perspectiva global y proporcionar asesoramiento global con sabiduría china” (que duda cabe que podemos tomar al sr. Wang como portavoz, al menos “oficioso”, del gobierno Chino), en un reciente artículo con el clarificador título: “Cómo China y Occidente pueden colaborar para ayudar verdaderamente a África”, hacía un llamamiento a la colaboración entre los imperialistas para el reparto de ese continente, el continente con la población más joven del mundo y el mayor número de países en desarrollo, que, según sus propias palabras, cuenta con abundante mano de obra y ricos recursos naturales:
“...Mientras el mundo sigue luchando con desafíos globales sin precedentes, decía el señor Huiyao, el desarrollo de África se ha convertido en un punto focal para la cooperación internacional…” Y añadía, quejoso: ”...a pesar del reconocimiento generalizado de la importancia mundial de África y su potencial de desarrollo entre los países occidentales, los enfoques a veces conflictivos y los matices políticos de sus estrategias pueden obstaculizar una cooperación eficaz y conducir a una asignación ineficiente de recursos…se necesita la participación de un segmento más amplio de la comunidad internacional.”
No puede ser más claro (ni más cínico) el sr. Huiyao al dirigirse a sus colegas imperialistas para participar en la operación: “La mayor atención e inversión de las grandes potencias ha dado lugar a iniciativas de desarrollo diversificadas y a asociaciones económicas más sólidas entre las naciones africanas…Para impulsar verdaderamente el desarrollo africano, es fundamental que todas las partes involucradas prioricen las necesidades reales de África y fomenten una colaboración genuina en lugar de la competencia…Afortunadamente, algunos países occidentales están adoptando gradualmente una actitud más abierta hacia la ayuda exterior, ven con mejores ojos los proyectos de desarrollo de China en África y participan en una colaboración activa. Por ejemplo, China está explorando la posibilidad de establecer una cooperación con Francia en el exterior, alentando a las empresas de ambos países a participar conjuntamente en proyectos. Esta modalidad de cooperación ha demostrado ser beneficiosa tanto para China, como para Francia y para los países africanos…”
Así se propone China construir el “mundo multipolar”, llamando a la colaboración entre los viejos amos que arrasaron África (el imperialismo francés) y los nuevos. Esa cínica apuesta de los imperialistas por coordinar su política de explotación era lo que los viejos social traidores denominaron ultra imperialismo.
El 16 de Noviembre, aprovechando la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, celebrada en Lima (Perú), se reunieron Biden y Xi Jinping. El dirigente chino, lo mismo que su homólogo estadounidense, hizo gala de la diplomacia habitual entre los imperialistas, mezcla de buenas intenciones y amenazas veladas y expuso a su manera la misma apuesta “ultraimperialista”. Esta es una selección de lo dicho por Jinping a su colega Biden, recogida de la edición en español de XINHUA: “…Contener a China es imprudente, inaceptable y está destinado al fracaso…Cuando los dos países se tratan mutuamente como socios y buscan puntos en común dejando de lado las diferencias, su relación logrará un progreso considerable…ni China ni EE.UU. deberían tratar de…privar al otro de su legítimo derecho al desarrollo para mantener su estatus de liderazgo…Las dos partes deben ampliar la lista de cooperación y hacer que la tarta de la cooperación sea más grande para lograr un resultado beneficioso para ambas partes…es menester asumir las responsabilidades de los grandes países…abstenerse del desgaste mutuo y no obligar a otros países a tomar partido…sólo la cooperación mutuamente beneficiosa puede conducir al desarrollo común. “Patio pequeño con vallas altas” no es lo que un gran país debe perseguir; sólo la apertura y la compartición pueden fomentar el bienestar de la humanidad…”
Esas no son las declaraciones de un dirigente socialista e internacionalista; sino las del lider de una potencia imperialista reclamando a su rival que reconozca su lugar en la explotación del mundo.
Según la agencia china, Biden respondió de igual forma: la relación entre EE.UU. y China es la más importante del mundo, no sólo para los dos pueblos, sino también para el futuro del mundo. Los dos Gobiernos tienen la responsabilidad ante los dos pueblos y el mundo de asegurarse de que la competencia no se convierta en conflicto…”
Es cierto que el valor de esa reunión es realmente muy escaso, porque se celebró once días después del triunfo de Trump en las elecciones presidenciales de EEUU y, este histriónico personaje, Trump, tiene su propia agenda (de hecho no ha tardado en mostrar un mayor acercamiento a Putin); pero sirve para ilustrar, al menos, los temores de una parte del capital yanqui que en materia internacional y en momentos tan fluidos como los actuales, no deja de ver con preocupación la victoria de aquel.
De nuevo el “ultraimperialismo”
Lenin escribía en 1915, iniciada ya la I Guerra Mundial: “…entre las teorías del nacional chovinismo, la más sutil, la que con más habilidad ha adoptado una apariencia científica e internacionalista, es la teoría del “ultraimperialismo”, propuesta por Kautsky; he aquí la exposición más clara, más exacta y más nueva de la misma, hecha por su propio autor:…”una política nueva, ultraimperialista, que sustituye la lucha de los capitales financieros nacionales entre sí por una explotación conjunta del mundo, por el capital financiero unido en escala internacional…” Y Lenin continuaba: “…La “teoría” de Kautsky se reduce única y exclusivamente a justificar, con la esperanza de una nueva era pacífica del capitalismo la adhesión de los oportunistas y de los partidos demócratas oficiales a la burguesía y su renuncia a la táctica revolucionaria (es decir, proletaria) durante la época turbulenta actual…”
Esa teoría del mundo multipolar, es la actualización de la vieja cantinela del ultraimperialismo. Así lo decía el Sr. Manzanera en su artículo de MO: “…El proyecto que China ofrece al mundo es la multipolaridad, sustituyendo la hegemonía unipolar del imperialismo liberal hasta ahora dominante…La multipolaridad es un proyecto pacifista (sic) de entendimiento entre las potencias mundiales, con la ONU como centro de diálogo y toma de decisiones consensuadas internacionalmente…” Según los revisionistas, el proletariado debe ayudar al imperialismo en la tarea de construir ese mundo en el que el capital financiero explote al proletariado y los pueblos del mundo, unido y coordinado, de modo que termine su enfrentamiento por los mercados y consecuentemente, las guerras.
Lenin denunciaba así el engaño: “….el creciente entrelazamiento internacional de las camarillas del capital financiero. Esta es la única tendencia verdaderamente general e indudable, y no de unos cuantos años ni de dos países, sino de todo el mundo y de todo el capitalismo…pero, deducir de la fusión y el entrelazamiento de los distintos capitales nacionales en un todo único, internacional, una tendencia económica al desarme, equivale a sustituir la agudización real de las contradicciones de clase por piadosas ilusiones filisteas de un debilitamiento de esas contradicciones…quien consuela al esclavo en vez de empujarlo contra la esclavitud, ayuda a los esclavistas””
Los hechos son incontrovertibles; los señores, Huiyao y Manzanera, pueden perorar sobre la paz entre los imperialistas, pero la lucha entre los capitalistas por obtener el máximo de plusvalía con la explotación del proletariado, las disputas entre ellos para dominar a través de sus inversiones financieras el máximo de países, disputando a sus rivales las áreas de influencia, han sido una constante en la época del imperiallismo que ha costado -y sigue costando- millones de vidas e incontable sufrimiento a los pueblos del mundo; y esa tendencia, no solo no ha disminuído, sino que crece cada día: el militarismo, la liquidación de los derechos democráticos, la imposición de feroces recortes en las condiciones de vida y trabajo del proletariado y los pueblos, y finalmente, la guerra, sigue siendo la única constante en el actuar del imperialismo y seguirá siendolo hasta que el proletariado no acabe de un modo revolucionario con el capitalismo. Y quien diga lo contrario, es un ignorante, se equivoca, o miente.
El llamado eje de resistencia, la Cumbre China-África y, de nuevo, los BRICS
En la seguna mitad del año, cercanas las elecciones presidenciales del patrón yanqui, tuvieron lugar sendos encuentros, saludados por los social chovinistas como un avance hacia el mundo multipolar: la novena reunión ministerial del Foro de Cooperación China África, celebraba en Pekin a principios de Septiembre; y la cumbre de los BRICS, celebrada a finales de Octubre en Kazán, Rusia.
Poco nuevo se puede decir respecto de la agenda de la última cumbre de los BRICS aparte de que sus promotores siguen avanzando en los objetivos establecidos en la cumbre de Johannesburgo del año pasado: desdolarizar la economía, favorecer los intercambios en las monedas locales, crear una alternactiva al sistema SWIFT de códigos para las transferencias financieras, etc.
Desde enero de este año, cuatro nuevos países se unieron al grupo: Irán, Egipto, Emiratos Árabes y Etiopía; pero las contradicciones internas, como señalaba en un anterior artículo (véase Socialismo y Social chovinismo, sobre la cumbre de los BRICS) continúan creciendo. Lo inestable de la alianza entre los Estados del grupo, quedó patente a finales de 2023, cuando el recien elegido presidente de Argentina, Milei, un ultraliberal, histriónico defensor a ultranza de la dolarización de la economía, rechazó la inclusión de ese país en los BRICS, acordada pocos meses antes en la cumbre de Johannesburgo.
La convivencia entre los tres estados de cabeza: Rusia, China e India, no deja de ser tirante; particularmente India tiene su propia “agenda” para favorecer a su capital nacional. De hecho, como señalaba recientemente El Diario.es: “…a EEUU le seduce de la India, la condición de rival geopolítico y económico regional de China. Además, cuenta con la flexibilidad de Modi para tejer vínculos con el Sur Global, mientras entabla un diálogo con el G-7 -pese a su pertenencia a los BRICS- y gesta consensos en el G-20 con tintes multilaterales”.*(5) Sirva también de ejemplo de las contradicciones en aumento, el rechazo de Brasil a la candidatura de Venezuela. Como señalaba France 24 h, la cumbre de los BRICS en Rusia culminó con grandes apuestas y pocos acuerdos.
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Unas semanas antes, tuvo lugar en Pekin la Cumbre del Foro de Cooperación China-África. China, la segunda economía más grande del mundo, es el mayor socio comercial de África. El comercio bilateral alcanzó los 167.800 millones de dólares (151.800 millones de euros) en el primer semestre de 2024, según medios oficiales chinos.
La enorme inversión financiera china en África no tiene objetivos revolucionarios o internacionalistas. China siempre ha respetado el statu quo en África, siempre ha fomentado el acuerdo con los dictadores y gobiernos reaccionarios del continente a los que ha ofrecido, luego lo veremos, ayuda y entrenamiento militar para sus ejércitos, a cambio de permitirle compartir el expolio de sus recursos.
Por supuesto que ha ayudado a la construcción de vías de transporte, las necesita para movilizar los recursos naturales que precisa y para exportar sus productos a la zona. No hay ningún ánimo altruista en ello; su comportamiento en todo momento ha sido el propio de una potencia imperialista que esquilma los recursos de sus colonias. No actúa -de momento- directamente para imponer “manu militari” su dominio; no lo necesita: el “orden imperial” lo imponen sus gobiernos amigos. Eso sí, cuando es preciso, no duda en exportar armas para mantener la inestabilidad en las áreas en las que conviene fomentarla, o en utilizar los ejércitos privados de su aliado ruso que comparte también una importante presencia en África.
China ha invertido una cantidad importante de dinero en África y ha enviado miles de trabajadores e ingenieros al continente para construir grandes proyectos de infraestructuras, obteniendo a cambio un acceso privilegiado a los recursos naturales del continente, incluidos el cobalto, el cobre, el oro y el litio, etc. Los préstamos estatales chinos han financiado también ferrocarriles, puertos o carreteras, infraestructuras muy importantes para África. Una situación que está reforzando al máximo la influencia china en el continente africano.
¿Cual es la realidad en África?
El continente africano ha venido soportando la más brutal colonización por parte de las potencias europeas durante un larguísimo periodo de tiempo. Tras la II Guerra Mundial y, en especial a lo largo de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, se desarrolló en el continente un periodo de descolonización que permitió la independencia de los países colonizados, en ocasiones tras cruentas guerras, como en el caso de Argelia contra el imperio frances. (Conviene recordar de nuevo que España, incumplió el compromiso adquirido con la ONU como potencia colonial, al no garantizar el derecho a la autodeterminación del Sáhara Occidental- una de las últimas colonias europeas en África- y aceptar que Marruecos se anexionara ilegalmente ese territorio). Sin embargo, las antiguas metrópolis no abandonaron la explotación de sus antiguas colonias que, en una mayoria de casos, seguían en manos de testaferros de sus antiguos dueños.
El imperialismo occidental, nunca ha permitido la independencia efectiva de sus antiguas colonías, ha mantenido su control utilizando todo tipo de argumentos. A principios de este siglo,por ejemplo, entre 2010 y 2012, se desarrolló un movimiento popular conocido como la “primavera árabe” que, iniciado en Tunez, una antigua colonia francesa, se extendió por el norte del continente y rápidamente fue sofocado por la intervención política y militar del imperialismo. Uno de los ejemplos de esa “colonización en la sombra” lo encontramos en Libia que, tras la intervención de la OTAN, continúa rota y dividida en dos estados controlados respectivamente por el imperialismo occidental (el sector occidental) y por Rusia (el oriental) con sendos gobiernos títere como pantalla.
Esa misma situación de “tutela armada” del imperialismo se extiende por todo el continente: el vacio dejado por el imperialismo frances, expulsado del Sahel, ha sido ocupado por Rusia (que interviene militarmente a través de los ejércitos mercenarios que trabajan para ella) y en este contexto China refuerza su control económico y busca acuerdos (“de seguridad” en los melífluos términos de la diplomacia burguesa), para avanzar en el control militar.
Los contínuos golpes de Estado, la actividad de grupos yihadistas y bandas paramilitares de todo tipo, enconan conflictos impulsados y manipulados por una u otra superpotencia, desangran los estados africanos condicionando el desarrollo pleno de los pueblos y provocan el éxodo de centenares de miles de sus ciudadanos que buscan un futuro en la huida hacia las metrópolis, que cierran sus fronteras con alambradas y cárceles para evitar su entrada.
África, en efecto, como señalaba el sr. Huiyao, es el continente con la población más joven del mundo y el mayor número de países en desarrollo, posee también muchos recursos minerales y materias primas necesarias para la industria más puntera, que se disputan sus antiguos amos y los nuevos. Pero África, tambien es el basurero del mundo: la Organización de las Naciones Unidas apunta que, al año, el mundo genera 62.000 millones de residuos electrónicos, y tres cuartas partes de estos desaparecen en vertederos de África
Países como Burkina Faso que, tras sufrir dos golpes de estado en 2022, vive un proceso de fascistización, con los derechos democraticos negados y la actividad libre de “escuadrones de la muerte” y bandas fascistas apoyadas por la dictadura militar; o Sudan (ver en ambos casos las resoluciones de la XXIX Plenaria de la CIPOML), donde continúa el conflicto armado entre las dos ramas del antiguo régimen reaccionario, ambas apoyadas por el imperialismo y las potencias regionales con el objetivo de fragmentar aún más a Sudán y saquear sus riquezas (este es un conflicto que ya ha costado más de 7,5 millones de desplazados y miles de muertos); Túnez, donde su presidente Said, reina en un país en bancarrota aplastando toda protesta popular; Repúbllica Democrática del Congo que, a pesar de su gran riqueza en minerales, es, según el Banco Mundial, uno de los cinco países más pobres del mundo y donde bandas paramilitares actúan impunemente robando el cobalto y los minerales que extraen los ciudadanos en explotaciones privadas, arriesgando todo tipo de enfermedades, etc, etc, nos hablan de un continente con las venas abiertas, en el que el imperialismo desarrolla una guerra constante por controlar su riqueza, mueve como marionetas a las fuerzas mas oscurantistas y reaccionarias, desmembra estados y encona conflictos, mientras entona cantos de esperanza y hermandad.
El discurso de apertura del Foro pronunciado por XI Jinping, comenzada en el tono “poético” y confuciano que gusta a los revisionistas chinos: “Las flores en primavera se convierten en frutos en otoño, y una cosecha abundante es la recompensa del trabajo arduo. En esta temporada de cosecha, me es sumamente complacido reunirme en Beijing con tantos viejos y nuevos amigos para deliberar juntos sobre los grandes planes para la amistad y la cooperación entre China y África en la nueva era…En medio de los cambios inéditos del mundo en una centuria, nos mantenemos hombro a hombro para defender firmemente nuestros derechos e intereses legítimos. Siguiendo la corriente de la globalización económica, nos volvemos juntos más robustos y resilientes, trayendo beneficios tangibles para miles de millones de chinos y africanos ordinarios”.
Entre alabanzas y ditirambos, el dirigente chino, ofrecía a sus huéspedes algo más que apoyo económico; su décima propuesta era la Acción de Asociación para la Seguridad Común: “…Vamos a proporcionar a África una asistencia militar no reembolsable valorada en mil millones de yuanes RMB, capacitar a 6000 miembros del personal militar y mil policías y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley provenientes de África, e invitar a 500 oficiales militares jóvenes africanos a visitar China…”
Entre los amigos del lider chino presentes en el Foro, el primer ministro marroquí, Aziz Akhannouch, en representación de “su majestad”, el sátrapa Mohammed VI, (en la Cumbre-por supuesto, el anfitrión chino, para no molestar a su amigo, había rechazado la presencia de representantes del Frente Polisario y de la Republica Saharahui Democrática).
El Ministerio de Asuntos exteriores de Marruecos, declaraba: “…La Cumbre del Foro de Cooperación China-África (FOCAC), celebrada en Pekín del 4 al 6 de septiembre, confirmó el estatuto de Marruecos como líder continental clave que sitúa el desarrollo y la prosperidad de África en el centro de su acción diplomática, de acuerdo con las Altas Instrucciones de Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le asista…”
¿Cual debe ser la actitud de la izquierda en España?
¿Y España? Cual es el papel que juega el Estado español en esta confrontación interimperialista? Terminada la II Guerra Mundial, las grandes potencias imperialistas se opusieron en los hechos a apoyar a los comunistas españoles, como proponía la URSS, en su lucha por saldar cuentas con el franquismo, el último régimen fascista de Europa aliado del criminal nazi fascismo, que sometía al pueblo español a una brutal y criminal dictadura.
EEUU, jugando el papel que hoy juega China, ayudó a Franco a salir de su aislamiento político, firmando los acuerdos hispano americanos de 1953. Desde entonces, junto a la lluvia de inversiones que convirtieron a nuestra economía en una sucursal industrial de la gran empresa de Estados Unidos que encontraba en nuestro país una mano de obra barata y sometida a un régimen brutal de negación de derechos, España se llenó de bases y militares yanquis: Rota, Zaragoza, Morón, Torrejón, etc.
El accidente de Palomares, en 1966, cuando el choque entre dos aviones de la USAF provocó el desprendimiento de varias bombas nucleares en aquel municipio de Almeria, provó la impunidad con la que los ejécitos imperialistas utilizan nuestro suelo, poniendo en riesgo la seguridad de nuestros pueblos y costas. El baño del entonces Ministro de Información y Turismo franquista, Fraga Iribarne (luego fundador del PP) y el Embajador de EEUU en las aguas cercanas para demostrar que no estaban contaminadas, fue otra prueba de la sumisión lacayuna de los poderes públicos franquistas al amo yanqui.
A la muerte del asesino dictador, el proceso de transición tutelado por la intervención directa de la administración de EEUU, la ayuda activa del social liberalismo y la complicidad del revisionismo carrillista, mantuvo incólumes las columnas básicas del régimen franquista; no se tocó ninguna de las cuestiones que tienen que ver con la estructura del Estado y la necesaria depuración de sus instituciones, etc; tampoco cambió un ápice su completo sometimiento a los dictados del “aliado” yanqui.
Los primeros gobiernos de la monarquía iniciaron el proceso para la entrada de nuestro país en la OTAN, provocando una descomunal movilización popular al grito de: ¡Otan no, Bases fuera!, que recorrió de punta a punta el país. Forzado por la presión popular, Felipe Gonzalez, el gran tartufo del social liberalismo fue, como tantas otra veces, el encargado de hacer el trabajo sucio. Convocó un referéndum después de una campaña encabezada por el cínico eslogan: ¡OTAN, de entrada, no!. A pesar de tener el control absoluto del aparato de propaganda, la oposición indignada de la mayoría del pueblo español obligó al Gobierno a adquirir tres compromisos para hacer tragadero el paso, que figuraban en la misma papeleta de votación, cuyo texto decía:
El Gobierno considera conveniente, para los intereses nacionales, que España permanezca en la Alianza Atlántica, y acuerda que dicha permanencia se establezca en los siguientes términos:
1.º La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura
militar integrada.
2.º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.
3.º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España.
¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?
Ni ese, ni ningún otro de los gobiernos que se han sucedido en el régimen monárquico, ha cumplido esos compromisos; tampoco el gobieno de coalición. La decisión de permanecer en el bloque militar, es por tanto ilegítima y nula de pleno derecho.
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La OTAN nunca ha tenido como razón de ser la defensa de la “democracia”, o proteger a Europa “disuadiendo” a sus “enemigos” de un posible ataque, como han argumentado a coro los dirigentes del PSOE y de la derecha, sino conformar un bloque miitar al servicio del imperialismo occidental dominante hasta ahora, agrupado en torno a EEUU, hoy una potencia en declive.
Sin embargo, esta es una cuestión que, a lo largo de estos años se ha dejado al margen del debate político; pero, la invasión de Ucrania por el ejército ruso ha puesto al desnudo todas las contradicciones, también las de la izquierda sumisa. Hasta ahora se ha ignorado el carácter irregular del refréndum que invalida la entrada en la OTAN incluso desde el punto de vista de la justicia burguesa, pero ahora la situación internacional, el peligro real de guerra, debe colocar este problema en el centro del debate político.
¿Qué ha hecho el revisionismo ante esta cuestión que adquiere un carácter tan determinante para nuestra seguridad?: “Si formamos parte de una organización internacional y tenemos obligaciones, es obvio que mientras formemos parte hay que cumplirlas” esta declaración hecha en 2021 en relación con la pertenencia de España a la OTAN, por el Secretario General del PCE, Enrique de Santiago (en aquel momento, además, Secretario de Estado para la Agenda 2030), es una muestra de entreguismo y cinismo digna de ser enmarcada, que demuestra hasta que punto el revisionismo ha aceptado el statu quo impuesto por el régimen monárquico, renunciando a cualquier pelea democrática. Un año después, en vísperas de la Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, la declaración del Ministro Albares, para justificar el guerrerismo de la OTAN, no le va a la zaga: “…el hecho de declararte ajeno a todas las guerras no impide que la guerra venga a buscarte a ti…”.
En esa cumbre, en la que se estableció el plan de la OTAN para la siguiente década, se incluyó una referencia expresa a China a la que “la Alianza” considera reto “sistémico”; se acordó, también, dando un paso más en la escalada de amenazas, que el bloque militar no solo responderá a ataques armados, sino quepodría intervenir militarmente frente a cualquier amenaza a su seguridad; se declaró la inmigración irregular como amenaza, y se aprobó el aumento del gasto militar y el incremento del apoyo a Ucrania en su guerra contra Rusia.*(6)
Nuestra presencia en la OTAN supone un grave peligro para la seguridad de nuestro pueblo. Nuestro país es vital para los imperialistas por su situación geoestratégica: puerta de comunicación entre el mar Mediterráneo y el océano Atlantico y entre Europa y África, sus puertos y bases militares convierten a nuestro país en el “portaviones” del imperialismo yanqui en Europa, lo que supone un grave peligro para todos. Esta es, pues, una cuestión de primer orden para las fuerzas populares, los demócratas y los progresistas de nuestro país.
Es necesario empezar a trabajar para levantar un frente unitario contra la OTAN y las bases, contra el incesante aumento de los gastos militares, reclamando una política de paz como figuraba expresamente establecido en la Constitución de la II República española. Y, para hacerlo debemos dirigirnos en primer lugar a la clase obrera y a los sectores populares; y denunciar con claridad y contundencia a las fuerzas políticas que intenten utilizar esa necesidad de unidad contra la OTAN, las bases y la implicación de nuestro país en el bando occidental, como apoyo al otro bando imperialista.
Pero, los comunistas tenemos una obligación añadida, aclarar a nuestra clase las causas de la guerra, el papel y la naturaleza del imperialismo, la relación entre el imperialismo y la guerra como consecuencia final de su política; explicar por qué, la revolución es, finalmente, la única vía de acabar con las guerras. Y eso exige, como señalaba Lenin en la cita que encabeza este artículo, denunciar como traidores a la revolución a las fuerzas que engañan al proletariado, silenciando o justitificando la naturaleza imperialista, reaccionaria de una parte de las potencias que arrastran al mundo a la guerra. Teorías como la del mundo multipolar no son más que una cínica tapadera de los imperialistas chinos y rusos que, junto a sus compañeros de bandería hablan de paz, pero preparan la guerra; hablan de avance social, pero participan en la explotación de los trabajadores y el expolio de los pueblos del mundo.
Vivimos momentos en los que las potencias comienzan a tratar con una intolerable frivolidad sobre la posibilidad de una nueva guerra mundial: el senil Biden, autoriza al régimen de Zelensky la utilización de misiles yanquis contra territorio ruso, Alemania aprueba una Directiva Marco para la Defensa Global que establece medidas como el reclutamiento obligatorio, la utilización de los túneles de metro como refugios antiaéreos, o el racionamiento de alimentos, en caso de guerra; estas y otras medidas adoptadas por los representantes políticos del imperialismo o las bravuconadas tabernarias de personajes como el presidente Húngaro, Orban*(7), son algo más que anécdotas, la prueba de que el imperialismo se prepara activamente para la guerra, ignorando las necesidades de sus propios pueblos.
En estas circunstancias, las organizaciones del proletariado no pueden permanecer ajenas a la escalada de las amenazas para nuestro pueblo y los comunistas debemos ser implacables en la denuncia de la actitud cómplice de los revisionistas. Quienes toman partido por uno u otro imperialismo, actúan objetivamente contra la paz, contra el progreso y contra la revolución socialista, y debemos denunciarlos como tales.
NOTAS:
*(1) Poco antes de la firma del Acuerdo Ribbentrop-Molotov, Hitler, hablando con el alto comisariado de la Sociedad de Naciones en Danzig, manifestaba: “ Todo lo que yo emprendo está dirigido contra Rusia. Si Occidente es demasiado estúpido y ciego para entenderlo, me veré obligado a llegar a una alianza con los rusos y derrotar después a Occidente, de manera que después de su derrota pueda dirigirme contra la Unión Soviética con todas las fuerzas que pueda reunir”. Tomado de Domenico Losurdo: Stalin historia crítica de una leyenda negra
*(2) Este dirigente chino popularizó el lema: ¡enriquecerse es glorioso!
*(3) Xi Jinping presentaba ante el XX Cogreso del PC Ch un informe que resumía su “pensamiento”. En él entre otros objetivos, expresaba los siguientes planes que pueden ayudar a comprender el verdadero carácter del capitalismo de estado chino: “…Construiremos un mercado nacional unificado, avanzaremos en las reformas para la asignación de factores de producción basada en el mercado y estableceremos un sistema de mercado de alto nivel. Perfeccionaremos los sistemas que sustentan la economía de mercado, como los de protección de los derechos de propiedad, los de acceso al mercado, los de competencia leal y los de crédito social, para mejorar el entorno empresarial…”.
*(4) Xinhua, define el sector privado restrictivamente, como las empresas con menos del 10% de propiedad estatal. El sector estatal incluye tanto las empresas de propiedad mixta (EM), en las que el Estado posee entre el 10 y el 50 por ciento, como las empresas de propiedad estatal mayoritaria.
*(5) En la India, el país más poblado del mundo, la deriva nacionalista del estado es cada día más evidente. La victoria del BJP, el partido del presidente indio, Narendra Mori, en 2014 dio alas a grupos como el Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), una organización paramilitar de extrema derecha hinduista, cuna ideológica del BJP y en la que militó Modi.
Por eso, no es de extrañar que la India fuera uno de los estados que se abstuvo en la votación de la ONU del 26 de octubre de 2023, que pedía un alto el fuego en Gaza (respaldando en los hechos a Israel); o que, unos días después de la cumbre de Kazán, tras la victoria de Trump, N. Modi, declarara en X: “Tuve una gran conversación con mi amigo, el presidente Donald Trump, y lo felicité por su espectacular victoria. Espero trabajar en estrecha colaboración una vez más para fortalecer aún más las relaciones entre India y Estados Unidos en los sectores de tecnología, defensa, energía, espacio y otros”.
(6) La página web de la Moncloa publicaba esto como resumen: “…Durante la Cumbre, los líderes han acordado aumentar los fondos comunes. En este sentido, Sánchez ha reiterado que España va a cumplir el compromiso con la OTAN y con la UE de destinar el 2% del PIB al presupuesto en defensa…Quiero que esta propuesta sea un acuerdo de país para defender y garantizar lo que se ha puesto en cuestión y en riesgo por la guerra de Putin en Ucrania, y es la seguridad de Europa y también garantizar y reforzar la seguridad de España…».
De hecho este es el gobierno que más ha incrementado el gasto militar. Según recogía “El Salto”, en octubre de 2023: “el Estado español dedica anualmente al ejército el doble de presupuesto que hace dos décadas. Desde 2019, el Gobierno de Sánchez ha comprometido más de 82.700 millones de euros en gasto militar —incluyendo gastos militares de todos los ministerios—, 20.000 millones más que en la última legislatura de Rajoy y 40.000 millones más que en la segunda presidencia de José María Aznar.
*(7) El presidente húngaro, Orban, es un ejemplo de los líderes del populismo fascista que nada entre dos aguas y forman la clac del teatro de guerra interimperialista. Este personaje, presidente de turno del Consejo de la UE durante el segundo semestre de 2024, es amigo de Trump, a quién visitó tras las elecciones yanquis -declaró después: discutimos maneras de llegar a la paz. La buena noticia es: él lo resolverá-; amigo de Putin, con quien se reunió en Julio -Putin dijo entonces de él: “Sé que esta vez viene no solo como aliado sino como presidente del Consejo de la UE”; y amigo de Netahyahu- respondió así a la orden del Tribunal Penal Internacional pidiendo el arresto del presidente nazi sionista: “La orden de arresto deI TPI contra el primer ministro Netanyahu es descarada, cínica y completamente inaceptable. Invité al Primer Ministro Netanyahu a una visita oficial a Hungría, donde garantizaremos su libertad y seguridad» .