Por Jesús Anero
“Todos saben que las guerras son provocadas únicamente por las relaciones políticas entre los gobiernos y los pueblos; pero, por lo común, se considera que, al estallar la guerra, estas relaciones cesan, dando paso a una situación completamente distinta, sometida exclusivamente a sus propias leyes. Nosotros afirmamos lo contrario; la guerra no es más que la continuación de las relaciones políticas por otros medios” [1].
Estas palabras del general prusiano von Clausewitz nos muestran cual es la verdadera realidad, otros en cambio pretenden un mundo de fantasía: son los pacifistas. Así, el pacifismo, según la RAE, es el conjunto de doctrinas encaminadas a mantener la paz entre las naciones. Se opone a la guerra y a otras formas de violencia a través de un movimiento político, religioso, o como una ideología específica.
Bella idea la del pacifismo, pero irrealizable mientras exista una clase, la burguesa, que explota a los pueblos y proletarios del mundo.
La realidad es que la reivindicación de la paz es algo justo y necesario para los partidos de izquierda, pero, primero, no puede ser el centro de su actividad y, segundo, deben relativizarse contra qué tipo de violencia es necesario luchar y cual es necesario apoyar. Veamos estos dos aspectos más en profundidad.
El capital, utilizando todas sus tácticas de confusión tiene una estrategia clara con respecto a los partidos y movimientos de izquierda: divide y vencerás. Así, pretende que la lucha política se fragmente en numerosos pequeños combates, en los cuales incluso parecen obtenerse pírricas victorias. Las reivindicaciones por la paz y el fin de las guerras es uno de estos frentes.
Los comunistas debemos apoyar aquellos movimientos que buscan la unión de los pueblos y que condenan las agresiones del capital, pero una vez más, debemos ser la vanguardia del combate, explicando las diferencias entre los distintos usos de la violencia, la distinción entre guerras justas e injustas, que tan diáfanamente expusiese el camarada Lenin hace casi cien años [2].
Y esto nos lleva al segundo aspecto; para los comunistas existen formas de violencia justas y justificables y otras injustas y condenables, porque lo fundamental es establecer para cada guerra “cuál es el carácter de clase de una guerra, por qué se ha desencadenado, qué clases la sostienen, qué condiciones históricas e histórico-económicas la han originado” [2].
Las guerras injustas son las promovidas por el capital para satisfacer sus intereses imperialistas, aquellas de carácter reaccionario, de anexión o avasallamiento de otros países y pueblos. Todas las guerras injustas se libran para enriquecer a las clases explotadoras, para saquear y subyugar a su propio y a otros pueblos.
Y el único objetivo de estas guerras injustas es perpetuar el régimen capitalista y conseguir mayores beneficios económicos. Contra estas guerras debemos levantar nuestras banderas los comunistas, y junto a nuestros aliados denunciar estas maniobras disfrazados de supuestas campañas para “pacificar, liberar y democratizar otros pueblos”.
Pero, por el contrario, existen otras guerras justas, aquellas que defienden los interés de los pueblos frente a las agresiones imperialistas, las guerras civiles contra los enemigos del proletariado y por supuesto las guerras socialistas.
Como comunistas que somos debemos enfatizar este punto, no existe ningún otro medio para alcanzar la victoria final y la destrucción de la burguesía que la violencia. El capital no se va a dejar arrebatar sus privilegios, sus beneficios, sus parlamentos y sus fábricas si no es de sus dedos fríos y muertos.
Y decimos esto porque aunque se consigan victorias parciales, con la representación en las instituciones, con movimientos “ciudadanos”, nunca conseguiremos acabar con el problema de ese modo. La burguesía dejara que nos enredemos en debates estériles, en promover recogidas de firmas, en maquillajes legislativos, pero nunca cederá su posición de explotación sobre el proletariado.
En definitiva, el carácter justo de una guerra está determinado por los intereses de la lucha de clases; una guerra será justa en tanto en cuanto luche por la democracia real, la independencia de los pueblos, el progreso social y sobre todo contra la explotación de la burguesía. En cambio, los comunistas debemos denunciar y combatir las guerras injustas, aquellas cuyo objetivo sea la conquista de otros países, el sometimiento de otros pueblos o la coacción del propio.
Volviendo a las palabras de von Clausewitz, la violencia es una prolongación de la política y tiene una única motivación, la economía, y que la violencia sea justa y necesaria o injusta y deleznable solo depende de quién sea el agresor y el agredido.
El pacifismo es parte del noble espíritu del ser humano y de sus ansias de paz y libertad, pero como comunistas que somos no puede empañar nuestros ojos con su bella retórica, puede ser un punto en común para el trabajo con nuestros aliados, pero nunca debemos olvidar que nuestro objetivo es acabar con la burguesía, origen de todas las injusticias que sufre nuestros pueblo y el resto de naciones del mundo.
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[1] von CLAUSEWITZ, Karl, De la guerra.
[2] LENIN, Vladimir, Acerca de las guerras justas e injustas, Editorial Progreso, 1985.