C. Hermida
Después de nueve años desde su última novela, Manuel Rivas vuelve con Detrás del cielo, que narra la batida de un grupo de cazadores para matar a un jabalí al que se conoce como “El Solitario”. Durante esa jornada, el joven Dombodán va desgranando una serie de historias y acontecimientos que han venido sucediendo en la localidad de Tras do Ceo.
La maldad, el machismo más brutal, la destrucción de la naturaleza, la trata de mujeres obligadas a ejercer la prostitución, la corrupción y el abuso de poder desfilan por esta narración que aparentemente es una novela negra, pero que trasciende el género para convertirse en una crónica del mundo actual.
El poder del caciquismo y el narcotráfico, en connivencia con los poderes públicos, que no dudan en recurrir a la violencia más extrema para ejercer su voluntad y dominar a las personas, son retratados con maestría por Manuel Rivas. Aunque el escenario es Galicia, en realidad el novelista traza un cuadro que refleja algunas de las características de nuestra sociedad.
La novela muestra la cara del mal, pero también la de unos hombres y mujeres, víctimas y náufragos, que son capaces no ya de sobrevivir en las circunstancias más adversas, sino de mantener la dignidad y el valor.
Hay en Rivas una manera poética de describir personajes y paisajes, una sensibilidad especial en recrear la naturaleza y el carácter humano, no solo en esta novela, sino a lo largo de su ya extensa obra en la que destacan ¿Qué me quieres, amor? El lápiz del carpintero y Los libros arden mal. Extraordinario novelista, Manuel Rivas pertenece a ese grupo reducido de escritores y escritoras que maduran sus obras, dedicados a la Literatura y alejados de toda esa parafernalia comercial que otros practican con asiduidad. El resultado es que algunos escriben obras espléndidas, como es el caso que nos ocupa, y otros lanzan al mercado novelas que parecen sacadas de una cadena de montaje. Algunos prepotentes, por mucho que naveguen por el mar Egeo, jamás alcanzarán la grandeza de Kavafis