Organización Democrática Revolucionaria (India) / Mazdoor Mahaz (Pakistán)
El asesinato de 26 civiles no combatientes (en su mayoría turistas) a manos de unos terroristas no identificados cerca de Pahalgam, en el valle de Cachemira, el 22 de abril de 2025, ha provocado una escalada de tensiones entre los gobiernos de India y Pakistán. El incidente estaba calculado para socavar el resurgimiento de la industria turística, que es una de las principales fuentes de empleo en el valle, y para provocar la islamofobia entre la masa del pueblo indio.
Ninguna organización ha reivindicado la autoría de este atentado y no es probable que sepamos quién fue el verdadero responsable ni qué Estado conspiró para cometerlo. Lo que es evidente es que fue la población trabajadora de Cachemira la que acudió en ayuda de los supervivientes y los puso a salvo, desmintiendo las teorías de odio étnico o religioso entre ellos. Curiosamente, las fuerzas armadas indias, omnipresentes en el valle, no estaban allí para proteger a los turistas civiles.
Los actos de terrorismo, ya sean perpetrados por quienes representan a los movimientos de liberación o por organismos estatales, sólo ayudan a los Estados a dotarse de poderes desenfrenados, acosar a los trabajadores y fomentar la xenofobia entre las masas. Perjudica a las causas democráticas o revolucionarias que dicen representar. Nosotros, las organizaciones abajo firmantes, en línea con el marxismo-leninismo, condenamos inequívocamente todos estos actos. Es importante separar la violencia política de las masas contra las clases dominantes de este tipo de ataques contra personas no combatientes.
Como era de esperar, este incidente se ha utilizado para interrumpir todas las actividades económicas normales, incluido el turismo en el valle de Cachemira, para llevar a cabo registros aleatorios y acciones punitivas contra la población local por parte de las fuerzas armadas, castigando al pueblo en general por el acto de terrorismo cometido en su nombre. Este ha sido utilizado para atacar a musulmanes y cachemires en toda la India, lo que alimenta aún más la estrategia de promover en el Valle el colonialismo de asentamientos, al estilo israelí, que propugna el partido gobernante.
El atentado también ha dado lugar a una grave retórica belicista contra Pakistán y ha penalizado al pueblo llano de ambos países. La suspensión del acuerdo sobre el agua del Indo y la amenaza de dejar de suministrar agua a Pakistán, la orden de regresar en el plazo de unos días a todos los ciudadanos pakistaníes que se encuentren legalmente en India visitando a familiares, la suspensión de todas las comunicaciones postales y del comercio entre ambos países y el cierre del espacio aéreo a Pakistán (medidas todas ellas que han sido igualmente correspondidas por Pakistán, incluida la suspensión del Acuerdo de Shimla) solo afectan a la vida de la gente corriente, que no ha tenido nada que ver con el conflicto entre ambos estados. Apuntar a civiles inocentes por los crímenes reales o imaginarios del gobierno es una estrategia xenófoba deliberada.
Además, ambos gobiernos, que por cierto controlan grandes arsenales nucleares, han estado amenazando con entrar en guerra. Mientras que la mayoría de los demás estados han instado a rebajar las tensiones, China ha adoptado una postura de apoyo a Pakistán, amenazando con una confrontación regional más amplia en caso de guerra. El ruido de sables y el belicismo, aunque en realidad no desemboquen en un combate, crean miedo y ansiedad entre la población que vive al otro lado de las fronteras y generan odio hacia las comunidades minoritarias de otros lugares.
Todo ello desvía la atención de la opinión pública de la necesidad de trabajar por una auténtica solución democrática al problema de Cachemira, y del daño que le han causado la revocación del artículo 370 de la Constitución india y el desmembramiento del Estado de Jammu y Cachemira.
Llamamos a restablecer la normalidad tanto en el valle como entre India y Pakistán, así como el regreso a las negociaciones multipartidistas para llegar a soluciones democráticas a los problemas que afectan a los trabajadores de toda la región del sur de Asia. Sin embargo, las soluciones democráticas requieren estados democráticos, y tales soluciones no podrán alcanzarse hasta que los pueblos del sur de Asia luchen por construir estados democráticos en sus propios países.
Organización Democrática Revolucionaria (India) / Mazdoor Mahaz (Pakistán)