En Marcha, órgano del Partido Comunista Marxista Leninista de Ecuador
Las izquierdas, los trabajadores y los pueblos frente a la guerra imperialista
La invasión del imperialismo ruso a Ucrania ha convertido a ese país en escenario de una guerra en la que se encuentran en juego los intereses económicos, políticos y geoestratégicos de varios países capitalistas-imperialistas. Esta agresión y la inmediata intervención del imperialismo estadounidense y sus aliados de la Unión Europea y la OTAN en el conflicto, expresa la agudización de las contradicciones interimperialistas, al punto de llevarlas a dirimirse en el terreno militar, convirtiendo a este conflicto en una guerra de carácter interimperialista.
Aunque el campo de batalla militar está centrado en Europa, sus repercusiones son de carácter mundial, con implicaciones económicas, comerciales, políticas y sociales. Los efectos propios de un conflicto bélico, sumados a las sanciones adoptadas por el bloque de EEUU-Unión Europea en contra de Rusia, y la respuesta que esta ha dado a esas medidas ha provocado la agudización de algunos fenómenos que se encontraban en curso y el aparecimiento de otros problemas, como el aumento de los niveles de inflación, la agravación de la crisis energética, el riesgo de hambrunas en algunas regiones del planeta, la disminución del comercio internacional.
El fenómeno más preocupante tiene que ver con la disminución del ritmo de crecimiento de la economía mundial, al punto que se han prendido las alertas que advierten el riesgo de desembocar en una nueva crisis económica del capitalismo.
Particularmente en Europa, la fiebre guerrerista ha llevado a los gobiernos de distinto signo (neoliberales, socialdemócratas, fascistas) a incrementar los presupuestos militares, a reformar el presupuesto de la OTAN y el número de sus efectivos militares, mientras los trabajadores y los pueblos pagan tarifas más altas en servicios públicos como energía, en los combustibles, alimentos y continúan perdiendo sus fuentes de trabajo en ramas en las que los efectos de la guerra son mayores. No hay duda que las guerras son un gran negocio para los monopolios y que los pueblos son las víctimas principales de estos conflictos en los que se ventilan los intereses de los dueños del gran capital.
Mas, la afectación a las condiciones de vida de los trabajadores y los pueblos es global. Los graves problemas creados por la crisis económica del capitalismo de 2020 y por la pandemia del Covid 19 no solo que no han sido superados sino que, en la coyuntura actual, se están agravando. América Latina es una de las regiones del planeta en la que se proyectan los niveles más bajos de crecimiento económico, con todas las implicaciones negativas que eso tienen para las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo; es un continente en el que, también, se registran los niveles más altos de incremento de la pobreza y pobreza extrema.
Eso explica el ascenso de la lucha de las masas, que toman la calle para que los gobiernos den respuesta positiva a sus urgentes necesidades materiales, pero también luchan por derechos políticos, por transformaciones sociales, en defensa del agua, del medio ambiente. El anhelo de cambio está presente entre los pueblos de nuestra región y ese anhelo está acompañado de lucha, en la que un particular protagonismo tienen los trabajadores, la juventud, las mujeres y los pueblos originarios. Son acciones que vienen desde antes y proyectan niveles más altos de conflictividad social.
Vivimos un mundo en el que se agudizan las contradicciones entre el capital y el trabajo, entre los trabajadores y los capitalistas; entre los pueblos y el imperialismo; la que contrapone a los monopolios y a los países imperialistas entre sí.
Las contradicciones interimperialistas no están presentes únicamente en el actual conflicto de Ucrania; son diversas, existen inclusive entre quienes ahora actúan como aliados para enfrentar a quien consideran como enemigo común. Ahora la atención está concentrada en la pugna entre el bloque EEUU-Unión Europea con Rusia, pero no se debe perder de vista que la contradicción entre las dos economías más grandes del planeta, EEUU y China, marcan la pauta del escenario económico y político mundial. Hoy mismo asistimos a un nuevo episodio de esa confrontación, provocado por la visita de delegaciones del imperialismo estadounidense a Taiwán.
En estas circunstancias, reiteramos nuestro rechazo a la invasión a Ucrania y a la guerra imperialista y levantamos las banderas de la paz; expresamos nuestra solidaridad con los trabajadores, la juventud y el pueblo ucraniano que es la víctima principal de este conflicto y resiste. Sabemos que, mientras exista el sistema capitalista-imperialista el peligro de guerra estará presente, e inclusive que tome la forma de una guerra mundial, por ello, la lucha por la paz está indisolublemente ligada al combate en contra del capitalismo-imperialismo y por el triunfo de la revolución social y el socialismo. Exigimos la disolución de la OTAN y de todos los bloques militares, la destrucción de las armas nucleares y el fin de los programas destinados a su creación; demandamos poner fin a la carrera armamentista y destinar esos recursos para la educación, salud y la creación de fuentes de trabajo.
Llamamos a fortalecer la unidad y organización de los trabajadores y los pueblos para enfrentar a los dueños del capital, que esa unidad sea antiimperialista, antifascista y exprese el carácter internacionalista de la lucha.
Desde esta América, en la que los pueblos combaten por conquistar su emancipación, expresamos nuestra solidaridad con todos los pueblos del mundo que luchan por trabajo, por la vida, por la libertad. Estamos unidos por los mismos ideales, sabemos que tenemos la razón y también tenemos la fuerza.
XXVI Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina, Quito, 20 de agosto 2022