O. Checa
El pasado sábado 31 de agosto, durante la edición anual del campamento republicano antiimperialista en Els Guiamets, los asistentes tuvimos la suerte de poder escuchar una charla del camarada del Frente Democrático por la Liberación de Palestina (FDLP), Yamil Kassem, sobre la situación del pueblo palestino, y el lugar de los recientes eventos en la historia de su país.
Cabe destacar que la tragedia que hoy día vemos en Palestina no es una novedad surgida el 7 de octubre, ni mucho menos, sino que es una intensificación concreta de un proceso imperialista-colonial estadounidense y europeo en Oriente Próximo, que lleva realizándose desde incluso antes que 1948.
Pero el hecho de que los eventos que veamos recientemente no sean novedosos no les resta, para nada, la importancia que tienen. El genocidio más atroz de nuestros tiempos, con horrores que sólo la historia sabrá poner en perspectiva, está ocurriendo ahora mismo gracias al apoyo y la complicidad de nuestros gobiernos en el continente europeo y norteamericano. Cualquier tipo de fachada utilizada para justificar cualquier aspecto de esta masacre ya se ve como redundante: el pueblo palestino ha sido declarado como un enemigo uniforme carente de civiles. Desde destrucción de escuelas, universidades y hospitales, hasta el asesinato indiscriminado de civiles, pasando por abuso sexual sistemático y bloqueos humanitarios propios de una campaña de exterminio. Para el Estado sionista, todo vale contra el pueblo palestino.
Ante esta exterminación sin precedentes, el pueblo palestino le ha mostrado al mundo entero todo un ejemplo de la lucha con principios y cooperación, en un frente contra el imperialismo. Algunos medios occidentales y otros círculos de autoproclamados antiimperialistas supuestamente progresistas tratan de difamar y echar por tierra sectores de la resistencia palestina, sólo por diferencias ideológicas concretas en algunos aspectos de sus programas, como si tales cosas tuvieran la más mínima relevancia cuando tu pueblo acaba de afrontar alrededor de cincuenta mil muertes y dos millones de desplazados. La actitud de un antiimperialista con principios ante la cuestión de la resistencia palestina es clara: apoyo crítico a todos los sectores de la resistencia, que muestran haber sido capaces de dejar sus diferencias atrás en la medida de lo posible y coexistir por la defensa de su nación, por un futuro libre de ocupación.
No es pequeño tampoco el esfuerzo de muchos de estos difamadores a la hora de dictar, de forma totalmente externa al genocidio y sin la más mínima idea de cómo es la realidad en el suelo, cuáles son los métodos “apropiados” y los métodos “no apropiados” para combatir el sionismo. Lo cierto es que éste es un problema colosal que no puede solucionarse con un programa político infantilmente pacifista, sin ningún tipo de brazo armado, ni con una lucha ciegamente militar, ajena a cualquier tipo de negociación política. El FDLP mantiene la convicción de que para una liberación eficaz, el pueblo palestino debe combinar una lucha armada diligente con un programa político sensato. La situación actual de un país totalmente sumido en la miseria distrae con facilidad del hecho de que cuando cese esta masacre habrá un arduo periodo de reconstrucción y constitución de Palestina, para lo que es necesario un plan de carácter político.
Hasta ahora, cualquier tipo de capacidad de desarrollar una autoridad política doméstica y autónoma a Palestina le ha sido denegada por los intereses interimperialistas operando sobre la región. El FDLP defiende que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) es la única institución actual capaz de suplir esa tarea necesaria para el pueblo palestino, porque en él se reúnen los partidos democráticamente escogidos por éste. La OLP ha sido subordinada a los intereses interimperialistas en el terreno, tanto de invasores coloniales como de colaboracionistas u oportunistas domésticos, y así, no se le ha dado la autonomía que requiere para hacer de Palestina un país autónomo que haya completado su proceso de liberación nacional. El único agente político capaz de determinar con éxito cuál debe ser el futuro del pueblo palestino es el mismo pueblo palestino, a través de la elección democrática.
a lucha contra el imperialismo es esencial para realizar este proyecto, porque Israel no es un ente autónomo y autosuficiente, sino que constituye una parte más de los planes de control militar por intereses occidentales en Medio Oriente. Los acontecimientos del 7 de octubre deben percibirse como un logro en este campo, porque destruyeron por completo la falsa ilusión de seguridad que otorgaba la imagen del Estado sionista. La resistencia armada ha puesto en jaque al aparato imperialista en su totalidad, porque éste no puede sobrevivir sin el apoyo de los colonos que actúan como sus peones, y los eventos del 7 de octubre rompieron la falsa imagen de seguridad e impunidad ante el colonialismo que Israel había sido capaz de construir hasta el día de hoy. No podemos dejar que nuestros medios nos obliguen a condenar un evento de resistencia contra un Estado invasor desde hace más de siete décadas como un ataque injustificado salido de la nada, y no podemos equipararlo, ni siquiera ponerlo en el mismo plano, que un genocidio que ya ha tomado la vida de decenas de miles.
En resumidas cuentas, desde países europeos como España debemos apoyar el movimiento de liberación nacional palestino, particularmente impidiendo que nuestros gobiernos sigan apoyando el Estado sionista de forma material, propagandística y política, especialmente a través de su participación en la OTAN. Es necesario organizarnos en contra de esta coalición imperialista a la que se incluyó a nuestro país sin el apoyo de sus pueblos. Para continuar la lucha, hay que rechazar la vasta campaña de desinformación antipalestina desatada en occidente, y denunciar la represión policial a todos los movimientos de solidaridad con el pueblo palestino. Especialmente, hay que negarse en rotundo a juzgar los métodos de resistencia del pueblo palestino desde fuera, con la falta de información de vivir a miles de kilómetros de la realidad del genocidio en este territorio.
Hoy, más que nunca, no es libre un pueblo que oprime a otro.
Viva Palestina Libre.