Por la mañana, bajo la lluvia -y la nieve, en algunos momentos-, decenas de miles de personas han recorrido el centro de Madrid desde la Puerta del Sol hasta el museo Reina Sofía. Decenas de organizaciones políticas, sindicales, sociales han marchado en defensa de las pensiones públicas. Con los mismos objetivos, por la tarde, partiendo también de la Puerta del Sol, cientos de miles de pensionistas, mujeres y hombres de todas las edades y con importante presencia de jóvenes, invadían las calles del recorrido hasta el Congreso, en la Plaza de Neptuno. Esta convocatoria la realizaba la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones.
¿Por qué dos manifestaciones el mismo día y con la misma reivindicación?
La Coordinadora se negó a unificar la movilización. Un mensaje de audio enviado por Victoria Portas, como portavoz de dicha coordinadora, prohibía la presencia de símbolos y banderas de ningún partido, sindicato u organización. El argumento que utilizaba era “para que la gente se sienta libre de participar”… Curiosa libertad que prohíbe la libre participación de los trabajadores con sus organizaciones y sus símbolos. La libertad de expresión es un derecho fundamental, que si lo reclamamos ante la acción represiva del gobierno (procesados por mensajes de whasapp, raperos por las letras de sus canciones, por chistes sobre Carrero en las redes o fotos disfrazado de cristo…), no se puede aceptar que una organización ”transversal” se arrogue el derecho a prohibir lo que durante 40 años de lucha contra la dictadura estuvimos reivindicando, como es la República, sindicatos de clase y las libertades básicas. Sobran “leyes Mordaza”, las ponga quien la ponga.
A la manifestación, el PCE (m-l) y la JCE (m-l), con compañeros jóvenes republicanos, acudimos con la bandera tricolor, símbolo de unidad de las clases populares en nuestro país. Otras organizaciones también hicieron presencia con sus pancartas y banderas.
Las manifestaciones han sido un éxito de asistencia, una demostración del hartazgo que sienten las clases populares, que ya no pueden ni quieren tragar con la arrogancia, el despotismo y la desvergüenza de este gobierno corrupto, ha sido también una demostración de la fuerza de la movilización.