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Por Jesús Anero

Este artículo está dedicado al último libro escrito por el camarada Stalin en 1951, pero que es indudablemente uno de los más importantes escritos por él.En este libro el camarada Stalin diserta sobre las leyes económicas y  la ley del valor en el socialismo, las crisis capitalistas y las guerras entre los países capitalistas; por tanto, su vigencia es notable y es de lectura recomendable para todos los comunistas y cualquiera interesado en conocer la verdadera cara del capital y su única respuesta: el socialismo.

Este artículo está dedicado al último libro escrito por el camarada Stalin en 1951, pero que es indudablemente uno de los más importantes escritos por él.En este libro el camarada Stalin diserta sobre las leyes económicas y la ley del valor en el socialismo, las crisis capitalistas y las guerras entre los países capitalistas; por tanto, su vigencia es notable y es de lectura recomendable para todos los comunistas y cualquiera interesado en conocer la verdadera cara del capital y su única respuesta: el socialismo.


El texto se enmarca en el proyecto de crear un manual de economía política. Evidentemente no es que los textos de Marx o Lenin hubieran quedado desfasados, sino que el desarrollo del socialismo en la URSS necesitaba de nuevas reflexiones.
Respecto a las leyes económicas en el socialismo, Stalin hace hincapié, probablemente intuyendo el germen del revisionismo, que estas no tienen un carácter relativo, es decir no se pueden reformular o crear nuevas leyes.
El Poder Soviético no destruyó ni formuló nuevas leyes económicas, sino que utilizó científicamente los descubrimientos de Marx y Lenin para el desarrollo del socialismo. Un ejemplo claro es la ley económica de la armonía obligatoria entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas: “el Poder Soviético socializó los medios de producción, los hizo propiedad de todo el pueblo y de esta manera destruyó el sistema de explotación y creó las formas socialistas de la economía”.
En otros mucho pasajes Stalin recoge la misma idea, las leyes económicas son científicas, el poder político no puede inventar nuevas leyes, cuando un gobierno utiliza estos argumentos está tergiversando, ocultando, revisando la realidad para su interés, y esto es algo que vemos constantemente en la prensa y en los discursos de los políticos y economistas de nuestro país; no hay un nuevo capitalismo humano, ni economía sin ánimo de lucro, no hay emprendimiento, ni unas relaciones cordiales entre todos los “ciudadanos”, el capitalismo es el mismo y único que ha existido: explotación, miseria y guerra.
Un aspecto importante que estudia Stalin es si la ley del valor existe o no en la URSS. La respuesta es que existe y actúa. Este es el claro ejemplo de falta de formación, si consideramos que una ley económica tan importante como la ley del valor deja de tener vigencia en el socialismo estamos cometiendo un grave error; de hecho, el camarada Stalin insiste en que la ley del valor aplicada a la producción socialista permite “calcular las magnitudes de la producción exactamente” y “mejorar sistemáticamente los métodos de producción, reducir el costo y esforzarse para que las empresas sean más rentables”.
La falta de formación de los comunistas es imperdonable, no podemos ser la vanguardia obrera, si nuestros discursos son confusos y nuestras ideas son inexactas, por eso nuestra recomendación de leer y estudiar textos clásicos como este que reseñamos.
En otro capítulo, el camarada Stalin, anticipándose de nuevo a las falsedades tan extensamente propagadas, nos habla de las diferencias entre el trabajo agrícola e industrial, y en especial entre el trabajo manual e intelectual. Merece recordar sus palabras: “Los camaradas […] hablan de la liquidación de la diferencia entre la industria y la agricultura, entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, sin puntualizar que se trata de la liquidación de la diferencia esencial, y no de toda diferencia”, el subrayado es del propio Stalin.
El comunismo no es igualitarismo, una crítica pueril pero muy extendida, los comunistas pretendemos la única sociedad posible, la sociedad sin clases, pero no queremos una sociedad de maniquíes, donde los seres humanos sean piezas intercambiables de un inmenso engranaje, todos ellos dirigidos por un “gran hermano”, no, eso no es el comunismo, es el capitalismo.
Es el sistema capitalista es el que no respeta las diferencias, y obliga a nuestros jóvenes, magníficamente formados, a trabajar por sueldos de miseria, en condiciones precarias, y con la constante amenaza del paro. Es el sistema capitalista el que vigila todos nuestros movimientos y nos quiere convertir en máquinas de producir y consumir, sin lugar al pensamiento y la crítica.
Respecto a las crisis capitalistas, Stalin comprende que las empresas capitalistas están llamadas a reducir su eficacia y rendimiento, debido a que el mercado mundial se disgrega. La competencia entre las empresas y la deslocalización manda a millones de trabajadores al abismo del paro, empeora las condiciones laborales con las que se fabrican los productos, al realizarlos en países sin ninguna protección laboral, y crea en definitiva las contradicciones al propio capital que son el germen de su destrucción. Un ejemplo actual, bien documentado por el Banco Mundial y la OMC, es el aumento de las restricciones comerciales y el proteccionismo en la actual crisis, proceso que aumentara con dirigentes como Trump, o que se esconden de tras de movimientos como el Brexit.
La conclusión evidente de estas contradicciones y del proteccionismo debido a la crisis, es la guerra. Los países capitalistas y sus gobiernos, azuzados por sus empresas nacionales, magras en beneficios, se enzarzan en continuas disputas por las materias primas y los mercados; así Stalin establece claramente que “la inevitabilidad de las guerras entre los países capitalistas sigue existiendo” y que “para eliminar la inevitabilidad de las guerras hay que destruir el imperialismo”.
En definitiva, el capitalismo moderno se caracteriza por: “asegurar el máximo beneficio capitalista, mediante la explotación, la ruina y la depauperación de la mayoría de los habitantes del país dado, mediante el avasallamiento y el saqueo sistemático de los pueblos de otros países, principalmente de los pueblos atrasados, y, por último, mediante las guerras y la militarización de la economía nacional, a las que se recurre para asegurar el máximo beneficio”.
Palabras escritas por el camarada Stalin en 1951 y que evidentemente siguen vigentes. Por eso recomendamos a todos los comunistas y todo aquel que quiera comprender como luchar contra el sistema capitalista y sus nefastas consecuencias para la humanidad, la lectura de este importante texto.

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Fuente: STALIN, J., Obras completas, Tomo XV, Madrid, Ediciones Vanguardia Obrera, 1984.