Por D. Urzáiz
MAME MBAYE NDIAYE cayó muerto tras sufrir un infarto (es lo que dice la autopsia) después de huir de la persecución de la policía municipal, según el atestado policial, el mantero no huía de un control cuando sufrió un paro cardíaco, sino que la operación contra el top manta se desarrolló con anterioridad en la Puerta del Sol. Según vecinos y compatriotas en el momento de caer desplomado, era perseguido por dos agentes municipales en moto.
Lo relevante es que Mame era un senegalés de 34 años que había llegado a Canarias en patera en 2006, que llevaba años viviendo en Madrid, donde estaba muy involucrado con las asociaciones que trabajan en defensa de los derechos de las personas sin papeles, como era su caso.
Fuentes de la red Interlavapiés y de la Asociación sin papeles de Madrid, con la que colaboraba Mame, le han definido como una persona «muy tranquila» y «muy noble», su consigna favorita era «sobrevivir no es delito». No tenía permiso de residencia, se dedicaba a la venta callejera y formaba parte del Sindicato mantero y latero de Madrid.
A Mame, este jueves, se le paró el corazón tras una de esas operaciones policiales que tanto denunció. «Quizás no murió en el momento de la persecución, pero si no hubiese corrido tanto, no le hubiese pasado», defiende Serigne Mbaye, portavoz del Sindicato de Manteros y Lateros de Madrid. «Que te persiga la Policía es el día a día de los manteros, no es un hecho aislado. Operaciones policiales hay todos los días». Muchas veces te quitan la mercancía y no te dan ni un resguardo [que lo acredite]». Sin papeles, reitera, «no puedes hacer nada, no puedes tener un contrato, estas condenado a vender porque no tenemos otra cosa».
No es la primera vez que los manteros denuncian los riesgos que corren en la venta ambulante. Hace un año, el colectivo se concentró ante el Congreso de los Diputados y denunciaron que estaban siendo víctimas de «humillaciones, violencia física y abusos» como, por ejemplo, que la policía se quede con su mercancía.
La Asociación Sin Papeles de Madrid (ASPM) sostiene que se han reunido «al menos en siete ocasiones» en los dos últimos años con el Ayuntamiento para denunciar las presuntas agresiones policiales que ha sufrido el colectivo en la capital.
El hecho de estar en situación irregular y sus precarias condiciones de vida empujan a estas personas a vender en el top manta, y forman parte de los riesgos que viven a diario.
«El racismo institucional ejercido mediante la Ley de Extranjería condena a muchas personas a vivir excluidas y sin derechos», ha denunciado SOS Racismo en un comunicado. «Por este tipo de trabajo les pueden sancionar, se generan antecedentes penales y esto les imposibilita regularizarse. Es una espiral infinita de persecución».
La noche del jueves, en el barrio de Lavapiés se desatan disturbios como protesta de vecinos y compañeros de Mbaye tras lo que consideran una muestra del racismo policial e institucional en el que viven.
En la carga policial, varios agentes se plantan ante una persona que permanece sin correr junto a una farola. Se ven los golpes y cae al suelo. Los agentes siguen a la carrera y se aprecia cómo otros agentes también pasan a su lado sin detenerse. El momento fue registrado en un vídeo grabado por un vecino. La imagen de un hombre negro desplomándose tras un porrazo de un agente de la Policía Nacional en la plaza Nelson Mandela de Lavapiés, en Madrid, se ha difundido masivamente en redes sociales.
Arona Diakhate está ingresado por traumatismo craneoencefálico en el hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid. El informe médico explica que Diakhate tiene una herida en la cabeza por un golpe con «un objeto duro y desconocido». Veinte puntos en la cabeza, dos contusiones. Traumatismo craneoencefálico, con hematomas internos, pero sin riesgo de lesión neuronal.
El viernes por la mañana, después de haber sido llamado por sus compatriotas durante la noche y a primeras horas, aparece el embajador de Senegal a las 13h y es expulsado del barrio por su dejación y falta de sensibilidad para atender la situación de los que tendría que proteger.
La plaza Nelson Mandela volvió a llenarse a las seis de la tarde. Compañeros, compatriotas y vecinos y vecinas han iniciado una multitudinaria manifestación en este lugar, que está a pocos metros de la calle en la que cayó desplomado Mbaye y que ha sido epicentro de enfrentamientos con la policía por la mañana.
La protesta ha empezado en calma, en un clima de indignación y hartazgo, hasta que los concentrados han llegado por la calle Sombrerete hasta la plaza de Lavapiés. Aquí la marcha se ha encontrado con una fila de agentes que han intentado cortar el paso, aunque los manifestantes continuaron sin mayores problemas hasta la plaza al grito de «policía asesina». La zona, donde el jueves se produjeron graves disturbios, ha sido tomada por varios furgones, uno de ellos dentro de la plaza.
La marea de gente desembocó de nuevo en el punto de partida (plaza Nelson Mandela), donde se concentraron miles de personas de todas las edades. Los manteros han vuelto a alzar la voz para defender que «todos hemos nacido de la misma manera» y «salimos de nuestros países para venir aquí por una vida mejor, digna y legal. Si queremos estar bien en este país, ¿cómo lo vamos a joder?». Y otra vez el recuerdo a su compañero muerto anoche: «Llevaba más de 12 años ilegal. ¿Cómo una persona puede estar en un país 12 años sin poder mover ni un pie?».
A la alcaldesa de Madrid le han reclamado que haga «lo correcto» y le han reprochado que entró a Cibeles «con un discurso demagógico, prometió un antes y un después», le ha afeado una manifestante que ha tomado la palabra. Las protestas también han señalado al lugar de origen de muchos manifestantes porque «ni nuestro gobierno (el senegalés) ni ningún presidente de África ha hecho lo que tenía que hacer».
El grito de «ningún ser humano es ilegal», ha sido un clamor unánime entre los concentrados. Manifestaciones se han reproducido con las mismas consignas por otras ciudades españolas, como Barcelona y Pamplona.
¿Qué circunstancias llevan a millones de personas de África a jugarse la vida para llegar a Europa?
LA MISERIA de un continente que durante siglos fue esquilmado de sus riquezas por las metrópolis coloniales, se esclavizó a su población llevándoles como animales a trabajar en América. Con la descolonización, las metrópolis se encargaron de mantener regímenes títeres que permiten seguir robando sus riquezas naturales, les endeudan con préstamos ruinosos de los BM y FMI y si precisan desatan guerras: «¿tribales, de religión?» (según sus intereses imperialistas). Cuando huyen de la miseria buscando una vida digna, el Mediterráneo les recibe como el gran cementerio en que se ha convertido, o en el asalto a las vallas les esperan las cuchillas que les desgarran la carne, y los encierran en los CIES, verdaderas prisiones, por el delito de querer vivir como cualquier ser humano. Si consiguen salir de todo esto, ya las leyes se encargan de cortarles las salidas… La Ley de Extranjería les puede llevar al punto de partida.
Compartimos plenamente las exigencias de SOS Racismo:
- Inicio de una investigación exhaustiva y detallada. Depuración de responsabilidades…
- Derogación de la Ley de Extranjería y de todos los mecanismos de control y exclusión amparados bajo ella como las redadas racistas, los CIES o las deportaciones.
- Reconocimiento en las leyes de unos derechos y libertades que se ajusten a los Derechos Humanos.