Por David García
La deuda pública, un lazo con nudo corredizo puesto en el cuello de los pueblos, que estos han de cortar
“Como la deuda pública tiene que ser respaldada por los ingresos del Estado, que han de cubrir los intereses y demás pagos anuales, el sistema de los empréstitos públicos tenía que tener forzosamente su complemento en el moderno sistema tributario…A su vez, el recargo de impuestos que trae consigo la acumulación de las deudas contraídas sucesivamente obliga al gobierno a emitir nuevos empréstitos…El sistema fiscal moderno… lleva en sí mismo, como se ve, el resorte propulsor de su progresión automática… La parte tan considerable que toca a la deuda pública y al sistema fiscal correspondiente en la capitalización de la riqueza y en la expropiación de las masas, ha hecho que multitud de autores…busquen aquí, sin razón, la causa principal de la miseria de los pueblos modernos”. Karl Marx, El Capital, tomo I.
Este mes de febrero pasado, el oro ha subido casi un 16%, poniéndose la onza de oro troy1 a 1.233 dólares USA; los bonos de emisión de deuda pública de Alemania, Estados Unidos y, en menor medida, Japón han cotizado en negativo2 o en valores muy bajos, y no parece que esto sea un fenómeno pasajero.
Además, las pérdidas de la banca alemana superan el 40%. El Deustche Bank, uno de losmayores vendedores de bonos respaldados con hipotecas basura durante la crisis financiera y uno de los primeros bancos que apostó a la baja contra las mismas haciendo perder miles de millones a sus propios clientes, mantiene en vilo a los mercados. La banca italiana se descubre llena de valores ficticios: sus créditos dudosos suponen un 18% de los préstamos totales; inversores particulares poseen 200.000 millones de euros en bonos bancarios, (lo que equivale al 12% del PIB italiano)… Todos estos son claros indicadores de un nuevo aldabonazo en la recesión capitalista; situación, que muchos analistas empiezan a llamar “estancamiento secular” con crecimientos muy bajos del sector productivo, aunque el ministro Luis de Guindos y otros plumíferos del sistema se empeñen en decir lo contrario.
En España, la prima de riesgo ronda los 150 puntos, la deuda pública no maquillada, el 100% del PIB; los siete bancos españoles que cotizan en bolsa han sufrido un duro castigo desde principios de año. El margen de negocio se ha estrechado como consecuencia de los bajos tipos de interés, lo que se suma a la carga que todavía arrastran en sus balances llenos de activos dudosos por valor de más de 100.000 millones de euros al cierre del 2015. Ese mismo año, la banca española disponía de 200.000 millones de euros de deuda pública en cartera, etc.
Estos niveles de deuda, con una economía semiestancada o con crecimientos tan débiles como los actuales, traen como consecuencia una menor capacidad de recaudación por parte del estado (recaudación que se obtiene especialmente de la clases trabajadoras, pues el retrogrado sistema fiscal español, hace que la contribución de las grandes fortunas al fisco sea mucho menor (el 1% en el caso de las SICAV), y hacen que esta deuda se presente cada vez más como imposible de pagar y con un claro crecimiento, casi exponencial.
La única estrategia real para solventar la crisis que ha puesto en marcha la reaccionaria oligarquía española es la de los despidos y recortes salariales hasta dejar sueldos de hambre. Con la situación de crisis profunda que vive el sistema capitalista, solo cabe esperar una agudización de la lucha de clases y de la presión de la oligarquía contra los trabajadores, de modo que incluso las medidas reformistas que prometen aplicar los ciudadanistas, si llegan a gobernar, tendrán que hacer frente a la oligarquía que no dudará en utilizar todos los resortes del aparato estatal, que está en sus manos.
Las engañosas pretensiones de los Pablo iglesias y Varoufakis de turno, que pretenden salvar al capitalismo de la irresponsabilidad de los propios capitalistas (eso ha asegurado este último en alguna ocasión) son cantos de sirena para desviar a los pueblos de su justa lucha por desplazar a la oligarquía e instaurar un gobierno verdaderamente popular, que en el caso español, rompa con el régimen monárquico implantando la III República.
La deuda pública es un mecanismo más de latrocinio y estafa que utiliza el capital para redistribuir en provecho propio la riqueza generada por el trabajo de las clases populares, hacia los capitales imperialistas internacionales y de la propia oligarquía española. Esto ha resultado ser un negocio perfecto gracias a la influencia política de las financieras que han conseguido imponer, a través de organismos como el FMI, el BCE y la UE, las políticas de ajuste necesarias, no para salir de la crisis como ellos dicen, ni para garantizar el pago de la deuda pública, sino para aumentar sus beneficios a toda costa. Esto es, dejando caer todo el peso de la crisis sobre las clases populares, a costa de la reducción de los salarios y el empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo, de la destrucción del llamado “Estado de Bienestar” y de la ruina de grandes sectores de la pequeña burguesía, de convertir el elevado nivel de paro en algo crónico (estructural dicen ellos), de aumentar el número de familias en el umbral de la pobreza, etc.
El problema es que estas medidas, por su naturaleza, tampoco permitirán eliminar la deuda, ni resolver ninguno de los problemas graves de las economías endeudadas, entre ellas, la del Estado español. Para muestra, véase lo que ha pasado con la deuda publica griega, de la que el capital financiero europeo (léase alemán y francés fundamentalmente), no ha aliviado nada sustancial y finalmente han impuesto al pueblo griego mayores sacrificios con la colaboración del traidor gobierno de Syriza. Alexis Tsipras (el ídolo y amigo de Pablo Iglesias) ha trasformado su país (Grecia), en un protectorado de los acreedores3.
Claro está, que el pueblo griego ha empezado a responder a los voraces imperialistas y a los que traicionaron sus compromisos, como se merecen, con tres combativas huelgas generales, que indican claramente al resto de pueblos europeos cual es la verdadera alternativa popular a seguir.
En España al inicio de la crisis, en 2007, la deuda pública era cerca de la tercera parte de la actual, (36,3%del PIB, respecto al 99% de finales de 2015) en tanto la deuda privada, sobre todo de los grandes bancos, era astronómica; pero los mecanismos financieros instalados por el Banco Central Europeo en connivencia con los gobiernos de España y la propia banca española han servido claramente para transferir esta deuda privada a deuda pública para descargarla sobre las espaldas de los trabajadores de esta y de futuras generaciones, si no lo impedimos con la lucha. Estamos en una situación parecida en muchos casos a la griega, por mucho que se empeñen en ocultárnosla, tanto el PP como el PSOE y los emergentes populistas.
Detrás de estos movimientos se encuentra la necesidad del capital de gestionar esta crisis sin que se pueda plantear una salida alternativa en la óptica de sus intereses. Y la crisis ya dura mucho y tiene toda la pinta de que durara mucho más. Todo esto muestra cómo las financieras, se las ingeniaron para trasladar su burbuja a los balances del sector público, utilizando como intermediador a la banca española rescatando a la misma.
Los avisos de Bruselas son claros, sea cual sea el color del gobierno que se forme en España se le exigirá nuevos recortes por valor de unos 9000 millones de euros adicionales. Pero ninguno de los partidos parlamentarios ha hablado de esto, ni en la campaña electoral, ni después de la misma.
La alternativa propuesta por los comunistas no puede ser otra, para los pueblos de España, que la ruptura con el sistema oligárquico, una ruptura que corte los lazos con los vampiros del capital financiero imperialista, y la conquista de una República Popular y Federativa que garantice una nueva correlación de fuerzas en favor de las clases populares. Lo demás son quimeras sin sentido
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1La onza troy es una unidad de medida imperial británica. Actualmente se emplea principalmente para medir el peso (y por ende el valor) de los metales preciosos. Una onza troy equivale a 31,1034768 gramos. Hay 32,1507466 onzas troy en 1 kg.
2 Colocar bonos con tipos negativos significa que los compradores de bonos pagan al estado que emite los bonos un pequeño interés. En realidad en muchos casos buscan proteger su dinero en situaciones nada segura. También pueden en situaciones especular (compran bonos en valores bajos esperando que suban rápido y vender).
3 A Tsipras le dijeron sus propios compañeros: «Hay que contarle al pueblo la verdad sobre los acreedores, pues no se puede llevar a un pueblo a la guerra diciendo que vamos a una merienda campestre», y Tsipras contestó: «No ganaré las elecciones si me pongo a decir esas cosas».