Por Julio Calafat | Octubre nº 90
Valle-Inclán no podía sospechar que su vocablo «esperpento», inventado hacia 1920, definiría más de siglo y medio después a tanto birria, facha, persona ridícula, mamarracho, disparate (M. Moliner), como los que actualmente se enzarzan a puñaladas traperas en su pugna por hacerse con el poder o parcelas del mismo, en esta España realmente esperpéntica.
Mariano Rajoy quiere mantener su presidencia de Gobierno y utiliza a sus compadres y comadres en una campaña de mentiras, deformaciones y calumnias disparatadas. Este presidente en funciones (no podemos saber qué será cuando salga este periódico) presenta su gobierno de los últimos años como un dechado de virtudes y éxitos. .
Cuando Rajoy habla de «presidente digno», surge la exclamación ¡oxímoron! Los hechos, tozudos que son, demuestran que hay actualmente, millar más o menos, cinco millones de personas sin trabajo; que hay en grandes sectores de la población hambre y también miseria extrema; que está eliminando poco a poco la sanidad pública mientras favorece canallescamente la privada; ídem de ídem con la enseñanza pública, y otras medidas que están a punto de retrotraer los pueblos de España al siglo XIX. Y este Rajoy declara, sin ponerse colorado, que se necesita un Presidente digno. Lo dice él, que fue calificado en la televisión por su oponente Sánchez de no ser «decente». Son decenas los casos de corrupción, latrocinio, blanqueo de dinero, abusos de poder, etc., cometidos por dirigentes del PP, ahí está el tremendo caso Bárcenas (y todavía no se conocen todos los implicados), el caso Gürtel, los íntimos consejeros de Dña. Esperanza Aguirre, alguno de los cuales ya están a la sombra; Rodrigo Rato, las corruptelas en la Castilla de Cospedal, en el País Valenciano , en el que se encuentra el paradigma de transfuguismo Rafael Blasco y su mujer Consuelo Ciscar. Ahora mismo, mientras escribo, martes 26 de enero, me llega la noticia: Alfonso Rus, ex presidente del PP valenciano, junto con Emilio Llopis, Carmen García Fuster y varios compinches todos ellos vinculados a la Generalitat, al Ayuntamiento y a la Diputación de Valencia (se apunta también a Rita Barberá y a Gerardo Camps) han sido detenidos en una redada contra la corrupción.
Sigue el baile y los dimes y diretes sobre la formación de Gobierno. Todo está en el aire; las maniobras, ofertas y demandas, chalaneos entre pillastres. Rajoy lo tiene difícil para constituir gobierno; Pedro Sánchez tampoco lo tiene claro, además de los navajazos que le tiran algunos de los dirigentes de su partido, los sagaces dirigentes de Podemos le hacen regalos envenenados. Parece ser que Felipe González (¿recordáis al Sr. X de los asesinos GAL?), será el encargado de poner las peras al cuarto próximamente. Todo son cábalas, sesudos análisis que no llevan a ninguna parte. ¿Nuevas elecciones?
Los dirigentes de Podemos están demostrando ser muy listos y hábiles, han sabido analizar la situación y tratan de aprovechar los problemas organizativos y políticos del PP y del PSOE, pero se les ha visto el plumero: su oferta a Pedro Sánchez, a condición de hacerse con una vicepresidencia y cinco o seis ministerios, se puede ver de dos formas: como una propuesta en la que de aceptarla el PSOE sería su prisionero y víctima; o como una provocación imposible de aceptar por el PSOE y combatida por los demás, PP y Ciudadanos.
Y de cualquier forma, se ha puesto de manifiesto que los anticasta quieren pasar a ser ellos mismos casta, que todas sus propuestas de un principio, y sus líneas rojas, a fuerza de rebajarlas y quitarles color, se están convirtiendo en más de lo mismo con algunas variantes y gambitos, como en el ajedrez: dar para situarse mejor.
En fin, un grotesco remedo del esperpéntico Ruedo Ibérico valleinclanesco.