Por Julio Calafat | Octubre nº 89
El resultado de las elecciones del día 20, si algo ha dejado claro, algo que ya es mucho, es que los partidos, digamos clásicos, hacen agua, se hunden por más que se esfuercen sus gloriosos dirigentes en mantenerlos a flote. Ni el tristiño Rajoy, ni el lenguaraz Sánchez, han logrado ninguno de sus propósitos: ninguno de los dos hasta ahora, han logrado obtener los apoyos necesarios para formar gobierno, en esta España sin ventura. No ha sido por falta de medios, que los tenían todos. ¿Qué ha sucedido, pues?
Por un lado sus rencillas a navajazos traperos han mostrado la miseria de esas fuerzas; por otro los indecentes casos de corrupción, de robo puro y simple, en los que ambas organizaciones, una más que la otra, pero las dos, están enfangadas. Han hartado a su propia militancia y apoyos de los que antes gozaban.
De los «emergentes»…a destacar la insufrible soberbia del coleta, el cinismo con el que donde ayer decían blanco pasaron al gris y ahora negro. ¿Por qué esconde la bandera republicana? ¿Porqué no explica la incongruencia de estar contra la guerra, y apoyar (o respetar) a la OTAN y las bases militares yanquis en España? ¿La Iglesia y sus tropelías o robos, como la de adueñarse de la mezquita de Córdoba, y tantas más cosas? Mucho hablar contra la casta, y poco a poco se han metido en ella. ¿La canallesca ley D’Hont? Pelillos a la mar.
Montoro, el ministro de la cosa, publica la lista de morosos con Hacienda, de unos pocos y se dejan en el tintero a los más grandes. Está bien que se publique esa lista, pero no se los enjuicia ni se los multa con arreglo a lo defraudado. Hablando en ladino, lengua de mi vecino (Berceo dixit), si un trabajador, o gente de las clases populares, no paga se le multa, se le quita lo que se le pueda quitar, que suele ser poco, y le amargan la existencia. Suele decirse que la justicia es ciega…No, no es ciega, sólo ve por los ojos de los ricachones, de los que no pagan en la medida en la que roban. Echen un vistazo a las Sicav…
El discurso del 24 de diciembre (preparado por otros) leído por Felipe, hijo de Juan Carlos designado por Franco, a la medida de la oligarquía y mandamases financieros. En un escenario real, que dijo era de todos los españoles (¿de los desahuciados, de los sin trabajo, de los que viven bajo el umbral de la pobreza, etc., etc.?) es una cínica muestra de …(dejémoslo sin calificar, por si acaso). Cuando ese Felipe habla de sanidad y educación lo deja así, sin apellidos. ¿Habla de la enseñanza y la sanidad pública saqueada y en vías de destrucción? No, ni lo menciona, habla de la educación y sanidad privada que se financia con el erario que es (y siempre hay que recordarlo) público. En cuanto a Cataluña y el derecho a la autodeterminación de los pueblos, sólo los ingenuos pueden esperar algo positivo de un Borbón.
Mientras tanto la pretendida izquierda, y la izquierda que lo es, pero desorientada, sin saber «Qué hacer», chapotea en la ceguera o inopia…