¡Frente común de lucha de la clase obrera y los pueblos oprimidos contra el imperialismo y la reacción!
Durante el último mes, la tendencia a la guerra imperialista ha tenido una peligrosa aceleración. En poco tiempo Francia, Estados Unidos, Rusia, Alemania, Reino Unido y otras potencias imperialistas, explotando la solidaridad con las víctimas de los bárbaros atentados de París, han intensificado su intervención militar en Siria, la puerta del petróleo del Próximo Oriente, declarándose en guerra contra el autodenominado Estado Islámico.
Al mismo tiempo, los gobiernos burgueses aumentan los gastos militares (la política de austeridad se aplica sólo para los gastos sociales, no para los militares); toman medidas policíacas y represivas para frenar el movimiento obrero y sindical y a los jóvenes que manifiestan su protesta; endurecen las medidas arbitrarias contra los migrantes que huyen de las zonas de guerra; llevan a cabo la transformación reaccionaria de los Estados burgueses; envenenan el ánimo de las masas con racismo e islamofobia.
En este escenario, el derribo de un cazabombardero ruso por parte de las fuerzas armadas de Turquía azuza la disputa entre potencias imperialistas y capitalistas por el dominio de Siria y la región, que puede desembocar en un choque armado generalizado.
Condenamos sin reservas el terrorismo antipopular que ha golpeado en Turquía, Francia, Túnez, Líbano, Egipto, Nigeria, Malí, Camerún, matando a un gran número de personas inocentes. Se trata de un terrorismo reaccionario que aspira a mantener a los pueblos en el atraso, la sumisión y el oscurantismo religioso, que desvía sus luchas hacia objetivos útiles al imperialismo, y que golpea a las fuerzas revolucionarias y progresistas.
Denunciamos también la manipulación de estos atentados por parte de las potencias imperialistas y las clases dominantes para arrastrar a los trabajadores y los pueblos a la órbita de una nueva guerra imperialista.
Los sangrientos atentados cometidos por las bandas de fanáticos yihadistas son inadmisibles. Pero, ¿quién las ha apoyado, armado y financiado?
El terrorismo yihadista se ha desarrollado sobre un terreno devastado por décadas de intervenciones armadas del imperialismo estadounidense y de sus aliados en el Próximo Oriente, Afganistán, el Magreb, el África subsahariana, desatadas con mentiras y falsos pretextos para explotar a los pueblos y sus riquezas naturales. Es la consecuencia directa de la política de guerra y de saqueo imperialista, de complotes e injerencias, que ha causado millones de muertos, violencias, torturas, destrucción de ciudades, desestabilización política, migración de masas, pobreza y desesperación; que ha producido una guerra civil reaccionaria en Irak y Siria, países desmembrados para rediseñar el mapa de la región.
Los jefes de las potencias imperialistas son los responsables de las intervenciones militares que han alimentado el fanatismo yihadista. Son los que han sustentado, armado y utilizado durante largos años el terrorismo de Estado de los sionistas, y el antipopular de Al Qaeda y Daesh, para reforzar su dominio. Son los mismos que venden armas y hacen negocios con los patrocinadores del terrorismo salafista, que violan las leyes internacionales y cometen grandes crímenes contra los trabajadores y los pueblos.
La “razón” por la que las potencias imperialistas intervienen con las armas en Siria no tiene nada que ver con los intereses y las aspiraciones del pueblo sirio, ni con la libertad de los pueblos oprimidos, como el palestino y kurdo. La intervención imperialista favorece a los monopolios y las fuerzas reaccionarias internas, regionales e internacionales.
El contenido real de la política seguida por las potencias imperialistas en Siria, Irak, Afganistán, África y América Latina es la lucha a cuchillo entre EEUU, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Turquía, etc. por un nuevo reparto del mundo, de las esferas de influencia, de los mercados, de los recursos de los países dependientes, a través de una encarnizada guerra económica y operaciones bélicas. Es la lucha de la burguesía decrépita y en putrefacción de las «grandes naciones» por el reparto y la sumisión de las «pequeñas» naciones, para aumentar los superbeneficios de la oligarquía financiera. El elemento de contraste al terrorismo yihadista es secundario y no cambia nada el carácter imperialista de las intervenciones militares.
En esta dramática situación, el comportamiento de los jefes de los partidos socialdemócratas, reformistas y revisionistas es una auténtica traición a la causa de la clase obrera y los pueblos, a la paz y a la democracia.
Los oportunistas votan las medidas, los gastos de guerra y el estado de emergencia, se declaran de acuerdo con la «unión sagrada» con la oligarquía, adoptan la política de opresión de los pueblos, repiten las frases nacionalistas de la derecha y de los fascistas. Se han transformado en un apéndice de la política y la propaganda imperialistas. Por su parte, los revisionistas aconsejan a los pueblos apoyarse en un imperialismo, ruso o chino, para combatir al otro, el de EEUU. Ambos adornan el imperialismo, esconden a los ojos de los trabajadores y los pueblos la política de explotación y opresión de los Estados burgueses y los monopolios capitalistas; ambos traicionan la causa de la revolución y la liberación de los pueblos.
El proletariado revolucionario no se dejará engañar por estos traidores: actuará para denunciar, desenmascarar y derrotar la política de guerra, de terror y de miseria llevada a cabo por el imperialismo y las clases dominantes en cada país.
Exigimos la retirada de todas las potencias imperialistas y capitalistas de Siria, Irak y los otros países de la región, la desmovilización inmediata de todas las tropas extranjeras y el fin inmediato del apoyo a las fuerzas yihadistas.
Reivindiquemos la salida de las alianzas militares belicistas y su disolución, el desmantelamiento de las bases extranjeras, de los EEUU y de la OTAN en nuestros países.
Decimos NO a los gastos de guerra, al rearme y a las medidas de militarización aplicadas por los gobiernos burgueses.
Condenamos la política de cierre de fronteras a los migrantes, el racismo y la islamofobia.
Rechazamos el estado de emergencia impuesto en algunos de nuestros países. Reivindicamos el derecho de manifestación, de reunión y de huelga, defendemos las libertades de expresión y de movimiento. Demos vida a la lucha más implacable de todos los explotados y oprimidos contra los explotadores y los impulsores de la guerra, sobre la base de los intereses políticos y económicos de la clase obrera, y con acciones unitarias.
Damos nuestro apoyo a los movimientos de liberación nacional y social de los pueblos oprimidos, sustentando el derecho de las naciones oprimidas a la libre autodeterminación, incluyendo la separación.
Peleamos contra el nacionalismo y el chovinismo, y llamamos a la solidaridad internacional de los obreros, los trabajadores y los pueblos.
Por el frente común de lucha de la clase obrera y de los pueblos oprimidos del Próximo Oriente, de África, de Asia, de América Latina y de todo el mundo contra el imperialismo, la reacción y el fascismo.
¡Frente a la barbarie imperialista y capitalista, la única solución es la revolución y el socialismo!
Diciembre de 2015
Comité de Coordinación de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas (CIPOML)