Pero ¿es Syriza una alternativa real?
Comunicado de Piattaforma Comunista (ITALIA)
A pesar de los alarmismos y las injerencias de la Comisión Europea, Syriza ha ganado las elecciones en Grecia, recogiendo la voluntad de cambio de vastos sectores sociales masacrados por las políticas de austeridad, que en los años pasados han dado vida a grandes luchas, con decenas de huelgas generales.
Ha sido un voto masivo contra la troika UE-BCE-FMI, que ha anulado las conquistas de los trabajadores con los «memorandos»; contra los viejos partidos burgueses que han aplicado durante años las medidas neoliberales.
El partido de Tsipras, que se define de «izquierda radical», tendrá un papel fundamental en el próximo gobierno, que sin embargo surge sobre la base de la alianza con un partido nacionalista de derecha, que podrá chantajear a Syriza en cualquier momento.
La primera pregunta que debe hacerse es: ¿cuál es la naturaleza de clase de Syriza?
Syriza tiene un apoyo de clase, pero la composición social de sus casi 30.000 miembros es en su mayoría pequeñoburguesa, con muchos jóvenes e intelectuales. Por lo que atañe a su grupo dirigente, es expresión de una parte de la burguesía no oligárquica griega y de la pequeña burguesía socialdemócrata de izquierda, heredera del «eurocomunismo» (una variante del revisionismo moderno).
Observemos su programa: reestructuración de la deuda griega, plan de inversiones públicas, sostén a pequeñas y medianas empresas, reducción de los impuestos que golpean a las capas populares, gradual restablecimiento de salarios y pensiones, ayudas para las familias en dificultades económicas, electricidad gratis a los pobres, reconstrucción del “Estado del bienestar”, etc. Se trata evidentemente de un programa mínimo demócrata y reformista, de tipo neokeynesiano, con el objetivo de aliviar las consecuencias de la crisis y de la política de austeridad antipopular, no para acabar con sus causas.
Para tranquilizar a los acreedores internacionales y los electores moderados griegos, el ingeniero Tsipras ha asegurado que Syriza «no quiere el fracaso, sino la salvación del euro», explicando así que su objetivo no es liberar al pueblo griego del yugo de la deuda ilegítima, sino aliviarlo, para volver a hacerlo sostenible.
Sin embargo, Tsipras ha afirmado explícitamente: «Pertenecemos a Occidente […], a la UE y a la OTAN. Esto es indiscutible». Las declaraciones de «sintonía» con el neoliberal Renzi, realizadas después de la victoria electoral, completan el cuadro.
El partido de Tsipras no tiende a separar a Grecia de la dominación imperialista, sino a renegociar su dependencia. No representa una alternativa revolucionaria al capitalismo, sino que es una alternativa interna al sistema. Esto tiene que estar claro, para evitar dolorosas desilusiones.
Igualmente claro es que, en el escenario actual, la victoria de Syriza choca con la política seguida hasta ahora por la oligarquía financiera, destaca el carácter antidemocrático de la UE, levanta esperanzas y puede crear un entorno más favorable al desarrollo de la movilización popular, también en Italia (donde muchos responsables de las derrotas obreras se suben ahora al carro de Tsipras…).
Los comunistas deben tener en cuenta todo esto y saber aprovecharlo para hacer avanzar, una etapa después de la otra, la lucha de clase de los explotados y los oprimidos, representando el futuro del movimiento.
De qué manera Syriza gobernará; si podrá, y cómo, realizar medidas serias a favor de las masas populares sin solucionar el problema de la dependencia económico-política-militar del imperialismo, sin negarse a pagar la deuda entera, sin salir de la UE y del euro, sin destruir el poder de los monopolios financieros; si acabará desgastada en las negociaciones de Bruselas, los condicionamientos que sufrirá, lo valoraremos según los principios y la táctica elaboradas por el marxismo-leninismo.
En todo caso, pondremos siempre en primer lugar los intereses proletarios, considerando también los peligros consiguientes de la frustración de las masas después de la experiencia de gobierno de fuerzas socialdemócratas (no olvidamos que los neonazis de Aurora Dorada son el tercer partido…).
Pero una cosa hay que decir de inmediato: el cambio dependerá de la capacidad de movilización y organización revolucionaria de la clase obrera y de los otros trabajadores explotados. En tal sentido, es fundamental una política de unidad y lucha con los obreros y las masas organizadas e influenciadas por la socialdemocracia y el reformismo, de diferenciación y contraste con sus jefes.
Al mismo tiempo, es indispensable ofrecer todo nuestro apoyo internacionalista a la clase obrera y al pueblo de Grecia contra las intromisiones, las amenazas y los chantajes de la Comisión Europea y de las potencias imperialistas, contra las tentativas reaccionarias internas, en defensa de la soberanía, de la independencia y de la libertad del pueblo griego, que podrán ser conseguidas sólo con una lucha de masas y una política revolucionaria dirigida a derribar la dominación imperialista y la burguesía local. ¡Así se escribirá la Historia!
26 de enero de 2015
Plataforma Comunista – por el Partido Comunista del Proletariado de Italia