C. Hermida
Hace 81 años, el 2 de febrero de 1943, tras una durísima batalla de varios meses, el ejército alemán sufrió una derrota catastrófica en Stalingrado. Fue el principio del fin de los criminales planes de dominación mundial de Hitler. El heroísmo sin límite de las Fuerzas Armadas de la URSS, el inmenso sacrificio de los comunistas y del pueblo soviético, unidos en torno a Stalin, fueron los artífices de una victoria memorable que cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial.
Decenas de millones de hombres y mujeres en todo el mundo, en los países beligerantes y en los neutrales, estuvieron pendientes de esa batalla en la que prácticamente se jugaba el resultado de la guerra. Y cuando el mariscal Von Paulus se rindió a los mandos del Ejército Rojo, una inmensa ola de alegría y esperanza se extendió entre todos los antifascistas. Tras años de derrotas en los campos de batalla, el ejército alemán, que tantos países europeos había ocupado y tanto sufrimiento infligido, había sido derrotado. Y no era una derrota cualquiera, sino una catástrofe militar de la que los alemanes ya no se repondrían.
Aunque todavía quedaba un largo trecho para el final de la contienda, y los sacrificios serían inmensos, Stalingrado significó un cambio radical en el rumbo de la guerra. La victoria de las tropas soviéticas reavivó la resistencia en los países ocupados por los nazis, devolvió la fe en la victoria a los que la habían perdido y sembró el desconcierto entre los dirigentes nazis.
En este aniversario, los comunistas y todos los trabajadores rendimos homenaje a quienes lucharon y vencieron en Stalingrado; a todos los caídos en una batalla que es, sin duda, uno de los episodios más trascendentales del siglo XX.
Las tergiversaciones y mentiras vertidas durante decenios por los profesionales del anticomunismo no han conseguido borrar el significado histórico de Stalingrado. El nombre de esta ciudad, que de forma vergonzosa pasó a denominarse Volgogrado en 1961, permanecerá siempre en la memoria histórica de todos los hombres y mujeres antifascistas.
En la derrota del nazismo la Unión Soviética desempeñó el papel decisivo. En el Frente del Este fueron destruidas la mayor parte de las divisiones alemanas, aniquiladas las mejores unidades de la maquinaria bélica hitleriana. Sin la resistencia soviética, Hitler habría ganado la guerra e impuesto la barbarie racista en el mundo. Reconocemos el esfuerzo de militar de Estados Unidos y el Reino Unido, pero en Normandía no se decidió el conflicto bélico.
En este día memorable, expresamos nuestra admiración, respeto y agradecimiento a quienes en Stalingrado doblegaron al nazismo.