Redacción
Una gigantesca, impresionante e histórica manifestación ha recorrido ayer 29 de junio Málaga, contra la especulación inmobiliaria, el turismo de masas y todo lo que representa el derechista Paco de la Torre del PP.
La manifestación, convocada por el Sindicato de Inquilinos y apoyada por 47 entidades sociales, arrancó a las 11:30 horas en la plaza de la Merced y recorrió el Centro Histórico. El 29 de junio pasará sin duda a la Historia porque muchos malagueños se han cansado de la negligente gestión de unos políticos que centran todos sus esfuerzos en que el flujo turístico aumente sin medida. De cargos electos se han transformado en pocos años en gestores inmobiliarios y de grandes paquetes turísticos. Que los turistas y cruceristas no dejen de venir… y se produjo la ‘riá’ que ahogó esta ciudad.
Las consecuencias de este modelo descerebrado, basado en las ganancias rápidas para una minoría y en el desplome generalizado de los sueldos para la mayoría, están siendo demoledoras. ¿Cómo podemos tener más pisos turísticos que Barcelona?, ¿cómo puede decir nuestro alcalde que, teniendo un sueldo, no es difícil encontrar un alquiler en esta ciudad?, ¿tan ajeno está a la vida real? Son las preguntas que miles de malagueños se hacen y les ha llevado a manifestarse.
Asi se organizó la manifestación del 29J
Durante meses, la unidad de varias decenas de organizaciones vecinales llevó una extensa difusión en redes sociales y a través de carteles y asambleas en los barrios anticipando la convocatoria del 29J, una movilización inédita en Málaga por el derecho a la vivienda que este sábado ha desbordado el Centro de la capital.
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Bajo el lema “Málaga para vivir, no para sobrevivir”, más de 25.000 manifestantes se lanzaron a la calle para denunciar la complicada situación del mercado de la vivienda que afronta la capital malagueña, que sigue ocupando los primeros puestos en los rankings nacionales en cuanto a la escalada de precios, así como los procesos de turistificación que empezaron en el primer distrito de la capital y que se extienden ya hasta los barrios, con la proliferación de viviendas turísticas (han pasado en 8 años de tener 800 pisos turísticos a más de 11.000) o la desaparición del comercio tradicional con la reconversión de locales comerciales.
Esta marcha, convocada por el Sindicato de Inquilinas y apoyada por 47 entidades sociales -entre ellas Incide, Inpavi, Fundación Ochotumbao, Málaga Acoge, Oxfam Intermon, CEAR o Kellys Andalucía-, partió de la plaza de la Merced, donde se vivieron momentos de tensión con la irrupción del grupo ultra Málaga 1487.
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Este grupo ha irrumpido al comienzo de la movilización proclamando “viviendas sociales para los nacionales” y portando banderas monárquicas y una pancarta en la que se leía “Málaga para los malagueños”. Los convocantes, el Sindicato de Inquilinas y miembros de la Invisible, les han cortado el paso y les han impedido seguir la marcha hacia la calle Alcazabilla. “Fuera fascistas de nuestros barrios”, gritaba el resto de manifestantes, que han rodeado al grupo fascista, a los que han tildado de “provocadores”. “Cuando toda la comitiva los ha adelantado, el grupo se ha acabado marchando”
Un incidente que no fue a más, en el que no llegó a intervenir la Policía y que no impidió a la movilización seguir su camino hacia el Paseo del Parque y la Alameda, donde los manifestantes coparon toda lo ancho de la vía al grito de “Málaga se agota”, “El turismo o la vida” e interpelaciones directas tanto a la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de la Junta de Andalucía -AVRA macabra, nos dejaste sin casa-, al alcalde de Málaga -”Paquito dónde está, Paquito está vendiendo lo que queda de ciudad- o a los propios turistas -”You’re not renting an Airbnb, you´re renting a home”-, estos últimos, atónitos ante el paso de la manifestación.
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En la Alameda, la cabecera giró hacia Puerta de Mar, rodeando todo el mercado de Atarazanas en dirección a la Tribuna de los Pobres. En este enclave, la comitiva hizo un alto en el camino para escuchar a la comparsa “La malagueñíssima” que se sumó a la protesta con sus versos carnavaleros. “Malagueño vete a vivir a la periferia”, cantaban desde las escalinata de la Tribuna. “Aquí siempre podrás volver como turista”.
Bien adentrado ya el mediodía, la movilización ocupó el eje entre Carretería y Álamos, que se ha convertido en un símbolo de las protestas contra la turistificación por la acumulación de viviendas y apartamentos turísticos, así como negocios orientados a esta industria como los “lockers”, los locales equipados con consignas para guardar maletas. Aquí el momento icónico lo protagonizó una señora que saludaba desde su balcón mientras los manifestantes le coreaba “¡vecina, vecina!”.
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“Los vecinos del Centro llevamos ya años sufriendo expulsión directa del barrio por muchos motivos, uno de ellos son las viviendas turísticas que ha catalizado todo y ha acelerado la expulsión a velocidad de vértigo”, criticó Carlos Carrera, el presidente de la Asociación de Vecinos Centro Antiguo, una entidad que lleva años denunciando los problemas de convivencia que arrastra el casco histórico con estos alojamientos y el ocio nocturno.
Finalmente, la marcha desembocó en la plaza de la Constitución, donde se leyó un manifiesto y se volvió a reivindicar que “¡Málaga no se vende!”.
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Nuevo ciclo de luchas vecinales: recuperar la ciudad
Las 25.000 personas reunidas suponen para el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos “un punto de inflexión ante el modelo d e ciudad actual y la situación de la vivienda”. “El 29J no ha sido sólo un éxito rotundo, sino que es ya un hito. El primer hito de un nuevo ciclo de luchas vecinales y urbanas por recuperar la ciudad en la que vivimos y en la que trabajamos. ¡Nos quedamos!”, aseguran en un comunicado en el que la asociación hace balance de la movilización.
“El colapso turístico y rentismo carroñero no es un fenómeno meteorológico, no surge por generación espontánea, es el resultado de un modelo de ciudad planificado para explotar y, a la vez, expulsar a su vecindad. El uso residencial de una ciudad está concebido para que la gente viva, pueda pasear, descansar, comprar botones, barras de pan o una llave inglesa, así como para acudir a un centro de salud, una biblioteca de barrio o un centro cultural. Esto, hoy, nos lo han arrebatado; resulta imposible porque el uso residencial ha sido sustituido irregularmente por el de hospedaje, porque el modelo de ciudad rentista se mantiene con los alquileres abusivos e impagables de los inquilinas e inquilinos explotados, y porque en esa ciudad no tiene cabida la vecindad”, afirman. Un ejemplo a seguir.